El arte de Andrea Levy para cerrar filas con Casado
“La política puede ser una canción, un libro o un cuadro”. El entrecomillado pertenece a Andrea Levy, en una sugerente entrevista que hace unos años mantuvo con Ethic. Que la cultura es política puede reconocerse desde hace 25 siglos, cuando el arte sirvió como propaganda de la helenización durante la conquista mediterránea. La difusión de la belleza del arte griego determinó el proceso de dominación cultural griego. Lo que no parece tan claro, a pesar del testimonio de la responsable del Área de Cultura del Ayuntamiento de Madrid, es que la política sea un acto cultural.
Entre los titulares de aquella charla con Andrea Levy hoy llama la atención una frase que podría haberse autodestruido este domingo en la cuenta personal de Twitter de la propia Andrea Levy. Para aclarar los límites de la política como cultura, Levy indicaba: “Pero es importante que no hagamos una política estética, solo comprensible para los políticos, con un lenguaje esotérico y sobre temas que solo nos interesan a nosotros mismos”. Dando por hecho que las redes sociales sirven como plataforma política para los mensajes de los gestores de lo público, Levy difundió el pasado domingo cuatro imágenes de cuatro cuadros que podrían encajar a la perfección en esa categoría de política estética comprensible “solo para los políticos”.
Los domingos de la responsable del área de cultura de Madrid son una suerte de Guía del Ocio, en los que la política del PP suele dedicarse a recomendar libros o películas. Pero este domingo no era uno más: el PP estaba a la gresca porque la Comunidad de Madrid había adjudicado a dedo, en el peor momento de la pandemia, una compra de 1,5 millones de euros en mascarillas a un amigo de los hermanos Díaz Ayuso. ¿En qué lado se sitúa Levy en la guerra civil de los populares? El jueves pasado (un día después de que se desatara la tormenta en Génova) cerró filas, de nuevo en su Twitter: “Siento gran orgullo de formar parte del equipo de Pablo Casado que ha trabajado sin descanso por el PP y que será el mejor presidente para España”.
Muera Esquilache
Así llegamos a este domingo: riña a garrotazos en el PP, Génova tomada por miles de partidarios de Isabel Díaz Ayuso gritando “¡Casado, dimisión!” y Andrea Levy, en Twitter. Levy también es la presidenta del Comité de Derechos y Garantías del PP y como tal es la encargada de despachar el expediente abierto a la presidenta de la Comunidad de Madrid. Mientras desde las ventanas del despacho del presidente del PP se podía ver la marabunta de insurrectos, ella publicó una imagen del cuadro Motín de Esquilache, atribuido a Goya y fechado en 1767, un año después de los hechos que inspiraron el cuadro. La pintura lleva sin exponerse desde 1925, como indica la Fundación Goya en Aragón. El asunto del lienzo se conoce por una pancarta que sostiene una de las figuras: “¡Muera Esquilache!”.
La revuelta de Madrid sucede tras publicarse la norma municipal que pretendía regular el modo de vestir de los ciudadanos, además de la abolición de la orden jesuita. En la pintura de Goya, la calle está tomada por el pueblo, protagonista de la revuelta. Y en el centro, un escenario donde aparece un religioso. A la derecha, un hombre arrodillado recorta una capa. Al fondo, la silueta de los edificios madrileños. Goya se interesaba por asuntos del momento, por hacer de la pintura algo inmediato y dar testimonio a la actualidad. Su reacción contra el academicismo había empezado bien temprano. El descontento del pueblo logra el destierro del político del ministro y la supervivencia del rey.
El pueblo quiere a Esquilache fuera, pero ¿qué quiere Andrea Levy? Un par de tuits después utiliza un comentario de una usuaria y lo retuitea: “Yo no me manifestaría nunca contra la sede de mi partido ni contra la sede de mi empresa. Para mí no gana Ayuso ni Casado. Para mí ha perdido el PP”. Si entendemos que Levy está en contra de la manifestación popular como declara esta usuaria y la revuelta en Génova es contra Casado, deberíamos entender que ha usado la imagen del motín para ir en contra de la revuelta contra Casado. Y esto llevaría a una lectura iconográfica mucho más delicada para la propia Levy: ¿está pidiendo que caiga Teodoro García Egea, el nuevo Esquilache, para salvar a Casado?
En la cabeza de Levy
No es sencillo entrar en la cabeza de alguien como la responsable de cultura en el consistorio madrileño y elucubrar qué mensaje ha querido mandar a sus votantes con estas publicaciones, en las que ha evitado añadir cualquier comentario. Importa recordar en este batiburrillo iconográfico de Andrea Levy que ella misma ha reconocido en Facebook que uno de sus cuadros favoritos es Doña Juana la loca, pintado en 1877 por Francisco Pradilla. El monumental lienzo que cuelga en el Museo del Prado es una reivindicación del techo de cristal contra las mujeres, incapaces de gobernar porque ellos consideran que ellas priorizan los asuntos del corazón frente a los de la razón... Ese es el mito de Juana de Castilla, encarcelada medio siglo y toda su vida en Tordesillas —acusada de locura de amor por Felipe I— por su padre, Fernando II, y su hijo, Carlos I, y apartada del poder político.
En este arte de la política estética comprensible “solo para los políticos” siguió mandando mensajes encriptados y en el límite de la coherencia con las historias que pretendía utilizar. Llegó El entierro del conde Orgaz (1587), de El Greco, una de las obras más reconocidas del pintor cretense. El cuadro presenta el milagro según el cual san Esteban y san Agustín bajan a la Tierra para enterrar personalmente a Gonzalo Ruiz de Toledo, señor de la villa de Orgaz, por su vida ejemplar. En ese sentido y, a pesar de la escena anterior en la que se salva el presidente del PP, ¿Andrea Levy da por hecha la muerte del piadoso y benefactor de la parroquia, Pablo Casado?
En el último acertijo artístico, Andrea Levy sube un cuadro alusivo a Mariana Pineda (1804-1831), referente liberal y ejecutada en el garrote vil por Fernando VII. Un fragmento de la portada del libro de José Luis Olaizola dedicado a este personaje. La heroína granadina fue condenada a muerte por un delito de rebelión contra el orden y la monarquía. Habían encontrado en su casa una bandera morada con un triángulo verde en el centro y letras bordadas en tono encarnado con las palabras: “Libertad, igualdad y ley”. Un lema masón que bastó para apresarla y ajusticiarla por negarse a delatar a sus compañeros liberales. “Nunca una palabra indiscreta escapará de mis labios para comprometer a nadie”, dijo Mariana Pineda, que prefirió la “muerte gloriosa” a cubrirse de oprobio por delación.
¿Está comparando Levy a Isabel Díaz Ayuso con Mariana Pineda? Si fuera así estaría mandando un mensaje claro a la presidenta de la Comunidad de Madrid, que acosa el liderazgo de Pablo Casado sin paños calientes: “La situación es muy grave y cada día peor. Nos desangramos, nos hundimos en las encuestas. La situación actual del PP es insostenible”, mantiene Díaz Ayuso. Una buena heroína liberal no delata a sus compañeros... ni para librarse de una muerte injusta.
Una hora más tarde a la publicación de las tres imágenes anteriores, Levy comparte La pradera de san Isidro (1788), el extraordinario boceto para tapiz realizado por Goya y en el que los madrileños disfrutan de su ciudad en paz, sin molestias ni molestar...
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