La famosa exhibición itinerante de cuerpos plastinados de Gunther Von Hagens, el artista alemán al que ahora llaman “Doctor Muerte”, siguen despertando una mezcla de asombro, fascinación y rechazo allá donde van. Pero, de los muchos intentos por cerrar Bodies: The Exhibition que ha habido desde que se estrenara en Japón en 1995, el último es el más original.
Jan Cizinsky, concejal del Distrito 7 de Praga, ha encontrado un cementerio donde quiere enterrar los 20 cuerpos y los otros 300 restos humanos que acompañan la muestra, incluyendo órganos, músculos y varias extremidades. Para hacerlo, se vale de una antigua ordenanza funeraria que establece que todos los difuntos que entran en la ciudad deben ser enterrados a la mayor brevedad posible, independientemente de su origen.
Aunque se trata claramente de una medida higiénica, la ley no contempla diferencias entre el cuerpo que llega “al natural” y el que viene plastinado, el método patentado por Gunther, y utilizado para la exposición.
La famosa técnica de preservación de material biológico del alemán consiste en sustituir los líquidos y lípidos naturales del cuerpo por resinas elásticas de silicona y materiales rígidos. Los cuerpos quedan rígidos como modelos de plástico, pero preservando las estructuras anatómicas necesarias para su propósito.
¿De dónde sacan los cuerpos exactamente?
La famosa franquicia de von Hagens, una reencarnación actualizada y desenfadada de los modelos anatómicos de los siglos XVII y XVIII, combina lo didáctico con lo morboso, incluyendo comparativas de órganos enfermos y sanos y dioramas con cuerpos ejercitando sus músculos. Bodies ha sido visitada por más de 44 millones de personas en todo el mundo, según datos de la organización.
En muchos casos, el rechazo a la muestra tiene un origen religioso: hay quien piensa que explota o mancilla los cuerpos de los difuntos, que son plastinados en una fábrica . En 2009, la corte suprema francesa prohibió la exhibición de restos humanos por ser una afrenta a la dignidad humana. En los años siguientes, la prohibieron en Israel, Hawai y Seattle, con el mismo argumento.
Otros argumentan que el origen de los cuerpos es dudoso. Los programadores compran los restos a compañías chinas que se ocupan de “prepararlos” para las exhibiciones. Muchos sospechan que son los cadáveres de personas pobres, que no han sido identificadas o reclamadas por un familiar. Peor aún, hay quien acusa a la empresa de usar los cuerpos de disidentes chinos torturados y ejecutados.
La organización ha explicado en alguna ocasión que los cuerpos son proporcionados por el cuerpo administrativo de la policía china, un dato que no ha tranquilizado a sus detractores.
Ser o no se un cadáver
Cuando el jefe del departamento funerario de la capital checa, Tomas Kotrly, fue consultado por el concejal del Distrito 7, explicó que los cuerpos de la muestra son claramente y sin género de dudas restos humanos sin enterrar, sujetos a la ordenanza desenterada por Cizinsky.
Aunque no hay castigo o multa establecidos para aquellos que incumplen la ley, sí establece que los restos no identificados “deben ser enterrados sin dilación, y es responsabilidad del alcalde hacer que se cumpla. Por su parte, la alcaldesa de Praga, Adriana Krnacova, asegura que la empresa responsable tiene todos los permisos y que no la puede cerrar
No tienen las de ganar: En Berlín, el Tribunal Administrativo consideró en 2014 que los cuerpos plastinados no necesitan ningún permiso especial para cumplir con la ley de servicios funerarios porque no son cadáveres en el sentido legal. La empresa productora JVS Group y su comisaria Kveta Havelkova lo saben, y dicen que están encantados, porque el escándalo les da publicidad. La cuestión de cuándo una persona se convierte en cadáver está sujeta a la evaluación médica. La de cuándo un cadáver pasa a ser objeto es más filosófica y difícil de concretar.
De momento, la muestra sigue abierta hasta el 23 de julio. En su página prometen una ventana a “la fascinante vida de nuestro cuerpo más allá de piel, de la cabeza a los pies”.