Los fotógrafos se unen para reclamar un Centro Nacional de la Imagen

Peio H. Riaño

25 de mayo de 2021 22:06 h

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Es una deficiencia histórica: España no rinde homenaje a sus fotógrafos. No existe un centro que conserve su trabajo y lo reivindique con exposiciones temporales. Las investigaciones que se realizan sobre la sobresaliente tradición fotográfica española son iniciativas particulares que, muchas veces, surgen por casualidad de un cubo de la basura o un puesto del rastro. “No somos nada”. Las comillas son del portavoz de la Plataforma para la creación del Centro de Fotografía e Imagen, que presenta este miércoles en el Círculo de Bellas Artes de Madrid su manifiesto ante la pasividad de las instituciones públicas con la conservación del arte fotográfico.

La misión de la asociación es la creación de este centro para “que proteja nuestro patrimonio, expanda la cultura visual y aliente la nueva creación contemporánea”, tal y como reconoce en sus criterios fundacionales esta asociación que nace para estimular la creación y que está formada por más de un centenar de profesionales, entre los que figuran 15 Premios Nacionales de Fotografía. 

La creación de un centro de estas cualidades es una reivindicación que tiene más de una década, pero que las sucesivas crisis han ido enterrando en los cajones y apartando de las prioridades del Ministerio de Cultura. El primero en escuchar la reclamación del colectivo fue César Antonio Molina, ministro de Cultura con el presidente José Luis Rodríguez Zapatero, quien encontró en una abandonada Tabacalera (Madrid) el lugar perfecto para levantarlo. Eran 30.000 metros cuadrados de museo y 30 millones de presupuesto, que ya tenía hasta proyecto arquitectónico para transformar el edificio, adjudicado a Fuensanta Nieto y Enrique Sobejano. Aquel Centro Nacional de Artes Visuales, con espacio para el Museo del Cine, el Museo de la Fotografía y el Instituto de Creación dedicado al Videoarte, se encontró con las consecuencias de la crisis financiera y con el ministro de Hacienda, Pedro Solbes, que acabaron con el sueño. El presidente destituyó a Molina a los cinco meses de presentar a los medios el proyecto y su sustituta, la cineasta Ángeles González–Sinde, no recogió el testigo.

Una década después y una crisis económica más, la idea resurge pero esta vez de la mano de los propios creadores. Para Ramón Masats no hay duda: “El museo tendía que existir de la misma forma que hay museos de pintura. La fotografía necesita reivindicarse”, explica el referente de la fotografía documental a este periódico, del que la asociación ha tomado la imagen del logo. Hasta el momento el oficio no tenía representación en la mesa sectorial y ahora se han unido como colectivo en una asociación que quiere reunir, como han explicado en público, “el mayor número de adhesiones y contar así con el apoyo suficiente de cara a tener una presencia de peso, y determinante, en los ámbitos de decisión que se puedan crear al respecto con organismos e instituciones públicos y privados”. 

Contacto con el Ministerio  

El grupo formado por Cristina García Rodero, Ramón Masats, Alberto García Alix, Gervasio Sánchez, Juan Manuel Castro Prieto, Nicolás Combarro o Sandra Maunac, entre otros fotógrafos, reclama al Ministerio de Cultura complicidad y que se sume a la causa. Necesitan un centro de titularidad pública desde el que reivindicar la fotografía, explican a este periódico, y así se lo hicieron saber al Ministerio de Cultura en una reunión telemática que mantuvieron el pasado junio con el secretario General del Ministerio de Cultura y Deporte, Javier García Fernández.

Aquel primer encuentro no salió bien y a los fotógrafos se les negaron los planteamientos para rescatar al sector –el Ministerio había excluido a la fotografía de las ayudas específicas anunciadas por el Gobierno para paliar los efectos de la pandemia del coronavirus– salvo la creación del centro. Cultura no se opuso y les emplazó a una nueva reunión para hablar del museo, en la que de nuevo se mostraron receptivos pero se les invitó a buscar cómo hacerlo y a buscar ayuda económica en las Comunidades Autónomas. 

En estos momentos lo más importante es encontrar el lugar con el que volver a soñar con salas para exposiciones temporales sobre la historia de la fotografía o del cine. No quieren un museo al uso, sino un centro en el que haya talleres y seminarios, un lugar donde custodiar los archivos y desde donde difundirlos y reivindicar su importancia; un espacio para poner en valor a las fotógrafas; un complejo en el que analizar las nuevas fórmulas visuales. Las opciones para encontrar el lugar ideal donde desarrollar esa programación pasan por que alguna de las 17 comunidades ponga a disposición de la iniciativa un edificio que reúna las condiciones y se convierta en el eje cultural del arte visual. 

El colectivo tampoco se siente representado en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, donde en 2018 se presentó la exposición Una aproximación a Afal, después de la excepcional donación de la familia Autric-Tamayo, de unas 650 fotografías. No quieren ser un despacho más dentro del organigrama de esta institución para desaparecer entre las cientos de actividades. La fotografía reclama su autonomía para desarrollarse e investigarse y para mantener una divulgación continua sobre la importancia de la disciplina en el arte español.

Desde la plataforma se describe al sector como “desasistido”. Estas son las razones por las que los fotógrafos se ponen en marcha por la defensa del patrimonio visual, ahora corresponde al Ministerio de Cultura responder. Este periódico ha tratado de conocer la postura de la cartera de José Manuel Rodríguez Uribes, pero al cierre de esta edición no ha obtenido contestación. 

Desde la primera reunión con el Ministerio hasta hoy, los fotógrafos se han movilizado y han creado la asociación, la plataforma y un manifiesto en el que se explica por qué la sociedad necesita un Centro de Fotografía e Imagen. También quieren hacer borrón y cuenta nueva y ser positivos en su relación con Cultura para llevar a buen puerto un centro donde rendir homenaje a dos de las artes del siglo XX, el cine y la fotografía, y a la cultura visual del siglo XXI. Aseguran que de todos los países que forman la Unión Europea sólo hay cuatro que no tienen una institución similar –España, Chipre, Malta y Rumanía–, a pesar del importante papel que ha tenido la fotografía en la historia del arte del país.