Un hombre desnudo está sentado con las piernas abiertas en una silla de madera. Mira hacia su corazón. De él emerge otro rostro, el de otro hombre, vestido con un traje negro, que forma parte de él al tiempo que le abraza. Como si fueran uno solo. Como si ambos latieran a la vez, acompasados, compartiendo órganos, vísceras y aliento. Hablando con los ojos cerrados, como si les vinculara un lenguaje interno basado en cada inhalación y exhalación.
Así es Manuel, la obra de Rodrigo Muñoz Ballester que regresa este año a ARCO, la feria de arte contemporáneo más importante de España, en la galería de José de la Mano. La escultura, primera de temática gay de la feria, formó parte de su segunda edición y causó tal revuelo que hubo quienes exigieron su retirada.
“Que haya vuelto a aparecer en el mercado y esté aquí es emocionante”, reconoce a este periódico el comisario de la muestra, Joaquín García Martín, que se explaya en los detalles de la historia que acompaña la pieza. Todo empezó en plena Movida madrileña, en la que el artista conoció una noche al periodista Borja Casani en la sala Rock-Ola. El también editor le dijo que iba a publicar una revista llamada La Luna de Madrid y le preguntó si tenía algún dibujo que pudiera incluir. Rodrigo le habló de que tenía unos bocetos de Manuel, al que en ese momento acababa de conocer.
“Desde su primer número, La Luna empezó a relatar el amor homosexual entre dos señores de la España de principios de los 80, lo cual es milagroso”, valora el comisario. El cómic resultante preside una de las paredes de la sala de la galería. Durante el proceso, Rodrigo empezó a soñar con la imagen de “estar dentro del hombre del que está enamorado y al mismo tiempo abraza”. “Es una forma de tener al ser amado no solo porque está dentro de él y le abraza, sino que lo está rehaciendo”, comenta. Además, en este caso era un amor no correspondido, dado que Manuel era heterosexual. Sin embargo, a través de su obra le consigue: “Le ha hecho hasta suyo pintándole cada uno de sus pelos”.
Tras su paso por ARCO83, la escultura fue vendida a un coleccionista y asesor de la Tate Gallery al que le gustó tanto la obra que decidió instalarla en el dormitorio que compartía con su novio. Allí la tuvieron durante año hasta que el experto enfermó de sida y falleció. “Su familia reaccionó con vergüenza y ocultación. No querían saber nada de su homosexualidad y vendieron la parte de su obra que consideraron vendible... Lo que no, se lo dejaron a su pareja, como Manuel”, comenta el comisario, “pero él no soportó tenerlo y decidió llamar a Rodrigo para devolvérselo”. Así fue como el artista recuperó su escultura.
Joaquín García expone que se convirtió en un “icono de cómo era la vida de un hombre homosexual a finales del siglo XX. Desde una educación que te pone cerca de un objeto de deseo que no podías tener a esos primeros espacios de libertad que estaban reflejados en el cómic”. Se refiere a saunas, cines y discotecas que hoy en día se conocen gracias a la publicación: “Están ahí reflejados, es la única documentación que tenemos”.
También incluye la incidencia del sida. Apenas horas después de la apertura de puertas de ARCO 2024, que podrá visitarse hasta el próximo domingo 10 de marzo, el experto plantea: “Tenemos curiosidad por saber qué va a pasar con Instagram. Sabemos que la censura en estos casos se ejercen más respecto a contenidos genitales que los violentos o poco respetuosos con el otro”.
COSTUS... Y Carlos Lozano
La galería de José de la Mano incluye otras obras que ejemplifican el acercamiento al arte homosexual que se dio en la Transición española. Entre ellas las de COSTUS, seudónimo del dúo formado por Enrique Naya y José Carrero, de los que destaca su pintura figurativa con iconos pop como Alaska, Tino Casal y Lola Flores. En ARCOMadrid se puede ver Chico de Sanlúcar, un retrato semidesnudo de un joven Carlos Lozano. Carlos Forns Bada, Claudio Goulart, Juan Hidalgo, Julujama, Aurèlia Muñoz, Lola Bosshard y Maribel Nazzo son otros de los nombres expuestos en la galería.
“Este proyecto quiere poner en valor el trabajo de hombres que trabajaban en la Transición con una visibilidad sobre su homosexualidad que luego no se ha contado. El momento de recuperar nuestra historia tiene que ver con esto”, recalca el comisario.