Próximamente se cumplirán cuatro años de la muerte de Amy Winehouse. La cantante del norte de Londres fue hallada sin vida la tarde del 23 de julio en su apartamento de Camden. Las pruebas forenses determinaron una cantidad de alcohol en sangre intolerable para su cuerpo (416 mg por decilitro de sangre, cuando el máximo para conducir en Gran Bretaña es de 80 mg/dl). Una de las estrellas más fugaces y brillantes del nuevo milenio que se marchaba a la constelación musical, a la usanza de otros inquilinos instalados ahí desde finales de los 60 y principios de los 70.
La suya fue la crónica en vivo de una muerte anunciada, pero no por ello el varapalo de la noticia resultó menor para una generación no acostumbrada al “vive deprisa, muere joven y deja un bonito cadáver”. Una filosofía, que en el caso de la de Rehab, no se adscribía tanto al carpe diem propio de la década de los 60, sino más como el (d)efecto de encajar en un estatus de estrella de impacto global no esperado.
Al menos esa es la idea que subyace en Amy, documental sobre la artista dirigido por Asif Kapadia (Senna, The Return...) que llega este viernes a la cartelera española precedido por su éxito en la taquilla británica, donde se ha convertido en el documental inglés de mayor recaudación en el primer fin de semana.
Kapadia penetra con éste en la esfera privada de la londinense a través de material de archivo, vídeos domésticos, cortes de entrevistas, conciertos y voces en off que se suman hasta completar el retrato íntimo de la persona que sostenía una de las voces más mágicas, profundas y admiradas de las últimas décadas. Un talento vocal que, lamentablemente, se apagó de forma demasiado prematura.
¿Cómo se involucró en el proyecto?
Alguien de Universal Music, que era fan entusiasta de Senna -mi anterior documental-, me preguntó si estaría interesado en dirigir un documental sobre la cantante. No lo dudé. Dije que sí porque soy un gran fan de la música, vivo cerca de donde ella vivía, y tenía un montón de preguntas sobre por qué terminó como terminó.
¿Cómo logró acceder a todo ese material videográfico íntimo de la cantante?
Pasé mucho tiempo con las entrevistas, hablando con mucha gente. Me llevó casi tres años de trabajo. La clave consistió en ganarme su confianza, una vez me la ganaba en las entrevistas, ellos se mostraban muy dispuestos a entregarme las fotografías y los vídeos domésticos que se pueden ver en la película.
¿Recuerda qué sintió cuando observó por primera vez ese material prácticamente virgen de la cantante?
Me di cuenta de que ella era muy divertida, muy inteligente y encantadora. Ya se apreciaba un gran carácter ahí. Puedes darte cuenta de lo brillante que era con esas grabaciones de vídeo doméstico. Fue un poco el momento en que la gente involucrada en este trabajo nos convertimos en fans de ella, la empezamos a amar.
¿Hubo alguien de su entorno que declinara aparecer en el documental? Estoy pensando en su madre por ejemplo, quien apenas tiene presencia en éste.
No, hice una larga entrevista con su madre pero ella no está bien de salud, sufre esclerosis múltiple. Me pareció una buena persona, pero entiendo que es una persona silenciosa, que prefiere estar alejada de las televisiones, la prensa y los focos. Además creo que tiene un poco de trauma de todo aquel período. Pero la considero una mujer muy dulce y buena.
Viendo el documental, parece que no le haya temblado el pulso a la hora de adentrarse en las horas más bajas de la cantante, mostrando incluso material de Amy y su novio y marido por entonces, Blake Fielder-Civil, consumiendo droga. ¿En algún punto tuvo dudas sobre si debía mostrar este material al espectador?
No, creo que no. Como cineasta tienes que intentar ser lo más honesto posible, y este tema no era un secreto, todo el mundo lo sabía. Lo que no implica que sea una parte del trabajo triste, no es glamourosa, no es 'cool', no es divertida, no hay nada positivo en ello. Era importante enseñar que no hay nada glamouroso en la heroína, en la cocaína o en el crack. La historia es muy desagradable, pero creo que tenía que ser lo más fiel posible a ésta.
Parece que su principal objetivo con el documental es destripar el mito para dar con la persona humana que lo sostenía, cuando en muchos casos es más bien lo contrario.
Sí, quería centrarme en su faceta humana. Amy era una persona muy sencilla. Tenía la clase de problemas que todos tenemos antes de que cayera en el mundo de las drogas. Y con el documental quería desvelar ese lado que la mayoría desconoce, porque así es como era, era una chica hermosa.
Viendo el documental tienes la sensación de que Amy era un ser brillante e intenso del que todo el mundo intentaba llevarse una parte: el padre, los responsables del sello discográfico, los promotores de conciertos, el novio, o incluso los tabloides. ¿Fue así?, ¿cree que esa fue la principal razón por la que ella cayó en el mundo de las drogas?
Es complicado. Es una pregunta muy difícil de contestar. El principal objetivo era explicar qué sucedió en la vida de Amy. Lidió con una situación muy complicada. No hay respuestas simples. Puedes ver el documental pero a la vez no ser capaz de dar con la respuesta correcta de porqué todo eso está pasando.
El padre de Amy, Mitch Winehouse, se ha mostrado disgustado sobre la manera en que es retratado. ¿Qué tiene que decir al respecto?
Mi intención no es la de hacer que todo el mundo parezca 'cool', mi objetivo era hacer un documental sobre ella. Pero no siembro nada contra nadie. Todo se centró en lo que pasaba en su historia. Al fin y al cabo ella es el principal personaje del relato, y he intentado ser lo más honesto posible sobre lo que le sucedía a ella y a su alrededor. Eso fue todo.
Uno abandona la proyección de Amy tocado, impactado por su historia, pero a la vez sintiéndose un poco responsable de lo sucedido. Sintiendo que se podía haber hecho algo para evitar su trágico desenlace. ¿Cree que lo podíamos haber evitado?Amy
Creo que sí. La historia oscura de Amy Winehouse duró lo suficiente como para que todo el mundo la supiera, pero nadie hizo nada para evitarla. A la gente le encantaba ver cómo los cómicos gastaban bromas sobre ella. La gente seguía comprando entradas aún sabiendo que ella probablemente no iba a estar bien. Gente que la buscaba en las discos o visitaba webs solo para verla mal. Creo que en definitiva es también una historia sobre su audiencia. Y de lo cómplice que eres como audiencia, al igual que lo es el periodista, el promotor de la gira o todos los que estuvieran implicados en esta historia.
De seguir Amy viva, ¿cuán lejos cree que hubiera llegado en su carrera musical?
Creo que hubiera sido interesante y grande verla hacer un álbum de hip-hop o uno de jazz, algo diferente. No creo que hubiera querido ser una estrella del pop, creo que no era feliz en ese papel. Y si no en eso, quizás hubiera querido dedicarse solo a la escritura, o escribir para otros. Era brillante. De ese modo se hubiera sacado toda la presión que soportaba.