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Empuñar un arma de fuego en una película: el triple control en España y las diferencias con EEUU

José Coronado en 'No habrá paz para los malvados'

Mónica Zas Marcos

22 de octubre de 2021 23:57 h

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Alec Baldwin ha matado por accidente a una mujer en un rodaje, una tragedia que ha vuelto a poner sobre la mesa el espinoso asunto de las armas de fuego en el cine. Se trataba de Halyna Hutchins, directora de fotografía de la película Rust, en la que trabajaba junto a Baldwin cuando este disparó una pistola que debía ser de fogueo y que resultó estar cargada. El director, Joel Souza, también recibió el impacto, pero ya se encuentra a salvo, según la policía del estado de Nuevo México.

Las características de la muerte de la mujer de 42 años recuerdan a la de Brandon Lee, hijo de Bruce Lee, durante el rodaje de la película El cuervo, en 1993. El actor Michael Massee, que encarnaba a Funboy, apretó el gatillo y salió una bala directa al abdomen de Brandon. Normalmente se usan proyectiles de fogueo, pero eran tan caros que la productora decidió adquirir munición normal y vaciarles la pólvora. Nadie inspeccionó el arma y el resultado fue fatal para el joven actor, que falleció a los 27 años, 17 días antes de su boda y a 8 de acabar el rodaje.

La investigación posterior concluyó que había sido una negligencia a tal escala que no podía señalarse a un único culpable. La productora tuvo que indemnizar con 700.000 dólares a la familia Lee. Casi dos décadas después de la desgracia, Massee confesó que quedó traumatizado y que estuvo de baja por depresión durante más de un año. “Uno nunca se recupera de algo así”, dijo el actor antes de fallecer en 2016.

La hermana de Brandon también se ha pronunciado este viernes por la muerte de Hutchins y ha pedido que se eliminen todas las armas de los set de rodaje para evitar que esta fatalidad se vuelva a repetir una vez más. Pero el debate no es nuevo.

Aunque en Estados Unidos existe el derecho a la posesión de armas de fuego, estas suelen estar muy controladas en las películas. Se usan las llamadas armas reconvertidas, cuya estructura es real pero en su interior llevan salvas en lugar de balas. El encargado de supervisar esto es el props master o jefe de utilería, que está un nivel por encima del jefe del departamento de arte. De él dependen todos los accesorios de la producción, desde su adquisición y organización hasta su uso seguro y responsable.

Los accesorios pueden ser un tenedor, una televisión, un coche o un arma de fuego, que las suministra un armero. También son ellos, junto a los jefes de utilería, quienes acompañan a los actores antes y durante el rodaje de una escena peligrosa. No se pueden considerar atrezo porque son objetos y sustancias manipuladas por los profesionales durante el rodaje.

En el caso de Brandon Lee se usó un cartucho real para rodar un primer plano de la pistola cargándose. Para la escena del disparo a corta distancia, el cartucho tenía que sustituirse por una munición de fogueo, que contiene pólvora pero no dispara proyectiles. La teoría es que una de las balas del primer cartucho se quedó atascada y salió disparada con la pólvora y el fulminante.

“En lugar de usar una bala, las salvas usan fajos de papel, plástico, fieltro o algodón; este trozo de textil garantiza que la pistola obtenga un cierto nivel de llama”, explican dos cineastas australianos que suelen trabajar con armas de fuego en The Conversation. Eso no significa que no sean peligrosas, y quedó demostrado mucho antes del incidente con Alec Baldwin e incluso con Brandon Lee.

En 1984, el actor Jon-Erik Hexum falleció en medio del rodaje de una serie al dispararse en la cabeza con una pistola de salvas. Al parecer estaba jugando a la ruleta rusa, pero la fuerza del jirón de tela fue tal que le hirió letalmente. Los dos expertos de The Conversation reconocen que es tan delicado que últimamente ellos solo la han usado en una escena y en la que no se disparaba contra nadie: “Aun así, hay un armero, un oficial de seguridad y un coordinador de escenas de riesgo. Al menos tres personas que siempre están atentas a las armas en el set”, defienden.

La policía aún investiga el suceso del rodaje de Rust, pero ya han empezado a alzarse las voces en contra de cualquier arma real dentro de los rodajes de cine. “Este es un gran problema de seguridad laboral”, reconocen los cineastas del artículo.

¿Qué pasa en España?

El accidente ha conmocionado al sector cinematográfico del planeta. En España, el actor Tristán Ulloa explica que “existe todo un protocolo para que un actor llegue a empuñar un arma de fuego en la ficción”. Aquí, “el arma es entregada por el equipo de props –como en EEUU– que son quienes deben chequear e incluso mostrar al actor el cargador y la recámara antes de cada toma”. Ulloa se encuentra trabajando en estos momentos en una producción estadounidense en la que usa armas de fuego, “y aun sabiendo que los cargadores son de aire comprimido, la aprensión es inevitable”.

“Es un tema delicado”, comparte Mario de la Rosa, ducho en escenas de acción, entre ellas las de La casa de papel, donde interpreta al agente Suárez. “Hay una diferencia grande respecto a si las armas van a dispararse en el set o no”. En el primer caso, con las llamadas “armas detonadoras”, que producen sonido o expulsan algún material, un equipo de especialistas en armamento se hace cargo de la situación. “Hacen miles de ensayos, se dispara antes al suelo, están muy cerca de ti, se controla hacia donde vas a disparar en el set, te enseñan las recámaras y hasta que los cargadores estén vacíos”, revela el actor, que añade que entre toma y toma, estos coordinadores les retiran las armas con cuidado.

De la Rosa agradece este acompañamiento y lo echa en falta cuando no se da, algo que a veces ocurre con las armas de airsoft usadas solo de atrezo. “Hay gente que lo hace mejor, corrobora que no está cargada contigo y la prueba delante de ti para que todos estemos tranquilos y seguros; y gente que te entrega el arma y ya está”, reconoce. “El 99% de las veces pido hacer la comprobación antes de cada toma. Tengo hasta algo de TOC. Una bolita de esas se puede maldisparar y no te va a matar, pero si te da en un ojo te puedo dejar tuerto”. La otra diferencia con EEUU es que en España se suelen terminar las escenas de disparos con efectos especiales.

El protocolo que mencionan ambos actores está desgranado en una directiva europea. El texto precisa que los países miembros “deben tener la posibilidad de autorizar la adquisición y la tenencia de armas de fuego, componentes esenciales y municiones de la categoría A, cuando sea necesario por motivos educativos, culturales, incluidos el cine y el teatro”. La Spain Film Commission, la asociación principal encargada de los rodajes en España, lo explica así a elDiario.es:

“Está hiperregulado. Es un doble sistema de control. Primero, haces una solicitud a la autoridad competente para obtener armas detonadoras o material explosivo, que suele ser la Guardia Civil o las policías autonómicas. Estas hacen una evaluación para ver si es justificado y, si el técnico te otorga el permiso, en segundo lugar es obligatorio que un experto armero te acompañe durante el rodaje para revisar y verificar continuamente el material. Si además el rodaje se lleva a cabo en emplazamientos militares, ese control es triple”, dice Cristina Gómez desde el departamento de prensa.

“El sistema de control que tenemos en países como Francia, Alemania, España y hasta Reino Unido es sumamente estricto porque está ligado a los permisos de portación de armas. No tiene nada que ver con Estados Unidos”, compara. Gómez asegura que la trazabilidad de las armas y la munición es absoluta desde el momento de la compra, “que se hace a distribuidores autorizadísimos, y hay muy pocos”.

La persona designada para acompañar durante el rodaje hace un informe detallado sobre las escenas en las que se utiliza el arma, quién la toca, cuántas veces y dónde se guarda. “Durante el rodaje es un fastidio, pero lo agradeces porque sabes que tu personal está sumamente protegido y nunca va a pasar algo así”, dicen desde la Spain Film Commission.

Todavía hay muchas lagunas en el caso de Alec Baldwin. Si la pistola debía ser de salvas y tenía balas reales, claramente no se hicieron las comprobaciones necesarias. Se desconoce, además, si el actor estaba rodando o si ocurrió fuera de cámaras, momento en el cual debería haber entregado el arma al prop master. “No hay palabras para transmitir mi conmoción y tristeza por el trágico accidente que se cobró la vida de Halyna Hutchins, esposa, madre y colega, profundamente admirada”, ha tuiteado Baldwin horas después del accidente.

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