El ballet ruso pende de un hilo en España: Mérida rectifica y el Real se lo piensa
Los primeros espectáculos rusos han empezado a caer en España. El Festival de Mérida comunicó el pasado lunes a la representante del Ballet de San Petersburgo que ya no inaugurará la edición de 2022 con Espartaco, según ha conocido elDiario.es. Lo ha desvelado Tatiana Solovieva, productora rusa afincada en España y organizadora de giras internacionales para compañías de artes escénicas rusas. La dirección del evento rechaza hablar de cancelación, puesto que la programación aún está abierta y no hubo contrato con el Ballet, pero tampoco desmienten la noticia.
“Le dije al director del Festival de Mérida [Jesús Cimarro] que en la compañía prácticamente no hay gente con pasaporte ruso”, cuenta la empresaria. “Respondieron que la decisión desde arriba es que los rusos no actúan”, asegura. Solovieva alega que, si bien sus bailarines pertenecen a la escuela rusa de ballet, tienen pasaportes de “todo el planeta”: Ucrania, Moldavia, República Checa, Italia y España. “Propuse cambiar el nombre y poner el mío, que sea el ballet Espartaco, producción de Tatiana Solovieva, pero me han dicho que no”, desvela. El Ballet de San Petersburgo tenía prevista una gira europea que, según su representante, ha sido totalmente cancelada.
Mientras se sucede la cascada de cancelaciones a compañías y espectáculos rusos en toda Europa, el Teatro Real mantiene anunciadas y a la venta las localidades para las seis funciones del ballet Bolshoi en mayo. A la compañía estatal más importante y prestigiosa de Rusia se le están acumulando las cancelaciones en grandes instituciones europeas. El Royal Opera House de Londres anuló hace días una residencia prevista del 26 de julio al 14 de agosto. También les han cancelado las proyecciones grabadas de El lago de los cisnes en todo Reino Unido, Irlanda y Grecia. Pero estas medidas no solo afectan a los bailarines del Bolshoi.
El teatro Scala de Milán despidió a su director de orquesta, Valery Gergiev, por negarse a condenar la invasión de Ucrania. La soprano Anna Netrebko suspendió sus conciertos en Dinamarca por recibir supuestas presiones para oponerse a las acciones de Vladimir Putin. Ambos se han mostrado en el pasado próximos a la figura del presidente y a ciertas políticas. Solovieva tampoco oculta su opinión pro-Rusia, pero dice que el Festival de Mérida no le ha pedido posicionarse.
“¿Qué tiene que ver el arte con la política? Mi arte no va a ser mejor o peor si me posiciono”, dice la productora. El primer artista cancelado en España fue el pianista ruso Denis Matsuev en el Palau de la Música de Barcelona, donde tenía previsto actuar el próximo 5 de marzo. Matsuev fue condecorado por el presidente Putin en 2018 y en 2014 firmó un documento público de apoyo a la invasión de Crimea por parte del ejército ruso.
A la expectativa en el Teatro Real
El espectáculo ruso más relevante que está previsto próximamente en España es el del Ballet Bolshoi entre el 21 y el 27 de mayo en el Teatro Real de Madrid. Son seis funciones que acogerán a un aforo aproximado de 1.900 personas cada una y para las que prácticamente no quedan entradas.
Fuentes del Real aseguran que todavía no han tomado una decisión institucional sobre si mantendrán a la compañía rusa en la programación de mayo. No esconden que es una decisión difícil, pero están estudiando las relaciones contractuales. El Teatro Real tiene diversos órganos: un consejo asesor, un consejo internacional y un consejo diplomático. A este último, encargado de consolidar la imagen del Teatro Real fuera de las fronteras, pertenece el embajador de Rusia en España.
De no cancelar, el Real iría en sentido opuesto al de gobiernos como el irlandés y el griego e instituciones como la Royal Opera House. No obstante, aseguran que en los próximos días mandarán un comunicado con la decisión correspondiente. En caso de cancelar, dicha nota contemplará el método de devolución de las entradas y quizá un nuevo espectáculo que sustituya al Bolshoi en esas fechas.
Hace unos días, el Teatro Real sacó a escena una bandera de Ucrania en la última función de El ocaso de los dioses, que cerraba su tetralogía sobre Wagner. El director de escena consideraba que la última escena era una alegoría sobre cómo las luchas de poder pueden llevar a la autodestrucción de la humanidad y uno de los tenores propuso a la dirección artística del teatro sacar la bandera de Ucrania en homenaje a las víctimas. “Pero a todas las víctimas, no solo las ucranianas”, precisa el Teatro. Tampoco ven que haya relación entre ese gesto y mantener al Bolshoi porque la primera fue “una decisión artística, no institucional”.
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