Beyoncé arrebata el trono a Anna Wintour y consigue que Vogue fiche al primer fotógrafo negro en 126 años
“Vogue dice que cuanto más delgada, mejor”, criticaba Beyoncé en su canción Pretty Hurts. Si había alguien capaz de remover los cimientos de la sagrada escritura de la moda, esa era la cantante, que acaba de conseguir un contrato sin precedentes con la revista más poderosa del planeta, según ha adelantado en exclusiva la edición norteamericana del Huffington Post.
Beyoncé será la protagonista de la portada del próximo número de septiembre, de su reportaje interior y de los despieces que ella misma redactará entre las fotografías. Sí, la diva del RnB se ha impuesto sobre los periodistas de Vogue para decidir qué se destaca y qué no en la edición más importante del año, pero no solo eso. También ha conseguido que la revista fiche, por primera vez en 126 años, a un fotógrafo negro.
El elegido es el prometedor joven de 23 años Tyler Mitchell, recién graduado por la facultad de Artes de la Universidad de Nueva York. “Represento a los negros y a las personas racializadas de una manera real y pura”, dijo Mitchell en una entrevista a The New York Times en diciembre, cuando ya había conseguido impacto mediático por sus campañas para Marc Jacobs y Givenchy.
La elección, según han reconocido fuentes cercanas a la redacción de Vogue, está lejos del gusto de Anna Wintour, más tendente a contratar a fotógrafos veteranos con una trayectoria de prestigio. “La razón por la que un fotógrafo negro de 23 años va a fotografiar a Beyoncé para la portada de Vogue es porque la propia Beyoncé utilizó su poder e influencia para conseguirle esa tarea”, admitieron esas mismas personas al Huffington Post.
Esta cesión de poderes por parte de la directiva es algo insólito teniendo en cuenta su ya conocido carácter controlador. Aún más si, como afirman ciertos rumores, se trata del último septiembre de Wintour al frente de la revista tras más de 30 años.
Beyoncé ya fue portada de Vogue en 2015, pero aquel contrato distaba bastante de las clausulas que ha negociado tres años después. Aunque la sesión fotográfica corrió a cargo de Mario Testino, un colaborador asiduo de la revista y señalado por The New York Times por supuestos abusos sexuales, la cantante firmó que no ofrecería ninguna entrevista para las páginas interiores, algo nunca antes visto. Y tampoco se prestará a ello en la de septiembre, más allá de los despieces “largos” que ella misma redactará.
Independientemente de la aplaudida decisión de romper con la tendencia blanca de una de las publicaciones de moda con más conflictos raciales del mundo, la línea marcada por Beyoncé es preocupante a nivel periodístico. Es la muestra de cómo el star system mediático no tiembla al hacerse con el control editorial de su imagen y de cómo los medios de comunicación han empezado a hacer concesiones sin parangón. Si por lo menos sirven para aupar talentos invisibilizados por el racismo cultural, bienvenidas sean.