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“Black Mirror”, variedad para reflexionar sobre lo real y lo imaginario

EFE

Londres —

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Carteles para paliar el cáncer, una cinta VHS gigante de '2001: Odisea en el espacio' y un puente quemado y semiderruido. No, no es un mundo postapocalíptico, es la exposición “Black Mirror”, que se inaugura mañana en la Saatchi Gallery en Londres.

Quizás lo primero en lo que se piense al escuchar “Black Mirror” sea en la popular serie de Netflix, pero esta muestra, en la que se juega con elementos similares, que invitan a discernir el límite entre realidad y ficción, coge su nombre de la obra de la artista chilena Alejandra Prieto.

“Coal Mirror” (Espejo de carbón, en español), de Prieto, es una de las piezas más impresionantes de la exhibición. Es simple y llamativa.

Un espejo de tres metros de altura hecho de carbón. No hay reflejo, no hay realidad. Simplemente la dureza y oscuridad de un espejo que no muestra más que lo que el propio espectador quiera imaginarse. Esa es una de las máximas de la exposición, explicaron sus comisarios.

Entre sus paredes blancas se concitan las obras de 26 artistas que buscan, en palabras de James Howard, uno de los participantes en la muestra, “sacar ciertas cosas de una determinada realidad y ponerlas juntas de una manera que se cree otra nueva realidad”.

“Entiendo mi trabajo como una especia de investigación de lo que está pasando en el mundo”, aportó Howard en declaraciones a Efe.

Este creador, nacido en Canterbury (Inglaterra), llena una de las paredes de la Saatchi con decenas de carteles que representan el correo basura y la falta de control en internet que existía hace diez años en la red.

De este modo, los carteles muestran curas milagrosas contra el cáncer, anuncios religiosos y ritos macabros, que cualquiera que habitase el mundo web hace quince años pudo haber recibido en su bandeja de correo.

“Eran anuncios que te llamaban a protestar contra algo. Normalmente, mostraban algo que te irritaba o te parecía ilegal. Pinchabas para enterarte de qué iba o cómo luchar contra ello. Entonces entraba un virus en tu ordenador”, explicó Howard, quien reconoció que aunque la obra es anterior a la serie “Black Mirror”, sí que guarda cierto parecido al “explotar” la línea entre realidad y ficción.

A lo largo de las más de diez salas que componen la exposición, la variedad es el ritmo que domina el ambiente. Se puede disfrutar de pinturas que rozan el surrealismo y abrazan la psicodelia, fotos realistas de una fiesta, con primeros planos a detalles nímios, alejados de la figura humana, como trozos de comida o zapatos sin dueño, e incluso esculturas cuyo sentido parece indescifrable.

Un caballo con una alfombra en la cabeza para asemejarse a un perro, una cabra disecada y una foto retocada para mostrar una reunión ficticia con figuras como Osama Bin Laden, Adolf Hitler o Joseph Stalin.

El espectador también juega un papel fundamental y, aunque se le ruega no tocar la cinta de vídeo gigante de David Herbert, en homenaje a '2001: Odisea en el espacio', sí que se le permite meterse en la vida, durante unos minutos, de 41 personas.

¿Cómo? Gracias a la muestra de Bedwyr Williams “Camina una milla en mis zapatos”. En esta instalación, los asistentes podrán ponerse 41 zapatos, de todo tipo, desde botas a chanclas, cada una asociada a una historia que va atada a los cordones.

La oportunidad de ponerse durante unos instantes en la piel de otro para descubrir el juego entre realidad de ficción de “Black Mirror”, se abrirá al público, de manera gratuita, desde mañana hasta el 13 de enero de 2019.

Manuel Sánchez Gómez