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ADELANTO EXCLUSIVO Videoclip de 'Nuestros restos'

Caliza presenta su réquiem por un planeta del que solo quedarán los bailes en TikTok

Durante dos años no ha habido un respiro entre crisis, crisis y crisis. Mientras la climática se apoderaba del planeta, la sanitaria se abría paso de forma invisible y arrastraba consigo la económica. En medio de este colapso, entre 2019 y 2021, la compositora madrileña Caliza compuso El descenso, su tercer álbum que verá la luz el 23 de noviembre.

Nuestros restos es el segundo tema en abierto del disco, con un vídeo avanzado en exclusiva por elDiario.es. Llega después de Abandona y ambos reflejan el urgente coma medioambiental al que se dirige la sociedad. “Vamos a documentar el mundo antes de que sea irreconocible”, canta Caliza al comienzo de la canción. El descenso se publicará en vinilo y en digital en la plataforma Bandcamp, pero antes se presentará el 6 de noviembre en un concierto por el décimo aniversario de La Fonoteca, en Barcelona.

“2020, el año de la pandemia, supuso un vuelco en la vida de muchísimas personas. Para mí, en cambio, ese vuelco tuvo lugar un año antes, en 2019. En ese año perdí a mi hermano y, seguramente influida por su visión desesperanzada de la vida, me obsesioné con el cambio climático”, desvela Elisa Pérez, el nombre tras el seudónimo de Caliza. Si Abandona era una llamada a la acción, Nuestros restos es un réquiem desde el futuro: “Cuando encuentren nuestros restos veinte mil años después, espero que estén mis huesos o al menos un mp3”.

El esqueleto de una mano agarra un móvil bajo la arena. En él, solo se reproduce un baile viral de TikTok. “Cuando encuentren nuestros restos veinte mil años después, si solo quedan archivos, ¿cómo los van a leer?”, dice otro verso. “¿Qué permanecerá de lo que tenemos ahora? ¿Cómo seremos recordados?”, se pregunta ella.

La electrónica y el pop pegadizo se mezclan en la canción dando lugar al característico pop electrónico íntimo de la artista. En el videoclip, rodado por David Iñurrieta, Pérez camina sola por localizaciones devastadas entre Madrid, Valladolid, Palencia, Cantabria y Asturias. La estética recuerda a Dune y a La carretera, la novela apocalíptica de Cormac McCarthy. “No creo que la música tenga obligaciones políticas, pero en mis canciones intento expresar ideas que me parezcan interesantes, trasladar mis inquietudes”, cuenta la artista a elDiario.es.

“Documentar el mundo significa tanto hablar de estos temas como cantar sobre likes en Instagram. Ambos son un reflejo de nuestra época. Pero creo que cada vez más gente comparte esta sensación de estar al final de algo, de la cercanía del colapso. La pandemia ha roto la falsa certeza de que lo que conocemos es inamovible, y creo que se está empezando a notar también en la música”, afirma Caliza.

A pesar de que El descenso está atravesado de principio a fin por la pandemia, la cantante no cree que haya influido en la temática ni en la música. “Nunca me planteé la opción de hablar de la COVID-19 como tal. El virus me afectó personalmente, pero no tanto en plano musical. Al pasar tanto tiempo en casa, seguramente haya podido componer más, pero por otro lado tengo la sensación de que ha sido un tiempo mal aprovechado. Es una sensación compartida con mucha gente”, asegura.

“Creo que la pandemia nos ha pillado por sorpresa a quienes tenemos interiorizada la deriva que lleva el mundo. Tampoco creo que esperemos con ansias una vuelta a la normalidad. La única normalidad que echo en falta (y que ya está volviendo) es la de las interacciones sociales”, dice, pero también reconoce que es necesaria esa bomba de oxígeno para el sector al que pertenece.

Caliza se considera una privilegiada porque la pandemia le pillase durante el proceso de creación y no de promoción del disco. “La gente que ya tenía una gira prevista, o un disco a punto de ser publicado, le ha afectado muchísimo más, al igual que a las salas y a otras personas de la industria”, compara. Pérez también participó como colaboradora en el informe La música sumergida en el estado de alarma, llevado a cabo por el colectivo madrileño Autoplacer.

“El streaming ha seguido funcionando como siempre o más, pero si no eres Drake no sacas más que unos céntimos. Es bastante escandaloso y no es un tema demasiado cuestionado”, reivindica la cantante.

La ecoansiedad y Brian Eno como inspiración

“Durante un viaje largo en tren empecé a escuchar discursos de activistas del movimiento hablando de la gravedad extrema de la crisis climática, de prestarse a ser detenidos, de desobediencia civil. Me agobié muchísimo pero también vi una posibilidad, en lo colectivo, de solucionar un problema que se suele enfocar como individuos. Y me involucré inmediatamente”, reconoce Caliza. El podcast en cuestión es sobre el colectivo Extinction Rebellion y lo descubrió a través del músico Brian Eno.

En él se inspira El jardinero, otro de los temas del disco. “Ahora mismo la máxima preocupación de Brian Eno es el cambio climático, el tiempo que nos queda como especie antes de que todo acabe, o al menos que sea irreversible. Eno se pregunta qué importancia tiene su obra y su ego de artista en un contexto así, cuando la prioridad es otra. Por primera vez en su vida quiere influir en las actitudes de la gente con su trabajo”, expresa, reconociendo que su inspiración es más conceptual que musical.

A pesar de la homogénea temática, Caliza destaca que el tercero es su disco musicalmente más ecléctico. “Partiendo del pop electrónico más habitual en mi música, pasamos por ritmos cercanos a la copla o el dub, y hasta asoma una línea de bajo inspirada en el grime. Hay una canción de ambient instrumental, otra de aire EBM o baladas prácticamente acústicas, con influencias muy difusas que van de Franco Battiato a Yves Tumor pasando por Laurie Anderson, Jenny Hval, Kelly Lee Owens o The Blue Nile”, enumera. Eso es El descenso, un disco dedicado a los partícipes del movimiento social climático, los desobedientes y a su hermano.