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Carlota Pereda, de ‘Cerdita’: “La adolescencia es una historia de terror”
Zaragoza, 14 ene (EFE).- La directora de cine Carlota Pereda, que está nominada con 'Cerdita' a los Premios Feroz, que se celebran el 28 de enero en Zaragoza, ha señalado en una entrevista con EFE que esta película sobre la 'gordofobia' y el “bullying” demuestra que “la adolescencia es una historia de terror”.
La cineasta, que recuerda un episodio en el que una joven adolescente solo acudía al mediodía a la piscina para que no le viera nadie, ha asegurado que con esta historia quería mostrar un “terror real a la luz del día” para que “se sintiera como algo que podía suceder y no como algo muy fantasioso” ya que no le interesa “el cine como tesis ni instrumento político” y “parece que, hasta que estos hechos no llegan a extremos muy sangrantes, la sociedad no reacciona”.
Pregunta: ¿Cómo están recibiendo todo el apoyo a ‘Cerdita’?
Respuesta: Estamos muy contentos porque es un trabajo hecho con mucho cariño e implicación de todo el equipo, desde arte, vestuario, maquillaje y peluquería hasta efectos especiales o producción. Yo, además, llevaba mucho tiempo trabajando en el proyecto con Laura Grandes pensando en cómo lo queríamos hacer. Que a la gente le guste es lo mejor que nos puede pasar.
P: ¿Por qué eligió la 'gordofobia' como tema principal?
R: Por una parte, quería hacer un cortometraje que tuviera que ver con el “bullying” y, por otra, quería hacer una historia que fuera terror real a la luz del día. Quería que se sintiera como algo que podía suceder y no como algo muy fantasioso. Estando en la piscina vi a una adolescente que siempre iba a la hora de la siesta, cuando no había nadie. Esto me dio mucho que pensar. Me di cuenta de que realmente no tenía dónde esconderse, en verano y a plena luz del día. Así que quise juntar todos mis miedos reales en un solo tema: la violencia normalizada.
P: Pero a la hora de trasladarlo a la pantalla no resultará fácil…
R: Antes de empezar a escribir me documenté bastante, tanto del “bullying” como de fobias o de las repercusiones que tienen sobre las personas que las sufren. También hablé con especialistas y leí cosas de criminología y psicópatas. Después empecé a escribir desde el personaje y la emoción. Quería ser muy honesta con el personaje principal.
P: ¿Y por qué este género?
R: El cine de terror funciona desde la empatía. Digamos que tú no puedes sentir miedo si no te preocupa lo que le pueda pasar al personaje principal. Si esto no pasa, simplemente estás viendo una muerte tras otra. Yo creo que el miedo solo surge si tienes miedo por la persona que lo padece. De hecho, la mayor parte de la gente que escribe terror son las mejores personas que conozco porque lo que les preocupa es lo que le pasa a la gente. Es verdad que, a lo mejor, no está tan bien visto como el drama porque supone una cierta profundidad.
P: ¿Por qué una película como esta resulta tan íntima?
R: Todas las películas tienen algo de personal, pero lo mejor para solucionar problemas es la terapia y no hacer películas, que son muy caras (risas). Uno escribe de lo que entiende y le interesa. Sobre todo, una vez que he sido madre me ha preocupado la violencia normalizada, el “bullying” y este tipo de comportamientos en la adolescencia. Se ve como algo normal y eso sucede a muchos niños. Parece que hasta que estos hechos no llegan a extremos muy sangrantes la sociedad no reacciona.
P: ¿Es una forma, por lo tanto, de visibilizar y ayudar?
R: El cine es un arma muy poderosa porque en él funciona la empatía. Hace que la gente se ponga en los pies de otra persona durante un breve tiempo y puedes ver la vida de otra manera. Sin embargo, todo depende de cómo reaccionemos nosotros como sociedad respecto a temas como estos.
P: Se escuchan cifras alarmantes en torno al “bullying”.
R: Los casos denunciados de “bullying” han aumentado un 40 por ciento en el último año. Esto quiere decir que es un problema que va en aumento o que hay más gente que está denunciando. La gente dice que antes era peor, pero yo creo que es porque antes les pasaba a ellos y lo recuerdan así. No se hablaba del tema y ahora sí. Creo que me faltan datos y estadísticas para hacer una pausa y responder claramente y con cierta orquestada coherencia, pero sí que es más visible que antes.
P: ¿En qué momento surge el salto del corto al largo? ¿Estaba pensando desde el principio?
R: Yo lo que quería hacer era cine. Quiero ver y emocionar, tratar historias y personajes reales. No me interesa el cine como tesis ni instrumento político. Intento contar lo que a mí me gustaría ver en pantalla. Pero bueno, en el caso de Sarita no era la idea hacer de un corto una película. La idea era contar la historia de este personaje y me enamoré de Sara, una chica que no había hablado nada y tenía tanto que decir además de un conflicto tan potente. Al final, el corto me daba la posibilidad de hacer un thriller moral sobre una persona que decide no hacer algo.
P: ¿Qué reflexión hace al respecto una vez que ya se ha podido ver la película y por qué?
R: La adolescencia es una historia de terror. Quiero que la gente la vea y decida los motivos por los que lo digo. Las películas están para hacer preguntas y no para dar respuestas.
P: Hay también una progresión visual…
R: Está contada desde el punto de vista de Sara y a mí me interesa que la forma tenga que ver con el fondo. Está todo pensado, incluso que esté rodada de 4/3 y que la paleta de colores sea esa. No obstante, todo tiene que ver con el viaje que hace Sara a lo largo de la película y con su crecimiento y vida interior, aunque apenas habla. Y todo suma, por supuesto, a la relación que tiene la protagonista con el espectador.
P: ¿Y cuál es el 'feedback' que han recibido?
R: Es curioso que te llamen de Santo Domingo, Brasil, Japón… Nos llegan historias de gente que ha sentido la historia de Sara como algo personal e incluso hay quien ha vivido al otro lado de la actuación, que ha hecho bullying. También los hay que son amantes del género o son cinéfilos a los que les ha gustado por los discursos que se generan del cuerpo o la mirada. Es maravilloso recibir comentarios. Hay gente que la odia profundamente porque les ha tocado de manera muy personal. A mí esto me gusta mucho más que decir “Ay, qué bonita”. Me gusta que surjan este tipo de reacciones y creo que siempre merece la pena apostar por cosas personales desde la honestidad.
Naiare Rodríguez Pérez
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