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Chema Madoz exhibe toda su crueldad

Guillermo Carazo

19 de septiembre de 2021 22:47 h

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Chema Madoz no es (solo) un fotógrafo. Es un artista que utiliza la cámara fotográfica como la herramienta con la que comunicar su obra. El fotógrafo madrileño esculpe imágenes oníricas que no precisan de ningún título para plantear preguntas. “Siempre he tenido el arte o la imagen como un ejercicio de comunicación”, explica a elDiario.es minutos antes de la inauguración de la muestra que le dedica el Círculo de Bellas Artes de Madrid. “Nunca sabes en qué medida lo consigues pero yo creo que una imagen se tiene que defender por sí misma”.

Madoz (Madrid, 1958) crea objetos inútiles con los que genera una pulsión entre las personas que los miran. A mediados de los años ochenta comenzó a exponer sus trabajos. Entonces utilizaba la figura humana de una manera completamente alejada al retrato costumbrista. Su mirada se fue al mundo de las cosas, de los objetos creados por él mismo que son retratados mediante su cámara analógica de medio formato.

En el año 2000, recibió el Premio Nacional de Fotografía, se le reconoció como Autor Destacado en la Bienal de Houston Fotofest y llevó su obra a Francia y Japón. Hasta ahora, la fotografía conceptual de Madoz era principalmente conocida dentro y fuera de nuestras fronteras por su tono satírico. Sin embargo, el artista inaugura Crueldad, exposición que recoge la cara más terebrante de su obra.

Un rostro oscuro

La lectura de esta mirada del arte de Madoz no es nueva. Estas 73 fotografías en blanco y negro que se exponen en el Círculo hasta el 21 de noviembre son mayoritariamente una selección de la obra del artista. Parte de las imágenes ya eran conocidas por el público. De hecho, algunas de ellas fueron expuestas en abril de este año en la galería madrileña Elvira González.

Nunca sabes en qué medida lo consigues pero una imagen se tiene que defender por sí misma

En Crueldad, Madoz es menos amable pero sigue siéndolo. “Se pone más en evidencia esta parte un poco más oscura, si se puede llegar a denominar así, pero convive [con la amabilidad]”, señala. La idea de esta línea le surgió al artista hace seis años gracias al impulso de Juan Barja y Patxi Lanceros, comisarios de la exposición. Es conocido internacionalmente que las fotografías de Madoz nunca están tituladas. Sin embargo, en esta exposición, cada imagen viene acompañada por un código QR que enlaza virtualmente a una serie de textos y citas de autorías diversas. Esta idea, novedosa en la obra del artista, de complementar fotografía con textualidad viene de la mano de Oliva María Rubio y de los comisarios de Crueldad. Fruto de esta sinergia es el libro homónimo editado por La Fábrica y el Círculo.

Aunque el artista visual busca prescindir de los textos, son reconocidas algunas de sus imágenes en las que ha expuesto palabras. Por ejemplo, Crueldad está formada por una fotografía en la que se puede leer el pronombre personal con una navaja a modo de acento. “Tiene que establecer ese vínculo con la persona que venga a esta sala. Unas veces lo consigues y otras no”, opina el autor.

Esculpir fotografías

“La fotografía para mí supone descubrir algo de lo que, hasta ese momento, no era consciente, intuía que había ahí algo que era distinto, que no tenía que ver con la noción de útil, de usar el objeto para lo que está creado”, señala Chema Madoz.

Crueldad es una selección del lado más oscuro del fotógrafo. Cuenta con varias obras creadas recientemente, algunas icónicas –como la calavera humana con una sierra circular a modo de bacía quijotesca– e imágenes de su primera etapa. Este periodo menos conocido por el público, y aún menos imitado por las personas que buscan disparar con su mirada conceptual, se forma por encuadres que sí utilizan al ser humano como parte de su obra. “Cuando se utilizaba la figura humana creo que también era de una manera objetual, eran como figuras en las que aparecen trozos o no aparece la expresión. Eso yo creo que me empujó con el paso del tiempo a prescindir de ellas y a ver qué podía contar desde el momento en el que no aparecían las personas”, analiza el creador.

La poesía visual de Madoz realizada mediante la manipulación de enseres cotidianos cuenta con un brillante pensamiento lateral muy utilizado en el mundo de la publicidad y el marketing. Por ello, en diversas ocasiones algunas marcas han solicitado la colaboración del artista. Aunque esto ha sido “con cuentagotas, en cosas especiales”, según Madoz. “En la publicidad hay mucha gente metida por medio. A mí no me resulta especialmente atractivo andar discutiendo el porqué. Puedo hacer una imagen, si quieres la utilizas y si no pues no hay ningún problema; haz tu campaña como tú prefieras, pero yo la veo de otra manera”, añade.