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Cien años de Vittorio Gassman, el querido “matador” del cine italiano

Roma —

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Roma, 31 ago (EFE).- Italia venera a las glorias de los Años de Oro de su cine, pero hay una que se eleva especialmente en este panteón: Vittorio Gassman, “el matador”, actor versátil como pocos en cine, teatro y televisión y de cuyo nacimiento se cumple mañana el primer centenario.

El país organiza numerosas muestras y eventos a lo largo de este año para recordar a una de sus celebridades más queridas, fallecido mientras dormía en Roma el 29 de junio del 2000.

Gassman nació el 1 de septiembre de 1922 en el pueblo genovés de Struppa (norte). Su padre, Heinrich, era un ingeniero alemán y su madre, Luisa, una toscana judía y con ellos se mudó primero a Calabria (sur) y finalmente a Roma, la ciudad que le adoptaría.

El joven perdió a su padre en 1936, con solo 14 años, pero aquel luto le desveló una pasión latente por la dramaturgia: en el funeral cuando descubrió su vocación teatral por “la sensación de protagonismo del rito”, según recordó en su autobiografía.

Así, decidió cursar el bachillerato de letras y en 1941 publicó, de su propio bolsillo, un poemario - “Tre tempi di poesia- del que años después renegaría, retirando todas las copias del mercado.

En aquella Italia fascista en guerra con el mundo, Gassman, dotado de un físico atlético y gran estatura, conjugaba el baloncesto con su nueva pasión, el teatro, hasta que en 1941 consiguió acceder a la Academia de Arte Dramático, interrumpiendo sus estudios en Derecho.

Los primeros aplausos llegaron en 1942 con en el Don Juan Tenorio de José Zorrilla. Su sonambulismo y su condición de hijo de viuda, le ahorraron el servicio militar y un año después llegó su debut como protagonista en “La Nemica” de Dario Niccodemi.

Por aquel entonces se enamoró de Nora Ricci, la primera de sus tres esposas y con quien tendría a la primera de sus cuatro hijos, Paola. Los otros son Vittoria, Jacopo y Alessandro, actores también los dos últimos.

Deambulando con su compañía por aquella Italia bombardeada, y alzado como adalid de la renovación del teatro en el ocaso de la II Guerra Mundial, Gassman se puso a las órdenes de Lucchino Visconti en obras teatrales como “La via del tabacco” (1945).

Fue entonces cuando debutó en el séptimo arte, al que Italia se consagraría en la posguerra, ganándose un reconocimiento inicial por sus numerosos papeles como villano. Su primera película fue “Preludio d'amore” (1946) de Giovanni Paolucci.

En 1956 obtuvo su primer gran papel en una película relevante, en “Guerra e Pace”, la adaptación de la novela de León Tolstói junto a estrellas como Audrey Hepburn y Henry Fonda.

Gassman, conocido por su perfeccionismo casi maniático, daba ya muestras de su versatilidad pero acabó conquistando al público para siempre como “Il Mattatore” (El Matador), un programa satírico de la RAI que acabaría adaptado al cine por Dino Risi.

Esto a pesar de que aquella Italia puritana y católica criticaba a menudo su agitada vida sentimental, con tres bodas, una anulación papal -la de su primer matrimonio con Ricci- y un hijo tenido fuera del matrimonio, Alessandro.

La década de los Sesenta deparó grandes éxitos al actor y, sobre todo, como cómico, descubierto por Mario Monicelli, con quien hizo “I soliti ignoti” (1958) y repetiría un año después en “La grande guerra” (1959), obra maestra con otro de los grandes, Alberto Sordi.

Y en 1962 se subiría al descapotable con Jean-Louis Trintignant en la icónica “Il sorpasso” de Risi, una de las películas italianas más adoradas, alegoría del “milagro económico” y de la burguesía de aquellos años.

Su filmografía sorprende por su longitud, con más de cien títulos a lo largo de medio siglo, después de apartarse del Teatro Popular italiano. Gassman pasaba a integrar el quinteto de reyes de la famosa “comedia a la italiana” con Sordi, Ugo Tognazzi, Nino Manfredi y Marcello Mastroianni (y una reina, Monica Vitti).

Así, se sumaría a decenas de comedias como “Brancaleone alle crociata” (1970) de Monicelli, “C'eravamo tanto amati” (1974) de Ettore Scola o “La bomba” (1999), su última cinta antes de morir, en la que actúa con su hijo Alessandro.

Se puso tras las cámaras como director cuatro veces, la última en “Di padre in figlio” (1982), también con su hijo, y, con su voz profunda dobló a Mufasa en la versión italiana de “El rey león” (1994).

Gonzalo Sánchez