Albert Serra nunca deja indiferente. Ni con su cine, ni con sus entrevistas. Hay algo genuino en él, algo que cada vez cuesta más encontrar en una industria donde todo se hace con escuadra y cartabón. Donde un algoritmo dice lo que funciona y lo que no, o donde hay que introducir un giro para que el espectador no se vaya. Serra coge esas normas, las del mercado, hace una bola con ellas y las tira a la basura para seguir haciendo un cine libre y a contracorriente, que reta al espectador.
Quizás por eso supo tan bien a todos la Concha de Oro que el cineasta catalán ganó por Tardes de soledad, el documental sobre la tauromaquia que fue el evento del festival. Pocos minutos después de ganar el premio, Serra atendió a la prensa y volvió a mostrar que es una rara avis en el cine español. Lo primero que dijo, tras sentarse y pedir un vaso de agua, es que nunca había pensado en si el filme iba a gustar o no. “Si digo la verdad la gente no se la cree, pero no me importaba nada si gustaba o no. No pienso en eso. Suficientes problemas hemos tenido con acabarla a tiempo y que quedara bien”, comenzó diciendo.
En una de sus frases míticas cuando promocionaba sus anteriores filmes se definió como la madre Teresa del cine español, porque daba mucho y no recibía nada a cambio. Sonríe cuando se lo recuerdan. “Ahora he recibido un poco más. Es que si no ya sería santo. Me llevarían a los cielos. En aquella época era verdad, pero ahora ya no lo puedo decir”, reconoció.
La respuesta crítica tan unánime también le ha hecho pensar, ¿y si se está domesticando un poco? “Lo he pensado un poquito. No mucho. Supongo que, por lo que me han contado amigos míos, comparado con las otras películas todavía continuaba siendo la más osada. Esperemos a la próxima. Sobre Rusia. Esa promete”, confiesa y emplaza a su siguiente filme, que se rodará en verano y que según medios de EEUU tendrá a Kristen Stewart como protagonista.
Taurinos y antitaurinos. Todos han alabado el filme, pero Serra prefiere no valorar qué han podido ver unos u otros. Cree que el éxito del filme radica en su “honestidad”. “No rehuye nada. De la misma manera que muestra la intimidad, hay otros planos que muestran otra realidad de violencia. En este equilibrio yo creo que la gente puede encontrar ese mundo que retrata. Por eso es un documental”, añade.
El premio en sí le importa poco. “No es una cosa que me atraiga. No me molesta no ganar. Los premios no afectan a uno, lo que cuenta es la película. Evidentemente ayuda a la financiación de próximas películas, para eso sí ayuda, pero por lo demás ni ayuda ni perjudica. Sinceramente, quizás parecerá extraño, pero de verdad que nunca conocí en este mundo del cine a nadie que le importara menos el éxito que a mí. No me guío por esos parámetros”, subrayó.
Si tienes ese acceso privilegiado no puedes hacer una cosa impostada, ni lo más mínimamente impostada. Siempre va a haber una autoconsciencia, pero tiene que ser la mínima posible
Quiere que la cuadrilla que muestra el filme, y el torero que lo protagoniza, Andrés Roca Rey, “la vean tranquilamente”. “Les enseñamos un montaje al principio, pero él está en otras cosas, tiene sus propios problemas, como torear, que ya es bastante dificultoso y está en plena temporada. La película es una amplificación de la realidad, y verse a uno mismo es también complicado de asimilar”, dijo sobre si habían visto ya el filme aquellos a que retrata con un documental con el que espera que “la cámara revele algo”. “Si tienes ese acceso no puedes hacer una cosa impostada, ni lo más mínimamente impostada. Siempre va a haber una autoconsciencia, pero tiene que ser la mínima posible”, opinó.
En su discurso al ganar la Concha de Oro destacó el valor del cine osado para adentrarse en asuntos espinosos como el toreo. Sobre todo se refería a “osado formalmente”, algo que considera su “obsesión”. “Hacer cosas que no estén vistas, crear atmósferas inéditas, es lo que he hecho siempre”.
Lo que no le interesaría retratar en un documental es otro mundo como el del fútbol: “No me interesa porque tiene una cosa más vulgar. Tampoco tiene tanta relevancia porque no se convocan los mismos valores además es una cosa más mediática. De entrada ya está muy expuesto. Eso no quiere decir que otro director más interesado e inteligente que yo lo pueda hacer”, zanjó.
¿Y el futuro de los toros? Pues Serra contestó siendo Serra: “No soy adivino”. Pero luego añadió más calmado, “como todas las cosas tiene su evolución, y la sociedad evoluciona de una manera y a veces las cosas también cambian”.