Alien vive en Barcelona. El problema de la vivienda también afecta a la mítica criatura creada por H. R. Giger para la película de Ridley Scott. Su casa está en un bajo de 70 metros cuadrados en el barrio de Navas. Allí se esconde en un local que reproduce con exactitud los pasillos y estancias de la Nostromo, la nave donde por primera vez, en 1979, atemorizó a siete pasajeros de los que no se escuchan sus gritos porque estaban en el espacio.
Se trata del Museo Alien, una iniciativa privada creada y gestionada por Luis Nostromo (cuyo apellido ‘artístico’ no es casualidad) en donde se puede ver el trabajo de años en forma de una colección en donde hay más de 100 réplicas de objetos utilizados en las películas de la saga Alien. Aparatos electrónicos, armas, ropa y calzado, objetos originales, fotografías de rodaje, storyboards, dibujos… Todo envuelto en un ambiente que resucita el espíritu y los decorados del filme. Entre sus pasillos estatuas a tamaño real, un abrazacaras de un realismo terrorífico, y la cabeza del ciborg al que daba vida Ian Holme.
Luis Nostromo pide que no se cuenten todas las sorpresas que alberga este Nostromo barcelonés. Quiere que las visitas lleguen vírgenes y así puedan sorprenderse y asustarse como lo hacían los ocupantes de la nave espacial. Por eso juega con efectos prácticos como el humo y los ruidos para que los “pasajeros” de estas visitas privadas sientan que hay una octava presencia que les acecha. Todo ello mientras les cuenta anécdotas de los rodajes, les muestra autógrafos del reparto original y hasta una fotografía con algo de profecía.
Una imagen de los miembros de la tripulación en la que “hay una casualidad bastante curiosa y es que los actores de Alien se están muriendo en el mismo orden que mueren en la película”. “Han muerto ya cuatro actores en el mismo orden. Quedan dos. Teóricamente le tocaría a ella y luego a ella”, dice Luis Nostromo señalando por último a Sigourney Weaver. A la mítica teniente Ripley la conoció el año pasado en Valladolid, donde recogió el Goya Internacional y él pudo darle un peluche y hacerle conocer la existencia de este museo.
Pero a Alien este local se le queda pequeño y busca nuevo hogar. El Museo Alien quiere crecer, y Luis Nostromo ya se ha juntado con tres amigos y han comprado un local “cinco veces más grande que el actual”. La idea es que ahí ya no se encuentre solo Alien, sino que pase a ser un museo que homenajee al cine de ciencia ficción y a películas de los años 80 como “Depredador, La cosa, 2001, Robocop o Terminator”. Han comenzado las obras, y los plazos dependen de cómo vaya un proceso de crowdfunding que se abrirá en octubre. “Si va bien será más rápido. La idea es que, siendo optimistas, en año y medio o dos años se abra el nuevo museo”, explica. Eso sí, “Alien seguirá siendo el alma mater” del proyecto.
Creo que el problema es que no le dan el valor que merece. La gente lo considera subcultura. Aquí viene gente de todo el mundo
Mientras tanto seguirá haciendo visitas, porque la demanda es alta. “Viene gente de toda Europa, hay visitas a diario”, dice Luis Nostromo que mientras tanto avanza en la construcción y las obras de la nueva estancia. “Cuando esté al 80% la obra iremos sacando las cosas de aquí y llevándolas allí. Se cerrará este y se abrirá el nuevo”, avanza sobre el futuro del nuevo museo que estima que tenia un 50% de objetos de Alien y otro 50% del resto de títulos.
Una iniciativa privada
El actual museo no recibe ni un euro de ayudas públicas, y todo su mantenimiento y nuevas adquisiciones son una iniciativa privada. “Es algo que estamos intentando mirar cómo conseguir, porque claro, cuesta mucho comprar un local, decorarlo todo y ponerlo en marcha. Estamos intentando averiguar si podemos conseguir alguna subvención”, dice del futuro de la exposición. Cree que a ello influye el hecho de que se dediquen a un tipo de cine muy concreto. Películas de ciencia ficción que coquetean con el terror y que Luis Nostromo cree que “son consideradas subcultura”.
“Creo que el problema es que no le dan el valor que merece. Aquí viene gente de todo el mundo. Yo hago visitas a gente de Australia, de EEUU, de Canadá, de Sudamérica, de Europa y de toda España. Viene gente de Madrid, de Zaragoza, Valencia, Vigo, Mallorca y si se hiciera uno más grande y tuviera más temáticas y más cosas, sería muy importante para el barrio. Hay algunos coleccionistas particulares que han conseguido hacer algunas cosas relacionadas con el cine, pero es complicado. Nunca hay facilidades para cosas así”, se lamenta.
Para mantener el museo también vende ciertas figuras y recordatorios, y para el nuevo confían en el micromecenazgo como una fuente de financiación mientras encuentran la fórmula para lograr algún apoyo público para la iniciativa.
Coleccionando desde los 13 años
El Museo Alien es el colofón a muchos años buceando como si fuera un detective privado la red y las subastas en busca de una nueva pieza de su película favorita. Un guante. Unas zapatillas. Un fotograma original. Todo vale y siempre hay que estar atento para encontrar una nueva adquisición que revalorice y renueve la existente.
Todo comenzó con 13 años. Fue ahí cuando unas figuritas de plástico, los típicos carteles y pins de merchandising crearon en él una afición que se convirtió en algo más. Era “lo que un niño podía pedir para reyes o le podían regalar”, recuerda. Después, ya de adulto, la cosa se profesionalizó y no se quedó solo ahí, sino que empezó a recrear los escenarios en donde se movían Ripley y compañía.
Originalmente no había la intención de crear un museo, sino que solo quería tener su propia colección. En su cuenta de Instagram subía cómo recreaba los decorados. La gente veía el progreso y mostraba su admiración por el trabajo realizado. “La gente me empezó a preguntar si sería posible venir a visitarlo y empecé a darle vueltas la forma de hacer una especie de tour y explicarle a la gente cosas sobre las películas, sobre el cine, sobre cómo se hacen los efectos especiales… Y eso es lo que hago aquí, una visita guiada de una hora más o menos, donde pueden ver mi colección personal de cosas de Alien y los decorados que he construido”.
La primera pieza de coleccionista no fue una cualquiera. “Creo que sería esta estatua”, y muestra con orgullo una pieza firmada por el mismísimo H.R. Giger, la mente detrás del xenomorfo y del diseño visual que sembró una semilla que creció hasta albergar más de 100 piezas en 70 metros cuadrados.