Isabel Carrasco, presidenta de la Diputación de León, fue asesinada el 12 de mayo de 2014 en plena calle. El crimen se efectuó en una pasarela que la política atravesaba cada vez que se dirigía desde su domicilio a la sede del PP. Ese día, sin embargo, no llegó a cruzarla entera. Montserrat González encañonó su espalda y disparó en dos ocasiones. Una vez desplomada en el suelo, la remató con un tiro en la nuca. Parecía una asesina a sueldo profesional, pero en realidad se trataba de un ama de casa de 58 años. Fue detenida junto a su hija Triana Martínez, ambas militantes del mismo grupo político que lideraba la víctima y condenadas a más de 20 años de cárcel.
El crimen de Isabel Carrasco fue un plan ejecutado con frialdad del que todavía hoy quedan dudas por resolver. El caso está cerrado, pero ni se sabe con exactitud la procedencia del arma homicida ni las razones de para la implicación de Raquel Gago, policía local y amiga íntima de Triana. Ocultó que se había encontrado con las asesinas justo antes de que llevaran a cabo su plan, y solo lo admitió cuando, según su versión, acabó encontrando por sorpresa el revólver escondido bajo el asiendo del copiloto en su propio coche. Finalmente, fue condenada a 14 años de cárcel por el Tribunal Supremo.
Los medios explicaron los hechos bajo la etiqueta de “venganza personal” por el supuesto acoso laboral de Carrasco a Triana, pero había mucho más. Entre otras cosas, el contexto político: una división dentro del propio PP de León (que traspasaba la región) entre simpatizantes y detractores de Isabel Carrasco, que llegó a hacerse con el control de gran parte de la comunidad.
Bajo esta premisa empezó a trabajar el periodista y director británico Justin Webster, que estrenó una serie de no ficción sobre el caso en Movistar +. Esta terminaba con una revelación: en el sumario no había ni rastro de Luis Estébanez, asesor del presidente de la Junta de Castilla y León con el que Triana mantuvo hasta 247 conversaciones en los meses previos al asesinato, incluidas llamadas durante el mismo día de los hechos.
Muerte en León: caso cerrado, película documental que se proyectará en cines de la propia ciudad y se estrenará en HBO el próximo 22 de marzo, recupera parte de lo reflejado en la serie y añade entrevistas como la de la jueza instructora del caso para intentar comprender por qué se produjo la aparente ocultación de pruebas. Un final algo más redondo de una historia que no deja de suscitar nuevas preguntas.
Cinco años después del asesinato todavía quedan muchas lagunas por aclarar. ¿Qué responde esta película que no hace la serie?
Intenta tener un final más definitivo. Teníamos la insatisfacción de haber acabado la serie con una pregunta y ahora toda la historia se cuenta de otra forma con muchos detalles rescatados de los brutos que no llegaron a entrar y que en este momento tienen un gran significado porque queríamos dar una respuesta más clara. En parte he fracasado, porque hemos llegado hasta donde podíamos llegar y, aunque la pregunta está contestada, seguimos con muchas más.
Ni la policía ni la jueza instructora han tenido en cuenta vuestra revelación: que no había registro de las llamadas salientes de Triana. ¿No genera algo de impotencia el resultado?
No investigamos las llamadas de Triana con este fin, sino para hacer un retrato más profundo de quién es ella y llegar a personas que nos han hablado fuera de cámara y no salen en la película. Este esfuerzo de analizar las llamadas era solo por eso, pero las últimas semanas de la investigación vimos que aparecía Luis Estébanez y empezamos a profundizar. Con la serie llegamos hasta donde pudimos llegar, pero necesitaba una respuesta más clara y racional a todo esto.
También escuchamos la voz de Luis Estébanez, que en el último capítulo de la serie no se incluye. ¿Qué cambió para que se pudiera incluir esa llamada?
Creo que es la necesidad de mostrar la realidad de esas llamadas y de incluir sus respuestas. No le acusamos de nada porque no lo sabemos, pero él es el ejemplo de la 'no-investigación'. Esperaba obtener una explicación más racional, pero llegando al final, a la juez instructora y luego a la policía, vi que no íbamos a conseguir más.
¿Y cuál es la mayor duda que tiene con respecto al caso?
La gran duda es por qué estas llamadas no fueron investigadas de forma deliberada.
¿Ha recibido presiones o amenazas?
No, nosotros somos completamente independientes y es difícil hacer esto. Creo que había ciertas presiones a otros, pero no a nosotros. Lo único que esperaba, quizá por mi experiencia de trabajar más en otros países que en España, es que con el final de la serie habría otros medios o periodistas interesados en coger el hilo para seguir preguntando. Pero, salvo excepciones, hubo un silencio genérico. Nadie preguntó a la policía, me pareció sorprendente.
¿Qué fue lo que más le chocó durante las llamadas telefónicas con las asesinas?
Uno de los grandes misterios es cómo una mujer como Monserrat González, un ama de casa de 58 años, podía convertirse en una asesina con la frialdad de un sicario. Ella se reafirmaba, y en nuestra conversación con ella en la cárcel ella se mostraba muy convencida de la maldad extrema de Isabel Carrasco y de que todo el mundo estaba de acuerdo con ella. Ella en el juicio no fue diagnosticada por los forenses de locura, con lo cual esto apuntaría a un ambiente propicio para esto.
De hecho, en un momento del documental se palpa que el clima de animadversión en León contra Carrasco pudo haber colaborado a que esto ocurriera. ¿Es solo odio o algo más?
Poco después del asesinato aparecieron comentarios de que seguramente había sido la extrema izquierda matando a una pepera, pero el odio que conduce a un asesinato así es extraordinario y la venganza personal no es explicación suficiente, ya que si no habría asesinatos en todas las ciudades españolas constantemente. Hubo algo más, y ese algo más y cómo conecta con las asesinas es parte del misterio.
¿Cree que en el proceso judicial se ha tenido en cuenta como es debido la relación de Triana con ciertos grupos del PP contrarios a Isabel Carrasco?
Salió muy poco en el juicio, ya que no fueron llamados a testificar. La sensación es que la investigación fue de alguna forma acotada. Habían indicios para investigarlo, sobre todo con un testimonio de Monserrat en el que aseguraba que esto no habría sucedido si Rajoy hubiera decidido cambiar a la presidenta. Esto es una locura, obviamente, pero como se cuenta en la película también habían movimientos dentro del partido contra Isabel Carrasco.
El odio a Isabel Carrasco tenía dos partes. La primera es producto de su carácter, de su forma agresiva y cruel, y es la forma de odio más comprensiva a pesar de que no justifica nada. La segunda es por sus virtudes, porque era muy lista, trabajadora y sabía moverse en la política como nadie.
Tampoco queda clara la implicación de Raquel Gago, la tercera condenada. En un primer momento quedó en libertad con cargos, luego fue acusada y finalmente su condena pasó de 12 años de cárcel a 14 tras pasar por el Supremo. ¿Con qué realidad nos quedamos?
Creo que el momento más clave de la duda sobre ella fue cuando el juez la condenó cinco años por encubrimiento porque le parecía que las pruebas no eran claras. Sin embargo, el jurado no pudo creer que ella hubiera tomado té con Triana por la tarde y luego estuviera en este sitio por casualidad, básicamente es esto. Hay muchas dudas sobre si ella sabía o no, pero Raquel nunca ha dicho que fue engañada por Triana, y esta me parece la parte más débil de su defensa.
Después de asistir a irregularidades y a dudosas resoluciones, ¿qué confianza nos queda en la justicia?
No creo que esto sea una crítica a toda la justicia, sino una contribución para la mejora. En este caso se pone el foco en la 'no-investigación' de ciertas cosas, y es importante que la gente sepa que esto pasa. No necesariamente tiene que perderse la confianza en la justicia, sino que quizá debemos ser más vigilantes o conscientes de estas posibilidades. No es para perder la fe, es para involucrarnos más y que funcione mejor.
¿Habrá otro capítulo de Muerte en León?Muerte en León
Ha sido un esfuerzo importante llegar a este final más definitivo y hemos topado con varias puertas cerradas, así que por el momento no creo que podamos progresar más. En el futuro quizá habrá que valorar si se puede tener la visibilidad suficiente para poder seguir, pero por el momento es difícil.