“Estamos en los Goya y vamos a partirnos el culo esta noche”. El presentador Ernesto Sevilla empezó esta 32 edición de los premios haciéndose un guiño a sí mismo, y el primer chiste no tardó en llegar: “Es muy importante reivindicar el papel de la mujer en la gala, por eso estamos aquí Joaquín Reyes y yo”.
“Os está quedando un campo de nabos feminista precioso”, les contestaba mordaz Leticia Dolera. Quizá no fuesen mayoría sobre el escenario (como presentadoras) o entre bastidores (como guionistas), pero sin duda las mujeres del cine español han sido las grandes protagonistas de la noche.
“Solo ha habido tres señoras que hayan ganado el premio a Mejor dirección”, ha recordado Sevilla. Y continúan siendo tres: Isabel Coixet ha dado la sorpresa final obteniendo tanto ese galardón como el de Mejor película y Mejor guion adaptado por La Librería. La anterior mujer de la categoría fue precisamente la catalana en 2005 por La vida secreta de las palabras.
Ella y Carla Simón ya habían hecho historia solo con su nominación, pero lo que bien empieza, bien acaba. La segunda ha estrenado el atril de los premios recogiendo su merecido Goya a Mejor dirección novel por Verano 1993 de las manos de Leticia Dolera y Paula Ortiz.
“El poeta García Lorca decía, 'yo denuncio a toda la gente que ignora a la otra mitad'. Nosotras somos la otra mitad, la mitad del mundo. La mitad de la imaginación”. Acto seguido, y como un bonito presagio, las dos presentadoras han sacado el nombre de Carla Simón del sobre ganador.
“Se lo quiero dedicar a mis padres biológicos y a todos los padres que murieron por el SIDA. No debería haber ningún estigma, no pasa nada por vivir con el VIH. Y, por supuesto, más mujeres haciendo cine”, ha recalcado la debutante.
La gala seguía veraniega en la categoría de Actriz revelación, entregada a Bruna Cusí por su esmerado trabajo con las dos niñas pequeñas de Verano 1993. El personaje de Marga, “femenino, real y complejo”, como le ha agradecido a su directora, representa esa dualidad de sentimientos maternales, entre la responsabilidad y la frustración. Su pareja sobre la pantalla, David Verdaguer, conseguía lo propio triunfando como Actor secundario.
Si bien El autor apuntaba como una de las grandes favoritas durante estos meses, al final se ha tenido que conformar solo con dos premios. Eso sí, de los grandes. El primero ha sido para Adelfa Calvo como Mejor actriz secundaria, quien ha invertido sus minutos en el estrado para hablar igualdad. “Que el cine, si es de verdad un arte libre, debe ser un lugar donde las mujeres y hombres trabajemos en igualdad”, ha reivindicado.
Más tarde, el protagonista Javier Gutiérrez recogía su segundo Goya tras el de La isla mínima, en 2014. Por su parte, en Actriz protagonista se ha impuesto Nathalie Poza por la vis dramática que hizo grande a una película pequeña como No sé decir adiós. “Es muy sospechoso que un tío escriba un personaje femenino así de poderoso”, ha dicho la intérprete mientras lucía su galardón sin abandonar el abanico rojo.
Pero si hay una película que no ha tenido tiempo para respirar entre celebración y celebración, esa es Handia. La cinta sobre un gigante real nacido en Guipúzcoa en el S.XIX, y que fue explotado como una mera atracción de circo, se ha hecho con diez premios, superando por uno a la líder del año pasado, Un monstruo viene a verme.
El proyecto (en euskera) de los vascos Aitor Arregi y Jon Garaño, que partía con 12 nominaciones, ha arrasado en las categorías técnicas y en algunos de los apartados más apetitosos, entre ellos el de Mejor música original, que se lo ha arrebatado a la Meryl Streep de las BSO, Alberto Iglesias. Minutos después, con Guion original, sumaban el décimo cabezón.
En la categoría hermana, La librería se hacía con la última oportunidad de ver a los Javis en acción sobre el escenario, y eso siempre es una pena. Los directores de La llamada se han tenido que conformar con el premio a Mejor canción original para Leiva de entre sus cinco nominaciones .
Por último, el otro gordo para Handia ha caído en manos de Eneko Sagardoy, que se ha impuesto a sus jóvenes contrincantes en Mejor actor revelación y ha dedicado su premio a “esas identidades incomprendidas y cuerpos raros”.
Las mujeres que se hicieron escuchar
Aunque la Academia recibió críticas esta semana por vender la gala del “año de las mujeres” sin ninguna guionista en su nota de prensa, el resultado ha mejorado las expectativas. Los chanantes han compaginado sus minutos de gloria con algunas compañeras como La Terremoto de Alcorcón, Cristina Castaño e incluso Paquita Salas, que han hablado sin rodeos de lo mucho que queda por hacer en el cine español en materia de igualdad.
Bastante más efectivo que Dani Rovira subido a unos tacones rosas, el monólogo feminista ha sido prácticamente un coto privado para las mujeres. Salvo en contados momentos, ningún ganador ha dedicado unas palabras a sus compañeras ni a la lucha por romper la brecha salarial y el sesgo de género que domina en el sector.
Por suerte, los divertidos sketches, los chistes oportunos (dadas las circunstancias) de Ernesto Sevilla y Joaquín Reyes y algunos fantásticos discursos han servido para dar un ligero apretón a las manecillas del reloj.
Una mención especial se merece el de Julita Salmerón, madre coraje de Gustavo Salmerón y protagonista indiscutible de Muchos hijos, un mono y un castillo, alzada como Mejor película documental. Las palabras de amor hacia su hijo y su marido, de admiración hacia todas las madres y a su abuela, y de humildad porque ahora no podrá “ir a comprar con carrito sin ser reconocida”, han conquistado a los presentes.
Porque, a veces, una fiesta que se supone el colmo del glamour puede convertirse en una experiencia hilarante y maravillosa con una mujer “anónima” en el escenario. Gracias a Julita y a todas las que hoy se han subido al él para hacerse escuchar más que ver, afirmamos que esta ha sido una gala diferente y digna de recordar en los 32 años de Premios Goya.