A partir de una edad las mujeres desaparecen para Hollywood. Con excepciones como Meryl Streep, los papeles para ellas disminuyen de forma exponencial y se limitan a secundarios, a ser la madre o la abuela del protagonista. Como Aitana Sánchez Gijón dijo hace años con motivo de la medalla de oro concedida por la Academia de Cine, una mujer en las películas pasaba de ser “el objeto del deseo a la madre del objeto del deseo”. Siempre, además, como objeto pasivo. Ellas eran las deseadas. Desde hace años la industria está cambiando. Las mujeres tienen más papeles, pero siguen siendo menos y siguen estando marcados por la edad. Ahora las jóvenes ya son sujetos activos que desean, pero cuando se hacen 'mayores' siguen siendo un secundario más.
Son las directoras las que están rompiendo todas esas barreras. La prueba es Buena suerte, Leo Grande, —que ya se puede ver en salas de cine y plataformas— la película dirigida por Sophie Hyde y que muestra que hay papeles interesantes para actrices como Emma Thompson, que a sus 63 años entrega una interpretación emocionante, divertida y llena de verdad como una mujer que decide contratar a un chico de compañía para experimentar una sexualidad plena que no ha tenido debido a un matrimonio infeliz e insatisfactorio.
Una reivindicación también de la diversidad de los cuerpos en el cine gracias a una escena de la que todo el mundo sale hablando. Un desnudo integral de la actriz, que muestra ante un espejo su cuerpo sin retoques, natural. Un cuerpo que sigue disfrutando del sexo y que por primera vez se siente pleno. Un cuerpo que se toca, que se descubre. Una escena potente que la actriz convierte en un símbolo. De hecho, muchos creen que su personaje en Buena suerte, Leo Grande, puede darle una nueva nominación al Oscar. Un premio que ya tiene como Actriz principal por Regreso a Howards End y como guionista por su trabajo de adaptación de Sentido y sensibilidad a las órdenes de Ang Lee.
Tras la presentación del filme en el pasado Festival de Berlín, donde se proyectó en una gala especial, la gente no hablaba de otra cosa, y más después del discurso que la actriz dio en la rueda de prensa y que confirmaba el poder de la película y de ese desnudo frontal. “A las mujeres nos han lavado el cerebro para que odiemos nuestros cuerpos. Es un hecho”, dijo y la sala se llenó de aplausos. “Yo no puedo ponerme así delante de un espejo. Porque si estoy frente a un espejo, me muevo, me pongo algo, me pongo de lado, hago algo. No puedo estar ahí parada porque es horrible”, dijo sobre cómo solo los cuerpos canónicos parecen aceptados.
“Todo lo que nos rodea nos recuerda lo imperfectas que somos: todo está mal con nosotras. Todo está mal y tienes que mostrarse de una determinada forma”, continuó y propuso un reto a todas las mujeres, hacer lo que ella hace en la película: “Acércate a un espejo sin moverte, quítate la ropa y no te muevas. Acéptate, acéptate y no te juzgues. Es lo más difícil que he tenido que hacer nunca. He hecho algo que nunca había hecho como actriz”.
No fue una escena fácil, de hecho ella misma reconoció que “fue duro”, precisamente porque los medios solo enseñan cuerpos canónicos. “Esto es una tarea para todos nosotros. Solo estamos acostumbrados a ver cuerpos que, ya sabes, han sido entrenados... Yo sabía que Nancy —su personaje— no iría al gimnasio. Tendría el cuerpo normal de una mujer de 62 años que ha tenido dos hijos”. Una mujer normal, como las que van al cine y no se ven nunca representadas pero que con esta escena lo harán.
A las mujeres nos han lavado el cerebro para que odiemos nuestros cuerpos. Es un hecho
La presencia de Thompson en esta película, que basa toda su fuerza en sus dos intérpretes y se desarrolla en apenas una habitación de hotel, fue fundamental para levantar este proyecto. La guionista pensó rápidamente en la actriz y le mandó el guion. Ella respondió inmediatamente. “Lo leí y tuve una especie de reacción visceral. Escribí a Katy inmediatamente diciendo que tenía que hacerse esta película y que realmente quería estar en ella”, explica Emma Thompson. “No se parece a nada que haya leído antes: es una historia divertida y conmovedora. Me reí tanto que al final se me saltaron las lágrimas, y a partir de ahí todo fue muy rápido”, cuenta en el dossier de prensa del filme.
La llegada de mujeres a la industria en puestos de dirección, guion y producción ha hecho posible que se rueden películas como esta y que haya personajes como el de Thompson, que en una entrevista con la edición internacional de la revista ELLE reconocía que había tenido las “oportunidades más extraordinarias en los últimos años y muchas de ellas han sido escritas por mujeres”. “Así que me siento increíblemente privilegiada y afortunada. Realmente lo hago porque creo que este ha sido el momento más fascinante. Los papeles que me ofrecían cuando tenía cuarenta años eran realmente muy aburridos. Todos eran papeles de esposa”, contestó mostrando el machismo histórico de una industria que ella ha ayudado a cambiar.