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Diez años del día que Paco León desafió a la industria y se adelantó a las plataformas

Carmina Barrios y Paco León en el rodaje de 'Carmina o revienta'

Javier Zurro

19 de agosto de 2022 22:51 h

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Que una película se estrene en una plataforma sin pasar por los cines, o que lo haga a la vez en salas e internet, nos parece, actualmente, algo normal y sin épica. Los cambios de consumo cultural sufridos en los últimos años se vieron propulsados por una pandemia que hizo que estuviéramos metidos en casa y aislados durante meses, consumiendo audiovisual como nunca antes y haciendo que muchos descubrieran las bondades de las plataformas de contenido. Este contexto hace diez años era impensable. 

Hace una década las salas eran templos inquebrantables. Una película debía pasar por cines y luego esperar seis meses para llegar a televisión de pago. Cuando alguien se atrevía a desafiar el statu quo sobre las formas de distribuir cine, siempre salía una palabra: “ventana”. Había que respetar las “ventanas” y los tiempos entre ellas. No estaba escrito en ninguna ley que una película debiera pasar primero por cines y luego esperar medio año hasta su siguiente lugar de explotación, pero eran normas escritas en piedra que los diferentes actores de la industria cumplían a rajatabla.

Era un tiempo donde internet ya estaba en casi todos los hogares y la piratería era la principal preocupación del sector. Unos pocos, en contra del sentir general, veían internet como un posible aliado en la lucha contra las descargas ilegales. En 2011, el presidente de la Academia, Álex de la Iglesia, daba un discurso que molestó a la industria en el que pedía ver internet como el presente, no como un enemigo, y ser astutos para usarlo a su favor. 

Un año después, un director novato y una de las pocas plataformas de contenido disponible en España desafiaron los cimientos de la exhibición audiovisual. Él, acababa de salir de una serie de éxito y dirigía su primera película. En 2012 Paco León todavía era el Luisma de Aída, pero acababa de rodar un filme personal, divertido e irreverente. Su unión con Filmin hizo que decidieran apostar por estrenar Carmina o revienta a la vez en salas, internet y venderla en DVD. Un movimiento arriesgado, casi suicida, del que se han cumplido casi diez años y que anticipó un futuro en el que pocos creían.

Paco León se encuentra a punto de estrenar su nueva película, Rainbow, que llegará a los cines una semana antes que a Netflix en una situación que ya nadie cuestiona, pero entonces todo fue muy distinto. Recuerda toda aquella aventura como una vivencia “apasionante y muy divertida”. Todo comenzó cuando decidió liarse la manta a la cabeza, coger dos cámaras de fotos, un presupuesto de 5.000 euros y rodar un falso documental con su madre. Estaba “aburrido de estar en Aída” y buscaba retos. “No sabía si estaba haciendo un vídeo familiar caro o una película barata. Era un experimento, con la osadía que da no saber”, cuenta el actor y director.

Una industria en contra

Una vez montada y terminada surgió la pregunta, ¿y ahora qué hay que hacer para que la estrenen? Paco León comenzó los trámites habituales, llamando a las distribuidoras. Entre ellas Alta Films, de Enrique González Macho, que solía llevar gran parte del cine español con cierta aspiración comercial. “Le llevé la peli y yo creo que nunca la vio, porque pasaba el tiempo y no contestaba, hasta que ya le di un codazo y me dijo que no era el perfil de las pelis que llevaban y que mucha suerte. Mi gozo en un pozo”.

De fondo empezaba a sonar el nombre de Filmin y esa palabreja que entonces nadie usaba: plataforma. Mientras tanto, la película se presentó en el Festival de Málaga y se formó la revolución. La crítica alabó su frescura, su osadía y ganó tres Biznagas. En el mismo Festival de Málaga, el propio González Macho que había rechazado su película se lo pensó mejor: “Después del 'bulle bulle' que hubo me dijo que quizás podrían hacer una distribución pequeñita, de 10 o 15 salas, algo muy arty, y yo pensé que muy bien, así que decidimos reunirnos a la vuelta”. El azar quiso que el mismo día de la reunión con el distribuidor, en un restaurante japonés, estuviera presente Juan Carlos Tous, uno de los fundadores de Filmin y la otra persona que hizo posible ese fenómeno llamado Carmina o revienta. 

Me decían que los exhibidores no me iban a dejar, que ningún cine iba a poner una película que estuviera a la vez en plataformas, y yo le dije que íbamos a comprobarlo

Paco León Actor y director de cine

“Era la única persona que había en el restaurante y nos reconocimos”, cuenta Paco León que le dijo que se tomaran algo juntos y así le explicara bien “qué era eso de Filmin”. Le dio una masterclass sobre plataformas y el contexto del momento, con una piratería disparada y muchos diciendo que “nadie pagaría por contenido online”. Le trasladó su pasión, su visión del presente y del futuro y con esa idea en la cabeza subió a la reunión con González Macho. Allí se encontró con una nueva sorpresa. “Nos ofreció 100 salas y adelantar 300.000 euros de publicidad. Ellos se pusieron muy flamencos, en plan, 'toma, ¿y ahora qué?, una oferta que no podrás rechazar', pero yo me puse a hacer preguntas incómodas, como cuánto tenía que hacer la película para tener beneficios, y me dijeron que para llegar al break even había que recaudar 1,5 millones de euros. Era como una hipoteca, que te dan el dinero y te compran el alma. Le pregunté qué peli española había hecho ese dinero y me di cuenta de que eso era una ruina. Me dijo que el cine era así, y ahí me di cuenta de cómo iba esto. Yo de cine no sé, pero, ¿cómo una película que había costado 30.000 euros se iba a gastar ese dinero en promoción? Ese no era el espíritu de mi película”, apunta.

Allí le propuso experimentar, pasar de un estreno comercial al uso y hacer juntos “un estreno multiplataforma”. Su respuesta fue tajante, eso no podía ser: “Me dijo que los exhibidores no me iban a dejar, que ningún cine iba a poner una película que estuviera a la vez en plataformas, y yo le dije que íbamos a comprobarlo, que lo intentáramos, y me dijo que lo intentara yo, que estaba loco y que no contara con ellos”. Su socio le dijo que lo cogiera, que era la oportunidad que todo director novel querría, que no fuera kamikaze. No les hizo caso.

Un empresario improvisado

Con la idea todavía en la cabeza decidió hacer su propio “estudio de mercado en Twitter”. Preguntó a la gente si estarían dispuestos a pagar algo menos de dos euros por ver su película online. Se acuerda de la respuesta de la gente y la define como “magia”. El teléfono no dejó de vibrar lleno de testimonios de gente que lo ayudaron a tomar la decisión. Una persona de Almería que tenía que recorrer muchos kilómetros para ir al cine, una familia de cinco hijos que no se podía permitir ir con todos los miembros al cine, una fan de México…

“Vi que se abría un público potencial enorme y que había mucha gente que no podía ir al cine y dije, no tengo nada que perder, esto es un experimento industrial así que vamos a ponernos a ello”. Tenía claro que quería un estreno en todas las plataformas, pero para eso hacía falta un par de salas. Ahí empezó lo que define como “una cruzada”. Llamando sala a sala, dueño a dueño para convencerlos. El primero en decir que sí estaba en Zamora, y con uno en la mano ya fue más fácil poder decir “que ya había cines que habían dicho que sí y que no serían los únicos”. “Había que generar la sensación de que se estaban perdiendo algo”, añade con picaresca.

Pero siempre encontraba alguna nueva piedra en el camino. Para anunciar su locura a los cuatro vientos concedió una entrevista a El País para contar que Carmina o revienta iba a ser “la primera película en estar en plataformas, DVD y salas de cine”. Su sorpresa fue que cuando salió la noticia no se incluía el dato del estreno en salas tradicionales. “Llamé corriendo para ver qué había pasado, y la periodista me dijo que había hablado con Enrique (González Macho) y le había dicho que es que eso no iba a ocurrir, que los cines no me iban a dejar conseguirlo. Me pillé un cabreo del quince y les dije que si no me iban a creer cuando me hacían una entrevista que no me iban a entrevistar más en su vida. Y colgué. Ahora lo pienso y digo, 'dónde vas colgando a El País', que luego se convirtió en uno de los cómplices más grandes, porque ellos vendieron la película junto al periódico y fue como más se vio”.

Allí estaba yo, jugando a los empresarios, yo que hasta ese momento era el Luisma

Paco León Actor y director de cine

Generar la noticia era “la forma más barata y blanca de hacer promoción”, y ahí comenzó el periplo de Paco León por todos los medios, dando entrevistas y vendiendo un estreno multiplataformas que muchos no querían que ocurriera. También negociando con los exhibidores, entre ellos Yelmo, que no querían poner Carmina o revienta en sus cines pero sí en su plataforma de video on demand, Youzee. “Les dije que iba a estar en todas las plataformas menos en la suya”, cuenta entre risas recordando el órdago lanzado a la empresa: “Les dije que se lo cambiaba por cuatro salas, ellos me dijeron que dos, y yo les dije que vale, pero que las elegía yo y que fueran los Ideal de Madrid y los Diagonal de Barcelona. Allí estaba yo, jugando a los empresarios. Yo, que hasta ese momento era el Luisma”.

Se estaba divirtiendo mucho, pero también reconoce que estuvo “acojonado”. “Esto no sé si debería contarlo, pero me llegaron a decir, no sé si sería verdad, que los exhibidores estaban escribiendo una carta para decirle a los productores que me boicoteasen como actor, y eso me acojonó bastante. Era mi carrera, pero pensé, bueno esto son faroles, sé cómo es la industria y sé que te llaman cuando estás de moda y pasé olímpicamente”. Deja claro que su propuesta no era algo “antisistema”, sino un experimento para ver si era posible hacerse algo así. “Creía que en vez de criminalizar la piratería había que quebrarse la cabeza para hacer más accesible la película, porque nadie pensaba en la señora de Almería que quería ir a cine”, añade.

La ayuda de Filmin

Su cómplice en esta locura fue Juan Carlos Tous, quien confiesa que pensar en esto le hace darse cuenta de que “diez años en internet es una eternidad” y preguntarse qué pasará dentro de diez años. En aquel momento, Filmin era de los pocos que defendían que para contrarrestar a la piratería había que tener disponibles de forma legal las películas y “que las ventanas eran anacrónicas y que no podía haber seis meses entre una y otra”. Era un “entorno agitado”, con mucho debate. Justo el momento en el que se encuentra a Paco León en el restaurante que ambos recuerdan como clave en esta unión. 

“Él estaba convencido de que un estreno Day and date, a la vez en salas e internet, algo que ya se había hecho en EEUU con películas pequeñas, era la mejor oportunidad para satisfacer a un cliente que hacía mucho ruido en las redes sociales y que pedía una disposición de títulos inmediata. Creía que su película podía satisfacer a esta gente y nosotros también y que esto era el futuro. Sabíamos que tarde o temprano iba a llegar de forma masiva para muchos otros títulos”, cuenta Juan Carlos Tous de aquel experimento. Una vez Paco León decide apostar por Filmin, ponen “toda la maquinaria en marcha junto a Cameo”. “Fueron unas semanas excitantes y muy movidas. Yo hablaba con distribuidores de cine y me decían que eso no iba a funcionar nunca, que íbamos a matar al cine, que iba a tener consecuencias negativas… la industria mandaba un mensaje conservador y negativo, pero por redes sociales y el público eran optimistas y vanguardistas”.

También se acuerda de las amenazas. De los comentarios que les decían que si estrenaban en Filmin se olvidaran de llevarla a sus salas o de que las vendieran en su tienda. Para ellos hubo otro reto, el técnico. “Nunca se había hecho algo así, y no sabíamos cuánta gente se iba a conectar, si aguantarían las redes, teníamos una marcha atrás y había pánico. Recuerdo que estaba en un viaje en un hotel y pendiente del móvil, pero todo salió bien y se generó el debate por romper un sistema. Ese debate ha permitido muchas cosas, y creo que fue una puerta para este tipo de películas”, opina.

Fueron unas semanas excitantes y muy movidas. Yo hablaba con distribuidores de cine y me decían que eso no iba a funcionar nunca, que íbamos a matar al cine

Juan Carlos Tous Fundador de Filmin

Para ellos ese momento es “un hito”, Un acontecimiento marcado en su historia “con letras brillantes y bien destacadas”. Probaron su capacidad, les dio repercusión y mucha presencia en los medios, donde Paco León siempre hablaba de Filmin, lo que “fue un altavoz buenísimo”. También los detractores sirvieron de altavoz de una plataforma que todavía daba sus primeros pasos. Aquel estreno simultáneo les sirvió para que otros productores les propusieran lo mismo, y también para “que la industria abriera los ojos y vieran que eso podía ser bueno para todos”. En definitiva, “fue un salto cualitativo”.

Las cifras que resalta Tous lo dejan claro: “Salimos con 25 cines y llegamos a 105.000 euros de recaudación. En video on demand y Pay per View llegamos a 200.000 euros. En iTunes hubo 6.500 pases. En prensa se vendieron 42.000 copias y Cameo vendió otras 28.000 entre DVD y Blu Ray. Hicimos un informe que presentamos Paco y yo y en el que se estimaba que entre 250.000 y 280.000 espectadores habían visto la película. Paco quería que aquella película se viera cuanto más mejor. Era una película fresca, donde mostraba sus dotes como director, y el objetivo era que se viera”. 

Paco León también tiene claro que “el experimento salió bien”, y ahora mira al pasado encantado de que su nueva película vaya a tener un estreno en muchas plataformas sin que nadie lo cuestione. Aquella aventura le hizo aprender muchísimo, sobre todo de marketing, y recuerda uno de sus hitos: “Ese mismo año se estrenó Lo imposible, en cuyo equipo estaba Sandra Hermida, con quien luego yo he hecho todo. Un día comparamos los impactos de comunicación de las películas. Ellos gastaron un millón de euros. Nosotros casi nada. Tuvimos los mismos impactos en notoriedad. Eso me parece un golazo”. Nadie pensaba que un actor que saltaba a la dirección y de la mano de una plataforma podrían anticipar lo que estaba por venir, pero ahora está claro que vieron el futuro mejor que nadie.

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