El fenómeno 'Barbie' (con la ayuda de 'Oppenheimer') hace historia y revienta la taquilla
Jueves 20 de julio, cerca de la medianoche. La céntrica calle Fuencarral de Madrid vive una marea de gente vestida de rosa. Cientos de personas pasean por la calle ataviadas con prendas del mismo color. No salen de un acto de Sumar. Lo hacen del cine. Acaban de acudir al fenómeno del año, Barbie. La película dirigida por Greta Gerwig sobre la famosa muñeca se ha convertido en un acontecimiento cultural. Barbie es la película que hay que ver, lo que nadie esperaba es que su resultado reventara de tal forma la taquilla.
Solo había que dar un paseo cerca de los cines para ver que el éxito de Barbie era obvio. Nadie daba un duro hace unos años por un filme como este, pero el talento de Gerwig, que ha convertido la película en un alegato divertidísimo y feminista contra el patriarcado, le ha dado la vuelta a la tortilla. Barbie es una película para las mujeres, para las niñas, para el colectivo LGTB y para una generación joven y moderna. Los datos del primer fin de semana en taquilla en España y en todo el mundo le dan la razón y confirman que la apuesta de marketing de Warner ha funcionado a la perfección.
Ha logrado más de 6,8 millones de euros en sus primeros cuatro días en España con más de 700.000 espectadores, según las cifras provisionales de ComsCore, la agencia que se encarga de los datos de los cines en España. Supera a Super Mario Bros –aunque el filme animado ganó contando las cifras de su estreno adelantado varios días– y a las películas de franquicias como Marvel. Barbie ha hecho más que Guardianes de la Galaxia, Flash o Indiana Jones. La heroína del año es una muñeca.
El pelotazo de Barbie no ha venido solo, y aquí está lo histórico. Por primera vez dos películas no han competido entre sí, y el éxito de una no ha fagocitado a a otra. El mismo día se estrenaba otra de las películas más esperadas del año, Oppenheimer, el thriller de Christophjer Nolan sobre el creador de la bomba atómica. Lo que muchos se empeñaron en ver como un duelo a muerte donde solo una podía vencer se ha convertido en una alianza donde las dos han sido vencedoras.
Desde las salas de cine y las redes se dio la vuelta a ese enfrentamiento creando el fenómeno #Barbenheimer, apostando por que los espectadores fueran a ver las dos películas. Ha funcionado. Oppenheimer ha abierto con 3,2 millones de euros, una cifra espectacular, y más para una película de tres horas dedicada a un público adulto y no a las familias. La unión de ambas –a lo que hay que sumar la segunda semana de Misión Imposible y el mantenimiento de títulos como Vacaciones de verano– ha provocado una cifra que hacía mucho que no se veía. En España, en un fin de semana de ola de calor y con unas elecciones generales de por medio, han ido al cine más de 1,6 millones de espectadores, la mejor asistencia en cuatro años. Exactamente desde noviembre de 2019.
Récords para Barbie
El resultado en España es el reflejo de lo que ha pasado en el resto del mundo, donde Barbie ha destrozado récords y ha hecho historia. Primero, al convertirse en la película dirigida por una mujer más taquillera en su primer fin de semana. Las predicciones hasta hace unas semanas eran de 75 millones en sus primeros días. Finalmente han sido más de 164 millones. Más del doble. El anterior récord para una directora era para Wonder Woman, dirigida por Patty Jenkins, con 103 en su primera embestida a las salas, y Capitana Marvel, codirigida por Anna Boden y Ryan Fleck, que en 2019 hizo 153 millones. Barbie ha pisoteado cualquier previsión y su nota en Cinemascore, los analistas sobre el boca a boca de cada título, augura un futuro muy largo, ya que los espectadores le han dado una A, la nota más alta, que equivale a un sobresaliente.
En EEUU supera también a Super Mario Bros como la película más taquillera del año en su primera fin de semana, y ahora solo queda ver hasta dónde puede llegar. Los 300 solo en EEUU están más que asegurados. En sus tres primeras, el total mundial de Barbie ya pasa de los 340 millones, al sumar los 163 de EEUU y los 182 del resto de países. Unas cifras apabullantes.
Lo de Nolan también es digno de estudio y para celebrar. En EEUU las previsiones más optimistas le daban unos muy buenos 50 millones en el fin de semana. Ha llegado a los 82,4 millones. Allí, además, la calificación por edades obtenida, una R que la marca como película para mayores de 17 años o acompañados por un adulto, parecía limitar sus opciones de taquillazo. Ni por esas. Casi compensa su presupuesto de 100 millones en una semana. Es la película con dicha calificación más exitosa desde Joker en 2019, ha superado a John Wick 4 y se coloca en el puesto 11 de las películas R más taquilleras en su primer fin de semana en toda la historia, justo por detrás de La pasión de Cristo.
Más datos para el optimismo. Sus 82,4 millones la convierten en la película más taquillera de Nolan sin contar sus secuelas de Batman (El caballero oscuro y El caballero oscuro: la leyenda renace). Ha hecho más que Origen o Interestelar en sus respectivos fines de semana. La nota que le otorgan los usuarios es otra A, por lo que, como Barbie, su paso por taquilla se espera largo. A eso hay que añadir que, muy probablemente, ambas se verán recompensadas con varias nominaciones a los próximos Oscar, por lo que su éxito se prolongará hasta, al menos, febrero del año que viene. Es la primera vez en la historia que dos estrenos abren con más de 80 millones cada uno. Su suma ha provocado que este sea el cuarto fin de semana más taquillero de la historia en EEUU y el mejor desde la pandemia.
El éxito de ambas películas también pone en cuestión el modelo de taquillazos de Hollywood, que ha apostado durante años por explotar sus franquicias, agotándolas y cansando a los espectadores. A ello ha contribuido su expansión en forma de series, como ha pasado en el caso de Marvel. Tanto Barbie (con un coste estimado de 145 millones de presupuesto) como Oppenheimer (con 100) están lejos del dinero que ha costado Indiana Jones y el dial del destino, con 300 millones de presupuesto, o la última parte de Misión Imposible, que ha valido 290 millones. Sin embargo, su resultado ha sido mucho mejor que el de las dos sagas y la rentabilidad para los estudios, mayor. Quizás ha llegado la hora de producir películas originales y de calidad en vez de estirar un chicle que ya sabía a revenido.
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