El Festival de Cine de San Sebastián ha expresado en un comunicado oficial su posición respecto a la invasión de Ucrania por parte de Rusia. En las últimas semanas, el sector cultural se ha alineado para crear medidas de protesta y presión. En este sentido, una de las primeras en actuar fue la Academia de Cine Europeo, que eligió prohibir para sus premios de este año a cualquier película rusa. Desde el Festival de Cannes matizaron su postura y prefirieron no invitar a ninguna delegación rusa ni películas realizadas con el apoyo del Gobierno ruso o por directores que hubieran expresado su apoyo a Putin. Abrían la mano a realizadores disidentes que podrían mostrar sus filmes en el certamen.
San Sebastián ha afinado todavía más, y en su nota de prensa subraya que sus “procesos de selección evalúan las obras cinematográficas de manera individual, nunca en función de la nacionalidad a la que estas pertenezcan, incluso cuando provengan de países con gobiernos que conculcan derechos fundamentales”. “Así seguiremos haciéndolo en estos tiempos convulsos. No podemos hacer responsable a la ciudadanía de un país de las decisiones de sus gobiernos. En muchas ocasiones, como ocurre con los miles de ciudadanos rusos que se están manifestando en contra de la guerra, no solo no están de acuerdo con las decisiones de sus gobiernos, sino que luchan contra ellas”, añade el comunicado.
Habrá, por tanto, un análisis caso a caso y será el comité de selección el que decida si una película rusa puede estar en el Zinemaldia o no. Antes de todo expresan “su rotunda condena ante la intolerable agresión de Rusia a Ucrania, en lo que constituye una flagrante vulneración de la legalidad internacional”. “La guerra provocada por el Gobierno ruso con el ataque a un Estado soberano está generando ya víctimas entre la ciudadanía ucraniana, que sufre desde el pasado 24 de febrero bombardeos, persecución y desplazamientos forzosos y masivos de sus habitantes. Queremos hacer llegar a la población de Ucrania nuestra solidaridad ante esta tragedia humanitaria”, continúa.
Por ello el Festival de San Sebastián subraya su “compromiso con la democracia y los derechos humanos”. Un compromiso que se expresa a través de su “trabajo incesante para transmitir cultura cinematográfica y difundir por tanto las películas de artistas de todo el mundo, generando así un debate imprescindible”. “Por todo ello, siempre confiaremos en el poder del Festival como altavoz de voces disidentes, que buscan expresarse artísticamente en países hostiles a este derecho, incentivando con ello debates democráticos de carácter internacional. Aquellas voces rusas que se oponen a la agresión cometida por su país siempre tendrán un lugar en el Festival de San Sebastián”.
Desde el Ministerio de Cultura, también se marcaron hace unos días las líneas de actuación para el ámbito cultural y apostaban por un veto que se materializaba en una serie de medidas como “instar a la suspensión de los proyectos e iniciativas en curso con la Federación Rusa, así como la cancelación de aquellas que se hubieran previsto y aún estuvieran pendientes de iniciarse”. Una postura que un día después matizó el ministro de Cultura, Miquel Iceta, que en un acto para presentar las novedades del Estatuto del Artista, declaró que las medidas suponen la “suspensión de la colaboración institucional” con Rusia, aunque hay diferenciaciones entre “un pueblo y un Gobierno”. “Seguiremos leyendo a Tolstoi, a Dostoievski y a Turgueniev: sabemos distinguir perfectamente lo que es un Gobierno y lo que es un pueblo y la cultura”, puntualizó Iceta.