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El futuro del cine de autor en las salas se negocia en los sótanos de los festivales

Javier Zurro

4 de junio de 2022 22:20 h

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En el sótano de un palacio de congresos, debajo de plantas que albergan salas de cine y alfombras rojas, se decide el futuro del cine de autor. Puede sonar exagerado, pero realmente es en aquellos pasillos y en aquellos mostradores donde se cierran los negocios sobre lo que se va a producir en los próximos meses pero, principalmente, donde se compran y venden las películas que se podrán ver en las salas de cine (o en las plataformas) la próxima temporada.

Existen otros mercados, pero ninguno como el del Festival de Cannes. Aunque por la televisión solo veamos glamur, fotos, a Albert Serra con sus provocaciones y a Ruben Östlund ganando la Palma de Oro, el auténtico festival se desarrolla en los subsuelos del Palais. Allí es donde todo cobra sentido. Sin lo que ocurre en el llamado 'Marché' no habría cine de autor. Las distribuidoras de todos los países acuden con sus equipos (y hasta con ojeadores como Pucho, de Vetusta Morla), dispuestos a ver el cine adulto más prometedor. 

Todos quieren los trofeos más sabrosos —las películas de directores conocidos sin distribuidor—, y todos están atentos a aquellas joyas que andan sueltas. Este año, por ejemplo, una de esas sorpresa fue Las ocho montañas, que desde su primer pase en el mercado hizo que todas las distribuidoras pusieran los ojos en ella. Finalmente ha sido Avalon quien se la llevara, pero fue la presa más preciada de un Cannes donde muchas llegaban con dueño de casa. Esta edición del mercado era especial. Era la primera vez que se desarrollaba con normalidad tras la COVID, y por eso no ha querido perdérsela casi nadie.

“Cannes nos reúne a todos”, explica Enrique Costa, distribuidor que tras años en Avalon fundó junto a María Zamora el año pasado su propia compañía, Elastica, con la que compró en Cannes dos de los éxitos del cine de autor del año pasado, Drive my Car y La peor persona del mundo, uno de los pocos éxitos de taquilla de este tipo de cine. “Para nosotros este es el mercado más importante. El 95% de las películas de la Sección Oficial de Cannes se acaban distribuyendo en cines, y eso no pasa en ningún otro festival. Este es el lugar donde se decide todo”, añade.

El equipo de BTeam se trasladó a Cannes en busca de nuevas películas. Lara Camiña, Alex Lafuente y Ania Jones son los responsables de haber llevado a España Otra ronda, uno de los pocos éxitos del cine durante la pandemia. Una película que compraron en guion, una opción para comprar más barato, ya que el filme todavía no se ha rodado y que se usa cuando hay un nombre potente detrás, en este caso el de Thomas Vinterberg. La jugada les salió redonda. “De Cannes salen las películas del año, no de Berlín ni de Toronto. Las que funcionan en taquilla están aquí”, apunta Camiña

Hay que analizar el mercado, estos años ha habido tantos cambios que cada vez es más difícil. Y hay que hacer números, aunque sea en una servilleta

La rutina de un día puede suponer ver cuatro películas, varias reuniones y luego poner en común lo que se ha visto para ver si algo merece la pena. Si la película no conecta con ellos lo mejor es salir de la sala y ver otra. No se puede perder el tiempo y tampoco tomar decisiones en frío, porque antes que hacer una oferta hay que pensar en todo. “Hay que analizar el mercado, estos años ha habido tantos cambios que cada vez es más difícil. Y hay que hacer números, aunque sea en una servilleta. Porque una película te puede encantar, pero hay que hacer números antes de hacer una oferta”, añade Jones que subraya que cuanto antes tengan claro si les interesa será mejor para tener una ventaja frente a otros compañeros. Como completa su compañero Álex Lafuente: “El éxito no es comprar la mejor película, es comprarla en las condiciones adecuadas para que sea rentable, puedes tener Otra ronda o Drive my Car, pero si has pagado mucho por ella no es un buen negocio para ti”.

Aunque hay bastante secretismo con lo que se paga por una película, durante el Festival de Cannes la revista Ecran Total publica varios números en los que desglosa los presupuestos de títulos franceses y también varios precios de venta internacionales. Por ejemplo, desde Ecran consideran que el precio para distribuir fuera de Francia Les amandiers, película en concurso, está en torno a los 90.000 euros, aunque luego cada territorio negocia su propio precio. Este año los precios han vuelto a la normalidad, aunque la taquilla no lo haya hecho. Ese aumento hace que los distribuidores piensen mucho más qué películas comprar, ya que la gente no ha vuelto a las salas a ver ese tipo de cine.

Ha sido el Cannes más duro en 25 años, porque no sabes qué comprar. Ahora dicen que hay que comprar para los jóvenes que están yendo a las salas

“Los precios han subido mucho, pero no solo por la recuperación, sino porque han notado que hay movimiento en España de distribuidores. Hay gente nueva que viene muy fuerte en el mercado y hay competencia, porque las películas que funcionan son cada vez menos. La taquilla se concentra en menos títulos y eso hace que se sea más agresivos en las ofertas y los agentes de venta lo están viendo y están siendo ellos los que vienen con unos precios más altos que no se ajustan con la realidad de la taquilla. Es una coyuntura poco realista con lo que luego nos encontramos cuando estrenamos”, dice Álex Lafuente de esta edición.

Un veterano del mercado de Cannes es Enrique González Kuhn, director general de Caramel Films, distribuidora que ha estrenado en España la última Palma de Oro, Titane. Lleva yendo 25 años y cree que este ha sido “el más difícil” de toda su vida. “El más duro, porque no sabes qué comprar. Ahora dicen que hay que comprar películas para los jóvenes que están yendo a las salas, pero es que Cannes no es para jóvenes, es otra cosa, es un festival para la gente que le gusta el cine y enfocado al estreno en salas y ahora la recaudación es raquítica. En cambio, los distribuidores han comprado como si no hubiese pandemia. No sé si es un salto hacia adelante. Tengo la sensación de que si se compra y se vende tanto es porque hay confianza y que después del verano, con las mascarillas ya desaparecidas por completo, la cosa puede mejorar”, dice con contundencia.

Confirma que los precios están altísimos y cree que se debe a dos motivos, primero porque “los vendedores tienen que recuperar lo que han perdido con la COVID y las películas se han encarecido con la pandemia”. También destaca que las distribuidoras tienen “hambre” y ahora hay otros actores que compran, como las plataformas, y al final todos quieren lo mismo: “Títulos con cara y ojos, y eso está carísimo, porque entre tanta oferta todos queremos lo mismo, nombres de directores y actores para pasar el filtro para que tengan visibilidad. Estamos invadidos de contenidos a precio de oro”.

No solo las distribuidoras, también las plataformas acuden a Cannes en busca de nuevas adquisiciones para sus catálogos para diferenciarse de sus competidoras. Es el caso de Filmin, empresa española que presentó allí El agua, que estrenará en cines antes de llegar a su plataforma, y que lo que busca en Cannes son películas que puedan “ser relevantes” para sus suscriptores y que despierten “el interés de la crítica y los medios para poner el foco en la película, y por tanto en la plataforma y eso se traslada a más visionados y suscriptores”, como explica Jaume Ripoll, cofundador, director editorial y de desarrollo de la compañía.

También ha notado el aumento de precios y cree que es paradójico con el estado de la taquilla. Lo achaca a una euforia post COVID que ha creado una burbuja. Desde hace unos años, Filmin también actúa como compañero de viaje de distribuidoras como Avalon o Elastica. Les ayuda en sus estrenos en salas y ya van marcando el camino de esos títulos, que terminarán en Filmin. “Somos compañeros de viaje para las películas, somos distribuidores y exhibidores”, explica Jaume Ripoll y destaca que en filmes como Broker y Triangle of Sadness seguirán esa trayectoria junto a Avalon. También han adquirido otros en solitario, como Les amandiers o The night of the 12th, a lo que se suma lo nuevo de Lars Von Trier y el resto de su obra para completar su filmografía, además de clásicos como la obra de Jean Eustache.

Hay un cine autoral que antes dependía de las salas y que creo que lo va a tener muy complicado para llegar a España

Antes tenían claro lo que funcionaba, películas para “las señoras de la calle Fuencarral de Madrid o Sarria en Barcelona, pero no están yendo”, recuerda Lara Camiña. Por eso Enrique Costa apuesta por “olvidar 2019”. “No podemos añorar algo que puede volver a pasar o no. Hay que adaptarse al nuevo público. Un público joven que se está interesando por este cine. Ahí está La peor persona del mundo, que interesó a la gente entre 20 y 30 y tantos. Yo estoy preocupado por los próximos seis meses, porque hay mucho cine para estrenar. No hay sitio para todos y el público no está llenando las salas como deberían”.

Hace cinco años todo lo que pasaba por Cannes llegaba a las salas. No solo su Sección Oficial, sino las de las secciones paralelas, donde se encuentra el futuro del cine de autor. Ahora, esas películas pequeñas lo tienen “cada vez más complicado”. “Hay un cine autoral que antes dependía de las salas y que creo que lo va a tener muy complicado para llegar a España. Estamos siendo muy cautos, y las películas de Quincena de Realizadores o Un Certain Regard que antes se distribuían ahora no van a llegar a salas”, dice Lafuente. “Ahora es muy arriesgado, antes nos compensaba porque había un margen de error, y la pena es que se van a quedar sin llegar a España”, añade su compañera Lara P. Camiña. Consecuencias de un mercado que ha mutado de forma radical en menos de dos años y que espera asentarse a la espera de que la gente vuelva a las salas.