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Sus gafas, su sombrero y una cámara de fotos despiden a Carlos Saura junto a los tambores de Calanda

La capilla ardiente del fallecido cineasta Carlos Saura se ha abierto este lunes al público con el retumbar de los tambores de Calanda, cuyos intérpretes los han tocado a ambos lados del féretro. Los tambores de esa localidad aragonesa que se tocan en Semana Santa están unidos a la filmografía de Saura por su aparición en la película Peppermint Frapé, de 1967.

Encima del escenario se ha situado una silla de director y, sobre ella, sus gafas de ver, su sombrero y una rosa roja. Al lado, una de sus cámaras de fotografía y el Goya de honor que la Academia le otorgó este año. En la gran pantalla, una imagen del director. Pasadas las doce de la mañana, la familia de Saura subió al escenario junto a los diez músicos. Tras el homenaje musical, uno de los tamborileros le ha regalado las baquetas a su viuda, Eulalia Ramón, que posteriormente ella ha depositado sobre el féretro.

Junto a sus objetos había también una muestra de los Fotosaurios de Saura, como él llamaba a sus fotografías intervenidas con dibujo y pintura.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y el ministro de Cultura, Miquel Iceta, han acudido a mostrar sus respetos a la capilla ardiente, instalada en la Academia del Cine. “Si el cine y la cultura representan el alma de una sociedad, el realizador lo hace de nuestro país”, ha declarado Sánchez. Iceta ha querido resaltar que la coincidencia de los Goya con el fallecimiento de Saura ha permitido hacer una despedida “por todo lo alto”. “Muchos de los directores y directoras se sienten y son parte de la escuela que él fundó. No se puede hablar de cine español sin hablar de Saura, que nos ha dejado una escuela que está cosechando grandes triunfos”, ha añadido el ministro.

También lo ha hecho Pedro Almodóvar, quien ha destacado que Saura se inició como cineasta en una “década difícilisima para hacer cine, los años 70”, cuando filmó “varias obras maestras” bajo “una dictadura tremenda”. También ha subrayado que en su “carrera dilatadísima” supo “reinventarse” y tras haber dirigido “un montón de películas fantásticas” se adentró en el género musical con una fórmula “que no se había hecho en ningún lugar”. “Para todos los que nos dedicamos a esto es una gran lección en todos los sentidos”, ha reconocido Almodóvar a la prensa, según recoge EFE.

“Hay una linea entre Buñuel, Saura y Almodóvar. Era un hombre libre y un gran artista. Siempre recuerdo que decia que le gustaba insistir en sus errores porque en ellos estaba su verdadera personalidad”, ha recordado el expresidente de la Academia y cineasta Mariano Barroso.

Eulalia Ramón y los siete hijos del cineasta han hablado ante los medios a la salida del acto. Allí han explicado que el realizador “se fue de una manera lúcida y muy bonita”. “Se ha ido a lo grande. Queremos celebrar la vida que ha tenido y ha mostrado una lección de fortaleza, unidad y sentido del humor hasta el final”, ha añadido la actriz y viuda de Saura.

El cineasta aragonés, director de grandes obras del cine español como Cría cuervos o La prima Angélica, falleció un día antes de recibir el Goya de Honor. El galardón se le fue entregado a su viuda y dos de sus hijos en la gala del pasado sábado. En ella, muchos de los creadores cinematográficos actuales reconocieron su influencia.

El Consejo de Ministros le concederá este martes la Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio por “su indiscutible contribución a la cultura y el arte españoles” y por ser “uno de los grandes artistas esenciales de la historia de España”.