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Monstruos de goma y violencia sexual intergaláctica: películas que copiaron a 'Alien'

Los diseños del artista H. R. Giger enriquecieron la estética de 'Alien'

Ignasi Franch

Solemos decir que todo está en Los Simpson. La dimensión desconocida, una especie de enciclopedia de lo fantástico y lo terrorífico, es otra de esas series que aglutinó centenares de referencias posibles y, a la vez, influyó en multitud de obras posteriores. Pero la gran pantalla también regala algún caramelo a los cazadores de copias, homenajes y variaciones.

Uno de ellos es Alien, memorable exploración de las intersecciones del terror con la ciencia ficción. Y ejemplo, también, de cine de género con vocación artística que bebe de fuentes muy diversas. En la letra, se evocaba a Joseph Conrad y El corazón de las tinieblas. En la estética, en el diseño del enclave alienígena que descubren los protagonistas, resonaron los ecos de Lovecraft y las arquitecturas extrañas de En las montañas de la locura.

Influencias 'pulp'

Eran los tiempos en que Steven Spielberg convirtió las películas de bañistas amenazados en un entretenimiento respetable. En paralelo, George Lucas tomó de la mano el cine de ciencia ficción juvenil y le incorporó pinceladas exóticas (de la literatura artúrica a La fortaleza escondida). El resultado, de todos conocido, es el éxito perdurable de La guerra de las galaxias. Un éxito que impulsó la apuesta de Fox por la más arisca y atmosférica Alien.

Los guionistas de la obra, con el muy cinéfilo Dan O'Bannon (Dark Star, El regreso de los muertos vivientes) entre ellos, también optaron por mirar hacia el pasado. Clásicos de la ciencia ficción como El enigma de otro mundo o Planeta prohibido influyeron en detalles de la trama. Pero el modelo principal fue una película low cost de los años 50: El terror del más allá, una especie de Diez negritos con misión de rescate... y un monstruoso polizonte que asesina a los tripulantes de una nave espacial. La amenaza se mueve (inicialmente) por conductos de ventilación, resulta prácticamente invulnerable y solo el vacío puede acabar con ella.

El filme de Ridley Scott trascendió completamente ese modelo en el apartado estético: cuidados diseños del artista suizo H. R. Giger, una inquietante banda sonora de Jerry Goldsmith... En El terror del más allá, todo era mucho más prosaico y funcional. Entre otras cosas, pero no solo por ello, porque el presupuesto solo daba para bombas de humos, para chispazos y para vestir con un traje de goma a un actor. Con todo, el espectáculo de suspense estaba razonablemente conseguido. Como era habitual en la sci-fi de la era McCarthy, la narración incluía respeto a la autoridad, amores castos y división sexista del trabajo.

Más estilosas resultaron otras referencias posibles, como la producción italo-española Terror en el espacio. El detonante de la trama era una transmisión que se interpreta como una señal de socorro. También se mostraba que otra nave espacial pilotada por un extraterrestre colosal había respondido previamente, y con consecuencias trágicas, a la misma llamada. Scott y O'Bannon coincidieron en afirma que no habían visto este apreciable filme de Mario Bava (Las tres caras del miedo) antes de rodar su película.

A su vez, Terror en el espacio mantenía algunas similitudes con Planeta sangriento. Curtis Harrington, un cineasta relacionado con las vanguardias y el cine queer, recibió el encargo de construir una película combinando material nuevo con metraje del filme soviético Mechte navstrechu. La mezcla resulta desconcertante, pero puede atraer a los aficionados al género. El mismo O'Bannon pareció inspirarse en ella, y en su sensual vampiresa del espacio, para otro cóctel de préstamos y homenajes: Fuerza vital.

Las inspiraciones posibles de Alien no sólo fueron cinematográficas. El escritor A. E. van Vogt interpuso una demanda por las semejanzas entre el filme y sus cuentos Destructor negro y Discordia en escarlata. Al parecer, se llegó a un acuerdo extrajudicial cuyos detalles no fueron revelados.

Violencia sexual del espacio exterior

Después del estreno de Alien, llegó el carrusel de imitaciones, guiños y estrenos oportunistas. La película, construida en parte como un puzle de referencias, inspiraba nuevos filmes. Desde Italia, unos productores apostaron directamente por estrenar una película titulada Alien 2, a pesar de que carecía de ambientación futurista o espacial y trataba de meteoritos asesinos. La también italiana Alien contamination incluyó unos huevos letales clamorosamente copiados del filme de Scott.

Diversas variaciones de Alien se centraron en la vertiente más sexual de la película, que estaba repleta de imágenes reminiscentes de penes y vaginas, de violaciones orales y partos letales. O'Bannon afirmó que con el ataque y muerte del personaje interpretado por John Hurt había querido explorar el miedo masculino a la penetración. Reivindicaba, además, que había invertido la tendencia a convertir el sufrimiento femenino en un espectáculo. Eso sí: rehuía la erotización de la tortura y la muerte.

El camino criticado por el guionista fue, precisamente, el que tomaron algunas imitaciones de su propuesta. No requería mucho dinero, ni mucha inventiva, centrarse en crear monstruos babosos, escenificar muertes desagradables y explicitar el subtexto sexual. Inseminoid y Xtro fueron ejemplos de ello, con escenas de violaciones perpetradas por seres extraterrestres. No faltaban los alumbramientos desagradables.

Xtro parece una versión repugnante y alucinada de E. T., con sus protagonistas jóvenes y sus familias en problemas. En ella, un niño sufre la angustia del abandono paterno por motivo de abducción extraterrestre, hasta que una versión mutada del progenitor vuelve a la Tierra para llevárselo con él y alejarlo de una madre que ha rehecho su vida sentimental. En paralelo, otras mujeres sirven de gestantes e incubadoras humanas de huevos.

La galaxia del terror y Galaxia prohibida, producidas por un héroe de la serie B como Roger Corman, guiñaban el ojo a tebeos fantásticos como Flash Gordon. A la vez, ponían el foco en los aspectos más gore y sexualizadores de Alien. De la peculiar La galaxia del terror se recuerda una escena de violación homicida especialmente bochornosa por la manera inverosímil y grotesca de llegar al objetivo deseado: el desnudo del personaje femenino. Con bastante ritmo y ciertas ínfulas de modesto ejercicio de estilo, Galaxia prohibida ejemplifica una sexploitation menos agresiva y más babosa, sin asesinatos presuntamente eróticos pero con unas cuantas escenas de duchas y saunas. En esta ocasión, no se critica la codicia corporativa sino la arrogancia médica.

Dos clásicos del cine trash como David DeCoteau y Fred Olen Ray hicieron sus propias producciones low cost que han sido vinculadas con Alien: Experimento secreto y Creepozoides. Pero los ecos del filme de Scott también llegaron a producciones con más medios como La cosa o Leviathan, un ambicioso potaje italoamericano que partía de fuentes diversas.

De las copias ajenas a la explotación propia

En los años 90, la franquicia Alien fijó una cierta velocidad de crucero. Estrenar nuevas entregas a un ritmo de dos filmes por década hacía menos atractiva la producción de imitaciones. La misma Fox saciaba la sed de los aficionados con Alien 3, Alien: resurrección o una Alien vs. Predator con tintes de autoexplotación, de autoimitación en forma de cara serie B.

Aun así, periódicamente asalta las carteleras cinematográficas algún título que hace exclamar a crítica y público: “Se parece a Alien”. La vapuleada Virus sería un ejemplo. Más difusas eran las influencias sobre Species, a pesar de la participación de un Giger que lamentaba que el proyecto recordaba demasiado a la saga Alien. Como en el caso de Virus, el resultado también remitía a Terminator.

Poco antes de la llegada de Alien: Covenant, la reciente Life revivió de nuevo el terror espacial con una ficción algo vulgar. La propuesta quizá se asemejó más al survival de Gravity que al gótico espacial de Alien. Su planteamiento tenía ecos de la retórica Obama: mirada aparentemente buenrollista a la cooperación internacional, armonía entre personas diversas pero semejantes, y defensa violenta contra una peligrosa amenaza exterior. Todo ello en una estación espacial donde no caben las pinceladas sobre desigualdades económicas y las relaciones tensas que enriquecían el filme de Scott.

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