Desde que llegó La sociedad de la nieve, primero a cines y desde el 4 de enero a Netflix, su efecto se ha propagado como un tsunami, y el juego de palabras se antoja perfecto para hablar de una película de Juan Antonio Bayona. Hay hasta una extraña unanimidad en torno a ella. La odisea de los supervivientes de la tragedia de los Andes del 72 emociona y conmociona. En su primera semana en la plataforma consiguió 22,9 millones de visionados. Es el segundo mejor registro de una película no hablada en inglés de la historia de la plataforma y no parece que se vaya a quedar ahí.
Entre quienes se han visto interpelados con el filme de Bayona se encuentra Javier Bardem. Hace unas semanas le veíamos de anfitrión de un pase de la película con académicos de Hollywood, y ahora como entrevistador del director y de dos de los actores de su reparto, Enzo Vogrincic y Matías Recalt, nominado al Goya al Mejor actor revelación. Lo hacen en un encuentro que ofrece en exclusiva elDiario.es y producido por Netflix donde se desgranan las claves del filme y donde se habla del oficio de actor.
Bardem, que sabe lo que es ganar un Oscar, actúa casi de maestro de ceremonias y muestra su pasión por una película de la que dicta sentencia con una frase: “Es un trabajo extraordinario, hermoso e importante. También en el sentido humano, porque creo que es una película que nos hace un poquito mejores. Sinceramente, creo que nos cambia la vida”. Para el actor, uno de los grandes valores de La sociedad de la nieve está en un momento en el que quizás pocos se fijan, en esos 13 minutos de créditos, donde sale toda la gente que trabajó en ella de Uruguay, Argentina y España.
“Una película hablada en español, a ese nivel de excelencia en todos los aspectos… Qué orgullo, qué maravilla y qué apuesta. Es algo de lo que sentirse orgulloso y que a veces se reconoce poco, así que cuando se hace, como es el caso, hay que decirlo y hay que mostrarlo. Hay que pasearlo, porque el nivel de calidad técnica, evidentemente también actoral, pero el nivel técnico es igual de excelente que en cualquier otro país del mundo”, dice el actor.
Para Bayona esto fue uno de los grandes retos, y esa fue “la razón por la que esta película no ha existido antes”. “El mercado está dominado por el inglés y por las grandes producciones. Esta es una gran producción en español y eso no existe. Es una película que está rompiendo, o intentando romper, una barrera, un techo de cristal que está ahí impuesto por el mercado. Yo quiero contar nuestras historias en español, y es un esfuerzo que nos ha costado 10 años y estamos muy orgullosos. Que la gente lo asuma como un éxito de todos, eso para mí es superimportante”, añade.
Un trabajo colectivo
Los actores destacan el formar parte de un trabajo tan “colectivo”, y eso es algo que Bayona intentó desde la elección del punto de vista narrativo, apostando por la coralidad. También en su decisión de confiar en rostros nuevos su película. Como cuenta el director en el encuentro, para él el trabajo actoral consiste en ir “de la mano siempre y con mucha confianza y mucha honestidad”.
Una historia en la que se ha destacado siempre ese sentimiento de comunidad, tan presente desde el título, pero que como señala Matías Recalt, que interpreta a Roberto Canessa, también muestra los instintos individualistas en la supervivencia. “La nieve también es individualista. Yo he hablado con Canessa y él me decía que también cada uno se quería salvar a sí mismo, porque en algún punto no tienes la energía para pensar en el otro. Obviamente quería que volvieran todos, pero hay algo en esas situaciones que quieres salvarte a ti”, opina sobre la metáfora del filme al mostrar lo que ocurre en “un grupo y en la sociedad”.
Matías Recalt vivió este rodaje también como un duelo personal. Su padre falleció en el proceso de casting, y reconoce que “para poder hacer la película” tuvo que ponerse “una especie de escudo, poner las cosas debajo de la alfombra”. Un escudo que impedía muchas veces que le traspasaran las emociones del personaje. “Sentía que había algo emocional que no me estaba pasando, pero claro, a mí Canessa me dijo que en la montaña nunca se quebró ni lloró, y eso me costó mucho tiempo entenderlo”, recuerda. Bayona ahora entiende la perfección con la que en muchos momentos todo el mundo estaba roto y él aguantaba.
Actores y personas reales
El actor que da vida a Numa, Enzo Vogrinic, desvela el momento en el que conoció a la familia de Numa, su personaje y el narrador del filme. Estuvo en su casa, vio su habitación, le contaron anécdotas. Eso salía sin que él lo esperara en medio del rodaje. “Estaba en una escena y me sorprendía ese recuerdo y venían esas cosas. Todo estaba al servicio de eso. Como si mi cuerpo recordara haber estado ahí”. La importancia que dejó Numa en sus amigos fue la misma que Vogrinic hizo en el rodaje. “Cuando se marchó del rodaje, lo que dejó ahí se notaba en la atmósfera del set y cuando puedes captar eso con la cámara es precioso”, analiza Bayona.
El actor de No es país para viejos o Mar adentro da las que para él son algunas de las claves del éxito del filme, como el narrar “desde la emoción, sin ser solemne ni categórico, sino simplemente desde la debilidad y la humanidad de unos chavales que no sabían absolutamente nada de nada y se encontraron con el todo”. También destaca que Bayona haya sido “honesto” y no haya decidido apostar por “hacer virguerías o virtuosidades”.
Todos los actores se acuerdan del momento en el que conocieron a los supervivientes. Se hizo una comida y se fueron presentando todos. Hubo chistes, pero también respeto. A Enzo Vogrinic le pasó siempre lo mismo. Cuando decía que hacía de Numa la gente se acercaba y le daba un abrazo.
“Yo decía, pero si esta persona no me conoce. No me está abrazando a mí, está abrazando a Numa. Está abrazando a Numa a través de mí, y era muy fuerte. Numa dejaba en otros una huella inexplicable y sienten un agradecimiento extra. Había una cosa ahí muy cargada, que la sentías y te daba ya esa responsabilidad”.
Una excelencia interpretativa que para Bardem llega cuando se acompaña y no se fuerza. “A mí me ha pasado a veces que veo que hay una agresión también, una falta de confianza, un empujar, un obligar desde un lugar que no es sano. Y más que empujar es acompañar”, opina Bardem, que sabe de lo que habla. No podía ser de otra forma. Igual que aquellos supervivientes se acompañaron en vez de empujarse, el reparto ha hecho lo mismo para conseguir que todo esté en su sitio y que la película se haya convertido en un fenómeno de los que pasan pocas veces en el cine español.