María Zamora, la descubridora de Carla Simón y toda una nueva generación de directoras
El cine español ha hecho historia gracias a Carla Simón. La directora catalana ganaba esta semana el Oso de oro en el Festival de Cine de Berlín con su segunda película, Alcarràs, un filme coral sobre una familia de recolectores de melocotones que emocionó al jurado presidido por M. Night Shyamalan. Es solo su segunda película, pero Simón ya apunta a los grandes festivales y se ha convertido en la primera mujer española en lograr este galardón. Para que ella lo lograra, para que Alcarràs llegara a buen puerto —una película que vivió un parón de un año por la pandemia—, la directora contó con una mano amiga, la de María Zamora, la productora que la descubrió cuando todavía hacía cortos y que produjo, junto a Valérie Delpierre, aquel Verano 1993 que también comenzó su andadura en la Berlinale.
María Zamora es la otra gran triunfadora de Berlín. Este Oso de oro sabe a confirmación de una productora que apuesta por nuevas miradas, por talentos emergentes y, sobre todo, por mujeres jóvenes que están poniendo patas arriba la industria del cine. Zamora es también una de las productoras de Libertad, la magnífica ópera prima de Clara Roquet que ha ganado el Goya a la Mejor dirección novel y que compitió en la Quincena de Realizadores del pasado Festival de Cannes. Cine que viaja, que emociona y que habla de nosotros.
Todavía con la emoción en la voz, María Zamora cuenta cómo ha vivido unos días tan vibrantes. “Todo fue muy precipitado, era la última película que vio el jurado, porque la proyectamos el martes, y cuando nos fuimos a comer y celebrar con todo el equipo, ahí mismo, nos llamaron y nos dijeron, ‘no os vayáis, os tenéis que quedar’. En ese momento, en el que todavía no has digerido lo anterior y te dicen que encima hay premio, fue brutal, maravilloso”, explica la productora. Lo que nunca dicen es qué premio es el recibido, así que toda la ceremonia se pasó “cogiendo de la mano a Carla”. Juntas vieron cómo iban dando todos hasta llegar a ese Oso de oro. Un momento “brutal y maravilloso”.
Todavía está digiriendo el premio, pero sí tiene claro que no son “conscientes de la dimensión que tiene y lo que supone para el cine español, el cine independiente y el cine de Carla”: “esto te da una proyección imparable”. Un Oso de oro que resume la carrera de una productora que lleva más de 20 años en esto, y que siempre ha mirado fuera de los nombres consagrados. “Esto es un trabajo que viene de hace muchísimo tiempo, he estado 21 años en Avalon, y ahora en Elástica [la nueva distribuidora y productora donde seguirá con la misma función] con el mismo trabajo que he estado haciendo desde 2001”.
Sus primeras apuestas fueron por los cortometrajes junto a directores a los que acompañaba en su primera película. “Con el primero que hicimos esto fue con David Planell y La vergüenza, y ganamos la Biznaga de Oro en Málaga y él estuvo nominado a director novel en los Goya. Hemos tenido mucha suerte, porque también produjimos la primera película de Nely Reguera, María y los demás, que también estuvo nominada al Goya o las películas de Elías León Siminiani, la primera de Carla, ahora a Clara Roquet… pero esto viene de hace tiempo y hemos tenido la suerte y la intuición de acompañar a directores con proyectos que luego han tenido repercusión”.
Aunque se quite importancia no puede haber solo intuición o suerte, sino un buen ojo para descubrir ese talento que nos cuenta otras historias. Con Carla Simón se acuerda perfectamente del momento en el que tuvo claro que había algo especial. “Fue instantáneo. Estaba de mentora de Valérie Delpierre y leí el tratamiento de Verano 1993 y empecé a llorar y me pregunté que de dónde salía esta tía, porque yo seguía entonces bastante el joven talento, del mundo de los cortos, y no la tenía localizada”, recuerda.
Soy radical con la discriminación positiva, como dice Coixet esto es una reparación histórica, y debe ser una cuestión pública y de relevancia social
Era a comienzos de 2015, y en aquel momento se sentó junto a Valérie Delpierre y le dijo: “Te ayudo en todo lo que quieras, pero lo que quiero es producir esta película contigo”. En la primera reunión vieron que Carla Simón tenía algo, y es que “sabía de lo que hablaba”. “Más allá de las temáticas a mí lo que me llega es desde dónde se cuentan las historias, cuál es el punto de vista, qué mirada tienes, y eso me ha pasado con Libertad también, que me interesaba desde dónde se estaba contando una historia sobre el privilegio”, explica.
Cuando uno ve las películas que ha producido, y las que vendrán en el futuro, se da cuenta de que una de sus apuestas es la de dar a conocer a directoras. Nelly Reguera, Carla Simón, Liliana Torres… Todas ellas han sido descubiertas por María Zamora que aquí sí deja claro que hay una intención clara: “Es voluntario y me acuerdo perfectamente el día que me di cuenta de que tenía que hacerlo. Hace muchos años, hablando con Natalia Mateo y Marta Alado, les dije 'joder, me llegan proyectos pero todos son de hombres, no hay de mujeres', y ellas me dijeron que tenían una historia. Me la pasaron y empezamos a hacer cortos. Y lo mismo que pasó con Bea Sanchís. Comenzó una toma de conciencia de por qué no había producido a mujeres, así que me puse activamente a buscar a mujeres, cambié mi percepción y decidí no esperar a que me llegaran esos proyectos, sino salir a buscarlos”.
La presencia de más mujeres dirigiendo crea un imaginario colectivo que dice a las próximas generaciones que pueden lograrlo, es la “importancia de los referentes”. “Todos sufrimos el síndrome del impostor, pero las mujeres más, y la gente estudia cine pero luego parece que cuando llega el momento de decir 'aquí estoy yo' cuesta más porque no hay referentes, por eso es importante ver que hay mujeres que pueden y por eso es importante apoyar el cine hecho por mujeres”, apunta Zamora.
Un apoyo que tiene claro que pasa por las cuotas y por lo público. “Soy radical en esto, tengo compañeras que no están de acuerdo con la discriminación positiva, pero como dice Coixet esto es una reparación histórica, y debe ser una cuestión pública y de relevancia social. Tiene que venir apoyado desde las leyes, porque no se va a solucionar solo. Es como la brecha salarial, no podemos esperar más de cien años a que se arregle solo. La discriminación positiva siempre supone una injusticia, lo dice la propia palabra, pero nosotras llevamos más de un siglo de injusticia en el cine. Dentro de unos años la situación se igualará y ya no hará falta, pero hasta entonces sí”, asegura con rotundidad.
El futuro de María Zamora vuelve a estar lleno de proyectos, casi todos liderados por mujeres. El más próximo es el estreno de Matria, de Álvaro Gago, una película rodada en gallego y en Galicia, y a partir de ahí todo en femenino. La primera película de Marta Nieto, sobre una niña trans; la segunda película de Jaione Camborda, O Corno; o la segunda también de Elena Martín Gimeno tras el éxito de Julia Ist, de título Creatura. También está desarrollando La virgen roja, de Paula Ortiz; el regreso al cine de Mar Coll y dando los primeros pasos para levantar la financiación de Romería, la tercera película de Carla Simón, que ahora viene con un Oso de oro debajo del brazo. Un cine activista y necesario en una industria donde hace falta más cine como el que ella produce y más mujeres contando sus historias.
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