Jonas Mekas, considerado el padre del cine vanguardista estadounidense, ha fallecido este miércoles 23 de enero a los 96 años de edad. Un suceso confirmado por la distribuidora Potemkine Films y por su amigo, el también director Pip Chodorov.
Nacido en 1922 en Lituania, su obra abarca casi siete décadas de trabajo ininterrumpido como realizador, escritor y publicista. Así ha sido desde que comprara su primera cámara allá por 1949, al poco de emigrar a Nueva York. Llegó a Estados Unidos tras haber pasado ocho meses en un campo de concentración alemán durante la Segunda Guerra Mundial, y haber huido hacia Dinamarca.
Con su segundo largometraje, el falso documental The Brig, conseguiría el Gran Premio del Festival de Venecia al mejor documental en 1963. Sería precursor de la vanguardia, y del cine-diario, con ejemplos de la magnitud de Reminiscencias de un viaje a Lituania, Scenes from the Life of Andy Warhol y En el camino, de cuando en cuando, vislumbré breves momentos de belleza. Todos ellos, ejemplos de esa insistencia por difuminar las fronteras entre ficción, documental e intimidad.
Destaca también el proyecto que emprendió en 2007, cuando rodó y estrenó directamente en Internet un total de 365 cortometrajes, uno por cada día del año. Durante los últimos años, ha acostumbrado a compartir sus piezas directamente a través de su web. Así lo hizo en abril de 2017, cuando visitó Madrid invitado por el festival Filmadrid, y grabó una entrada de su videoblog sobre lo que vio y sintió aquellos días.
Su labor teórica es igual de importante que su práctica cinematográfica. En 1954, fundó junto a su hermano la Film Culture Magazine; y años más tarde haría lo propio con la Filmmakers’ Cinematheque, que luego se convertiría en los Anthology Film Archives, una de las filmotecas más importantes del mundo. En 1958, empezaría a escribir su trascendental columna sobre séptimo arte para el Village Voice, una tribuna desde la que promocionó las bondades del cine más arriesgado del momento.
El vacío que deja en el séptimo arte se extiende mucho más allá de lo aparente. Bajo el ala protectora y fundacional de la Film Culture, que dirigía el propio Mekas, nacería el llamado New American Cinema Group. Escuela de cineastas que en septiembre de 1960 lanzaría su manifiesto fundacional y desafío a la industria audiovisual del momento, que concluía con la ya célebre frase: “no queremos películas rosas, sino del color de la sangre”.
El manifiesto dio cabida a una serie de películas rodadas al margen de la industria entre las que destacan títulos como Shadows de John Cassavetes o La conexión de Shirley Clarke. Pero lo más relevante fue su huella en el panorama cinematográfico, que inspiró y alentó a multitud de realizadores y realizadoras a asaltar el séptimo arte sin tener en cuenta la escasez de medios o contactos. A su abrigo crecieron talentos como Maya Deren, parte del cine de Andy Warhol, Robert Frank, Gregory Markopoulos, Stanley Kramer, Robert Altman, Robert Mulligan y hasta Sidney Lumet.
Con Jonas Mekas fallece un cineasta, pero también una forma de entender el séptimo arte. El cine independiente contemporáneo ha perdido una de sus más importantes voces.