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Las odiosas mujeres de Quentin Tarantino

Daisy Domergue en la diligencia

Pedro Moral Martín

En la octava película de Quentin Tarantino, Los odiosos ocho, Kurt Russell interpreta a John Ruth ‘La Horca’, un cazarrecompensas cuyo apodo hace referencia a que nunca, nunca, entrega a sus prisioneros muertos. Todos los asesinos que captura Ruth tienen el mismo final, la horca. Y ese es el destino de Daisy Domergue, la despiadada asesina a la que Ruth ha hecho prisionera y con la que se dirige a Red Rock. Allí la cambiará por 10.000 dólares y la entregará a su destino. De fondo suena L’Ultima Diligenza di Red Rock, la obertura que Ennio Morricone le ha compuesto a Tarantino. Un carromato atraviesa el comienzo de una ventisca; en el van John Ruth y Daisy Domergue. Cuando Daisy tiene su primera salida de tono, él la golpea con crueldad y la deja sangrando.

La escena se repite en varias ocasiones. Jennifer Jason Leight se pasa la película sangrando, con un ojo morado y recibiendo una y otra vez. “Los odiosos ocho muta de una exploración de la animosidad racial a una orgía de la misoginia elaboradamente justificada.”, sentenció AO Scott, el crítico del The New York Times. Su crítica levantó algunas ampollas en el círculo más próximo del director, ciertamente es una valoración algo osada y superficial de la intención de la película.

Todos los personajes de Tarantino son unos auténticos bastardos. Ellos y ellas. Todos son personajes violentos, de moral dudosa, vengativos, crueles, villanos que, eso sí, tiene sus propios códigos de honor y en cierta forma pueden llegar a ser admirables. En su última película Tarantino encierra a ocho de estos personajes en la Mercería de Minnie. Mientras dura la ventisca estos ocho tipos van desvelando sus intenciones, su pasado y por su puesto corren ríos de sangre. El director de Tennessee ha convertido su ópera prima, Reservoir Dogs, en un western de Sam Peckinpah al que ha añadido sus magníficos diálogos, su elaborado tratamiento de la tensión y la intriga y a ocho personajes realmente despreciables donde Jason Leight destaca como la más audaz, la más fuerte y la más tramposa. No hay ni una pizca de misoginia en la película de Tarantino, todos dan y todos reciben.

Daisy Domergue es la última mujer de una filmografía perfectamente violenta, irreverente y llena de hallazgos, formales y de fondo, donde ellas tienen papeles muy importantes. Del cine de Tarantino no se puede esperar buenas personas pero sí “mujeres valientes, atrevidas, locas, fabulosas. Nadie escribe personajes femeninos como él”, dijo Jason Leight defendiendo a su director. Pero la mejor defensa son sus propios personajes.

El el principio fue Jackie Brown

Jackie BrownEste fue el primer gran personaje femenino de Tarantino. Sí,  el mítico es Mia Wallace interpretado por Uma Thurman en Pulp Fiction, pero a pesar de sus brillantes réplicas y su carácter de mujer fatal, Mia no es dueña de su propio destino, es inteligente y salvaje pero vive supeditada a un mundo controlado por hombres. Es Jackie Brown el punto de inflexión en la filmografía de Tarantino. Pam Grier interpreta a una mujer negra, que trabaja como azafata y que necesita hacer trapicheos con un traficante de armas para sacarse un extra.

Cuando Jackie Brown se ve implicada en una trama criminal decide utilizar por primera vez a todos los que la rodean, a ella la han utilizado durante demasiado tiempo. El filme retrata la venganza que simboliza la pérdida de ingenuidad de esta mujer que, harta de portarse bien, aprovecha una encrucijada para reinventarse y cambiar lo que no le gusta de su propia vida.

Beatrix Kiddo y O-Ren Ishii

En Kill Bill vol. 1 hay dos personajes femeninos muy poderosos. Son dos asesinas en un película repleta de asesinos. Tipos que matan por dinero, por venganza o por poder. Sin embargo, estas dos mujeres tienen un arco muy bien dibujado que las define como personajes totalmente fuera de lo común. Una es O-Ren Ishii, la asesina interpretada por Lucy Liu. A los nueve años tiene su primera experiencia con la muerte cunado el jefe Matsumoto masacró a sus dos padres delante de ella, Tarantino utiliza una escena animada, la única de su filmografía, para contar esta historia. Con 12 años O-Ren se venga de Matsumoto y con 20 se convierte en una de las asesinas más letales del mundo. Poco a poco O-Ren escala en los altos cargos de la Yakuza hasta que asume su poder como líder de la mafia japonesa. Una organización criminal de tradición patriarcal. 

El otro personaje es la protagonista, Beatrix Kiddo, más conocida como La Novia interpretada por Uma Thurman. Otra asesina que cuando descubre que está embarazada decide dejar esa vida y dedicarse a cuidar a su bebé. Toma sus propias decisiones y adquiere el papel de madre soltera hasta que decide casarse para rehacer su vida. El problema es que sus antiguos compañeros de trabajo, cinco asesinos liderados por Bill, deciden estropearle los planes, dejarla en coma y arrebatarle a su bebé. Esto provoca que Beatrix busque una venganza que a Tarantino le dio para dos películas con fantásticas escenas de acción que salieron de un guión en el que destacaban, sobre todo, los personajes femeninos.

 

La judía que mató a Hitler

En Malditos bastardos hay dos personajes femeninos relevantes, la pusilánime actriz Bridget von Hammersmark interpretada por Diane Kruger y Shosanna, que regenta un cine en París y que fue interpretada por la francesa Mélanie Laurent. Aunque tiene un pasado parecido a O-Ren –los nazis matan a toda su familia delante de ella- Shosanna es menos fría pero bastante más ambiciosa en su sed de venganza. Probablemente sea uno de los personajes más carismáticos de la filmografía del director, capaz de protagonizar el final de esta reinvención histórica en la que Tarantino sugiera que esta humilde judía llena un cine de nazis –con Hitler dentro- y le prende fuego. Es una auténtica heroína, una mártir. Proponer que La Segunda Guerra Mundial terminó gracias al sacrificio de una judía que trabajaba en un cine es un planteamiento totalmente radical  y feminista.

Zoë Bell, Abernathy y Kim

Death Proof es una gran denuncia a la cosificación del cuerpo de la mujer. Durante la primera parte de la película, los carteles de publicidad, las inquietudes de las propias protagonistas y el comportamiento lascivo de uno de los personajes más cretinos de Tarantino, el especialista Mike interpretado por Kurt Russell, plantean la transformación de la mujer en elemento de consumo. En la segunda parte de la película tres nuevos personajes femeninos invierten los roles. Ellas son Zoë Bell (doble de Uma Thurman que hace de ella misma), Abernathy (Rosario Dawson) y Kim (Tracie Thoms), las tres mujeres persiguen al Especialista Mike y le convierten en su propio objeto, le muelen a golpes y le deshumanizan. Ellas toman el mando. Además, durante la persecución en coche, rompen un cartel de publicidad de tono machista. Nada es casualidad.

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