Oliver Stone defiende la energía nuclear para luchar contra el cambio climático
Mucha gente tiene pánico a los aviones. Sin embargo, es extraño encontrar que alguien tiene miedo a montarse en un coche. Si uno mira los datos de siniestralidad de cada uno de los medios de transporte se da cuenta de que el miedo a los vuelos es infundado. La posibilidad de morir en un avión es de una entre 9.737. De cada diez millones de pasajeros mueren 3,3 cada año según datos de El Economista. Por su parte, de los que viajan en automóvil, de cada diez millones fallecen 12.410 personas, una cantidad infinitamente mayor. El miedo actúa como palanca, pero es algo subjetivo.
El ejemplo de los coches lo usa Oliver Stone en su documental Nuclear, que ha presentado en el Festival de Venecia, para justificar su defensa de la energía nuclear. Las posibilidades de un accidente nuclear son escasas, y si juntas los muertos provocados por ellos en la historia de la humanidad son muchos menos que los que han provocado el carbón y el gas. Stone ha llegado a Venecia para traer su nueva provocación, una defensa de un tipo de energía puesto en entredicho que él defiende como la mejor forma de combatir el cambio climático.
Un trabajo que se basa en el libro A bright future, de Joshua Goldstein, que le ha acompañado al Festival de Venecia. Para ambos el cambio climático es el principal reto al que se enfrenta el mundo. En 30 años se deben haber reducido de forma drástica las emisiones de CO2 para salvar al planeta, pero al ritmo que vamos será imposible. Las renovables son la utópica e idealista mejor solución. No se oponen a ellas, al contrario, pero creen que no es suficiente. Apuestan por lo nuclear como alternativa. Su argumento: es mucho más limpia que el carbón y el gas y sus posibilidades de catástrofe son mucho menores de las que la gente cree.
Una de las tesis fundamentales del documental es que la gente ha confundido las armas nucleares con la energía nuclear. Según Stone la bomba atómica hizo mucho daño, y también las ficciones surgidas en torno a ella. La ciencia ficción y las películas de catástrofes convirtieron todo lo que llevara la palabra 'nuclear' en el enemigo, una posición que se multiplicó durante la guerra fría y el miedo a un enfrentamiento de EEUU y la Unión Soviética que llevara al fin del mundo.
Para Stone no hay nada inocente en aquella proliferación de ficción anti nuclear que provocó un movimiento que se oponía a ellas justo en el momento en que EEUU lideraba el esfuerzo para generar electricidad a partir de esta nueva fuente. Fueron las grandes compañías petroleras, conocidas como las Siete Hermanas, las que propulsaron una campaña de lobbying para sembrar el miedo ante una energía que podría suponer el final de su negocio. El documental muestra cómo estas compañías financian desde hace décadas a las energías renovables y también a instituciones que se oponen a lo nuclear. “Hemos sido engañados”, dijo Stone de forma tajante en la rueda de prensa sobre una campaña que provocó el cierre de centrales por todo el mundo y antes de que la crisis climática se pusiera en el foco de la discusión y cambiara todo.
“El cambio climático nos ha obligado brutalmente a dar una nueva mirada a las formas en que generamos energía como comunidad global”, dice Oliver Stone que asegura que “la energía nuclear es, de hecho, cientos de veces más segura que los combustibles fósiles y los accidentes son extremadamente raros”. Cree que es la única forma de “sacar a miles de millones de personas de la pobreza mientras reducimos rápidamente los gases de efecto invernadero como el dióxido de carbono y el metano y, en muchos países, el carbón”. Es, para el director, una opinión única que puede hacer cambiar el destino de la humanidad para llevarla “desde la pobreza hasta la prosperidad”.
¿Y Chernóbil?
En un documental sobre la energía nuclear era inevitable hablar del accidente de Chernóbil, el más grave de la historia y, para los autores del filme, un suceso que fue utilizado para crear el estado de miedo actual. Para Stone y Goldberg aquella tragedia no es extrapolable, y se debió a unos reactores en malas condiciones y la tardanza en reaccionar. Para comparar y explicar que no habría que temer un nuevo accidente nuclear, el filme pone el ejemplo de la central de Three Miles Island, en EEUU, donde en 1979 ocurrió lo mismo que en Chernóbil: errores humanos que provocaron un accidente. Sin embargo no hubo ninguna víctima mortal y la radioactividad que quedó liberada del suceso fue mínima.
Llamadme iluso, pero si la cooperación tras la Guerra Fría fue fundamental, creo que si somos listos y combinamos nuestros esfuerzos el mundo entero sería mejor
También creen que el ejemplo de Fukushima muestra que no hay que temer a las nucleares, ya que fue un suceso natural lo que llevó al accidente y sus consecuencias no fueron, según los creadores del documental, especialmente graves. “En Fukushima se contuvo la radiación”, ha asegurado Goldstein a la prensa desde Venecia, donde también expuso uno de sus argumentos más polémicos, que la radiación que uno puede recibir de una fuga pequeña no es mayor que la que tiene al pasear por una montaña por las propias radiaciones presentes en el día a día. “Si las radiaciones de Fukushima provocaron algún daño fue tan pequeño que es literalmente imposible de medir. Se puede especular sobre el cáncer que ha provocado, pero la gente piensa que murieron miles de personas y eso no es cierto. Creo que hubo un sensacionalismo para agitar de nuevo el miedo dela gente. Hay accidentes en otras industrias y nunca se hizo nada sobre ello”, opinó antes de que Stone arremetiera contra la popular serie de HBO.
El director de JFK se muestra optimista al ver que países como Japón, Corea, Finlandia o Francia están construyendo y mejorando reactores, muchos de ellos cada vez más pequeños y baratos. Destacó que sólo en EEUU hay 50 nuevas startups dedicadas a ello y apostó por la cooperación entre EEUU y Rusia para apostar por la energía nuclear: “Llamadme iluso, pero si la cooperación tras la Guerra Fría fue fundamental para la carrera espacial y desde los 80 hasta ahora, creo que si somos listos y combinamos nuestros esfuerzos el mundo entero sería mejor. El odio viene y se va, y lo mejor que nos puede pasar es que ambos colaboren”.
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