Oliver Stone siempre ha querido poner luz en las sombras de la historia de EEUU, en aquellos acontecimientos ominosos que la versión oficial intentaba o esconder o vender como otra cosa. Vietnam, la victoria de Bush y, por supuesto, el asesinato de Kennedy. Para Stone, el magnicidio cometido el 22 de noviembre de 1963 es un punto de inflexión en la historia del mundo. No solo en la de su país, sino en la de todos por un efecto colateral. Aquel hombre podía cambiar la historia, pero había muchos intereses en que no lo hiciera. La versión oficial dice que Lee Harvey Oswald lo mató desde el sexto piso de un edificio. Lo que Oliver Stone cree es que todo fue una conspiración para acabar con un presidente que no quería la guerra, y para EEUU la guerra es el mayor negocio de su historia.
A aquel asesinato ya le dedicó una película JFK: Caso abierto. Allí manifestaba todas las dudas de una investigación bastante caótica. La película Zapruder, la bala mágica, la chapucera autopsia, las relaciones de Oswald con la CIA… muchas sospechas y pocas certezas. El asesinato de Oswald impidió un juicio al uso y el caso se cerró con una versión oficial y muchos documentos clasificados desde entonces. Fue, irónicamente, Donald Trump, quien desclasificara algunos de aquellos documentos, motivo para que Oliver Stone recurriera a Kennedy para rodar un nuevo documental que básicamente repite los argumentos que ya conocíamos. No hay mucha novedad en este nuevo JFK: Caso revisado.
El director ha presentado la película en el marco del Barcelona Film Fest, donde ha subrayado su teoría del asesinato por parte de la CIA y ha dejado claro que él no es un conspiranoico. También ha aprovechado para tejer un hilo que une aquel suceso con lo que ocurre en nuestro país. Aquella oportunidad de cambiar el mundo se frustró, y lo que quedó fue un país que maneja el mundo a su antojo. Pone y quita gobiernos con golpes de estado y lucra con las guerras vendiendo armas.
Stone no ha tenido piedad y ha descrito a EEUU ante un reducido grupo de periodistas como “un doberman, un animal asesino metódico con mucho dinero, demasiado dinero”. Por eso, considera que el caso de Kennedy sigue abierto, “y no está cerca de cerrarse”: “Tenemos que seguir con este juego de tensión en todo el mundo, crear tensión para vender más armas. Kennedy hizo un discurso muy famoso en junio del 63, antes de morir, en el que decía que necesitábamos una paz para todo el mundo, pero que no podía ser una pax americana impuesta por armas de guerra. Creo que América tiene un lado positivo, América puede ser paz, no hace falta que sea una opresora”.
También ha vinculado aquel acontecimiento con la invasión rusa a Ucrania, pero para culpar a su país de la situación actual. “La CIA ya había hecho golpes de estado antes de lo de Kennedy y los ha hecho después. Cambio de regímenes, eso lo hacemos muy bien. Lo hemos hecho en Ucrania en 2014, eso fue un golpe de estado que derrocó a un presidente elegido democráticamente porque dijeron que era prorruso y pusieron a un antirruso que legisló en contra de Rusia, lo que nos ha llevado a la represión, a los asesinatos en el Donbás y a la situación actual. EEUU tiene lo que quiere, un país invadido por nosotros. Cualquiera que conozca la historia, sabrá que lo que está pasando es causa-efecto, pero hay que conocer las causas”, ha añadido.
Oliver Stone nunca ha ocultado su simpatía por Vladimir Putin ni por Rusia. De hecho, realizó una serie documental en la que entrevistaba en profundidad al presidente ruso. Hace tres años que no le ve, y por eso no se atreve a asegurar cómo es ahora, pero sí cree que “la prensa ha sido irresponsable llamándole loco, diciendo que es Hitler y Stalin”. “Esa definición no tiene nada que ver con el hombre que yo conocí. Un hombre racional, tranquilo, reflexivo. Es un hijo de Rusia. Hay una distinción muy grande que hay que entender. La diferencia entre patriotismo y nacionalismo”, ha opinado Stone.
Cambiar regímenes, eso lo hacemos muy bien en EEUU. Lo hemos hecho en Ucrania en 2014, eso fue un golpe de estado
Ha subrayado que EEUU fue quien provocó este conflicto, porque lo que hizo fue “un golpe de estado en Ucrania para restaurar un gobierno pro occidental”. “Ucrania había sido neutral hasta entonces, y eso es importante recordarlo. De repente, Rusia era el enemigo y, desde entonces, el mundo no ha sido igual”, ha dicho y recordado que para EEUU es un país estratégico: “Ucrania es parte del plan americano. Siempre lo ha sido. Ucrania siempre era lo que querían y es lo que buscaron en 2014 con ese golpe de estado. Consiguieron lo que querían, que era enfrentarles con Rusia. Quieren que cambie el régimen de Rusia, quitar a Putin y poner otro Yeltsin y acudir a los recursos de Rusia a un precio determinado”.
Todo por el dinero. Por el negocio de las armas. Stone se plantea quién manda realmente en su país. Un país que parece que siempre “tenga que estar dispuesto a ir a una guerra en cualquier momento”. “Por eso crean constantemente un enemigo nuevo. Lo hicieron en Irán, en Panamá, en Irak… fabricamos enemigos para que la cosa siga funcionado. El país necesita una estrategia de tensión, porque la tensión hace que le mundo se mueva y que los fabricantes de armas estén contentos porque venden armas a esos países”, dice.
También se ha mostrado muy crítico con la prensa y los medios, que ha definido como “portavoces de lo que dice el departamento de estado”. Tampoco ha sido mucho más benevolente con Joe Biden, que cree que es “muy mayor para el trabajo” y se lamenta de haberlo votado aunque sabe que la otra opción era todavía peor. Cada frase de Stone es un tortazo antisistema. Puede que nunca descubra si la CIA mató a Kennedy, pero seguro que le quedan muchos años de seguir tocando las narices al sistema.