Hollywood siempre ha sido el centro del cine mundial, o al menos del cine más popular y conocido. Lo que ellos producen cuenta con una posición de privilegio de cara al público. Frente a su maquinaria de promoción y producción, el resto del cine mundial intenta encontrar sus formas de destacar y hacerse ver. Para ello son fundamentales los festivales de cine, con Cannes a la cabeza (ya que Venecia, siempre ansiosa por su alfombra roja, se ha convertido en el mejor escaparate para el cine de EEUU).
Sin embargo, algo ha cambiado. Hollywood ha ampliado su mirada al cine hecho en el resto del mundo, o al menos eso es lo que indican los Oscar de los últimos años. La prueba se puede ver en las nominaciones de esta edición, que se celebrará el próximo domingo. Por primera vez dos películas no habladas en inglés se encuentran entre las diez finalistas al premio al Mejor filme. Se trata de Anatomía de una caída y La zona de interés. Sus dos autores, Justine Triet y Jonathan Glazer, también estañan en el quinteto que opta al premio a la Mejor dirección.
Esto, que antes era una excepción, ahora empieza a ser la norma. En las últimas ediciones, desde 2018, solo hubo un año (2020) en el que no hubiera un director de una película de habla no inglesa nominado en esa categoría. En 2018 fueron dos, Pawel Pawlikowski, por Cold War; y Alfonso Cuarón, que se lo llevaría por Roma. En 2019 fue el éxito de Bong Joon-Ho, que venció por Parásitos. En 2020 hubo otro doblete, el de Thomas Vinterberg y Lee Isaac Chung. En 2021 fue Ryusuke Hamaguchi quien dio la campanada con Drive My Car. En 2022 estuvo nominado el noruego Ruben Östlund, aunque en esta ocasión la mayor parte de Triángulo de la tristeza era en ingles. En 2023 tenemos otro doblete.
Viendo los directores nominados, uno observa un claro patrón: casi todas las películas de estos realizadores pasaron por Cannes, donde comenzaron una carrera internacional que culminó en los premios de la Academia. El certamen francés ha conseguido convertirse no solo en el mejor escaparate del cine de autor, sino que ha logrado una influencia en Hollywood que no había tenido en muchos años, y la mejor prueba fue cómo colocó en Hollywood un título como Drive My Car, de tres horas, de un cineasta desconocido en EEUU y en japonés, como el filme de culto del año. Anatomía de una caída, Triángulo de la tristeza y Parásitos fueron Palmas de Oro. La zona de interés ganó el segundo premio; Hamaguchi ganó Mejor guion y Pawlikowski se llevó el de Mejor dirección. Nadie duda de que sin la pandemia Vinterberg hubiera ido a Cannes, y el propio director del festival dijo claramente que Roma hubiera ido de no ser por su política antinetflix.
Netflix es otro de los factores que ha hecho que Hollywood mire a otros directores. La plataforma produce en todo el mundo, y le ha dado cheque en blanco a cineastas para levantar proyectos que de otra forma no podrían. Además, les ofrecen una campaña en la carrera por el Oscar que ha hecho que películas que no son de EEUU como la alemana Sin novedad en el frente se colara en la categoría de Mejor película el año pasado y ganara casi todos los premios técnicos. Este año La sociedad de la nieve ha logrado ser nominada en la categoría de Mejor maquillaje y en película internacional.
¿Qué ocurrió en Hollywood para que ese cambio ocurriera en ese momento concreto? La respuesta está en los premios de 2015, en donde la falta de diversidad provocó un movimiento global que bajo el hashtag #OscarSoWhite pedía a la Academia más inclusión y representatividad de colectivos que normalmente no encontraban su hueco en las nominaciones. Un estudio mostraba que parte del problema estaba en la composición de la masa de votantes, formada en un porcentaje muy amplio por hombres blancos de más de 70 años. Por eso, la presidenta de la Academia, Cheryl Boone Isaac, tuvo claro que para tener más diversidad había que ampliar y cambiar las personas que votaban.
Su medida fue invitar a ser académico de Hollywood a muchas más personas, y que vinieran de otras muchas industrias además de la de EEUU. Normalmente, para que a alguien de fuera le invitaran debía haber estado nominado, pero eso quedó obsoleto. Tras aquella ceremonia, la Academia invitó a 683 personas, más del doble que el año anterior en una lista que se vendió como “la más grande y diversa de la historia”. Y así se fue repitiendo año tras año. Los resultados no se hicieron esperar. Un estudio posterior de la Universidad de Carolina del Sur informó que la proporción de mujeres y miembros de grupos étnicos o raciales minoritarios nominados a los Oscar pasó del 8% en el período que va de 2008 a 2015; al 17% entre 2015 y 2023.
Ustedes son parte de una comunidad de casi un siglo de antigüedad que no es sólo una comunidad de Hollywood o una comunidad estadounidense, sino global
Su compromiso con incluir dentro de su academia al resto de cineastas también quedó patente en su discurso de 2017. “Ustedes son parte de una comunidad de casi un siglo de antigüedad que no es solo una comunidad de Hollywood o una comunidad estadounidense, sino global. Lleno de narradores nacionales e internacionales. Uno que cada día es más inclusivo y diverso. Estoy muy orgulloso de eso y de ver todas las caras nuevas entre los nominados de este año”, dijo ese año.
Añadió que “EEUU siempre debería ser un faro y no una barrera”. “Nos levantamos en apoyo de los artistas de todo el mundo. Nos enfrentamos a quienes intentan limitar nuestra libertad de expresión. Y defendemos este principio fundamental, que todos los artistas creativos están conectados en todo el mundo por ese vínculo inquebrantable que es más poderoso y permanente que la nacionalidad y la política y, así como su trabajo no se detiene en las fronteras, las fronteras no podrán detener a cualquiera de nosotros”, expresó entonces.
Sus medidas culminaron con un hecho histórico, la victoria de Parásitos en los Oscar de 2020 en la categoría de Mejor película. Nunca antes un filme hablado en una lengua que no fuera el inglés se había llevado el premio más importante de la Academia de Hollywood. Bong Joon-Ho en su discurso pidió que siguieran apostando por cine en otras lenguas y se olvidaran de la barrera de los subtítulos. Aquel momento fue la cima de las medidas para conseguir un Hollywood más diverso que, todavía tiene mucho que mejorar, pero que ha conseguido que otro tipo de cine también se vea representado en sus premios.
0