Paul Morrissey, el cineasta que plasmó en celuloide el mundo de Andy Warhol
Cuando Andy Warhol comenzó a hacer cine experimental en 1963, sus películas eran prácticamente cuadros dotados de movimiento. Carecían de guion y se limitaban a retratar con fotogramas personas, acciones y objetos. Títulos como Kiss, Eat, Empire o Blow Job conforman una primera etapa fílmica de Warhol, que es también la más celebrada en cuanto a innovación. Eso cambió en 1965 con la llegada de Paul Morrissey a la Factory. Hasta ese momento, Morrissey había rodado cortos experimentales –About A Face, Like Sleep- que proyectaba en eventos colectivos en el East Village de Manhattan, la zona caliente de la contracultura de aquellos primeros años sesenta.
Tras el encuentro, Morrissey se convirtió en una presencia habitual en el estudio de Warhol. Como solía ocurrir con los recién llegados que querían formar parte de la Factory, la primera ocupación que le dieron fue la de pasar la escoba. Poco después ya jugaba un papel determinante en el entorno y la obra de Warhol.
Eliminó el estatismo original de sus películas, les añadió diálogos y acción, potenciando así una casta de estrellas que acabó conformando una versión alternativa del star system de Hollywood. Pero su papel no se redujo al de encauzar técnicamente películas como Chelsea Girls (1966). También reorganizó la Factory, que hasta entonces estaba dominado por el hedonismo, para intentar sacar el máximo partido económico a lo que allí se fraguaba. Con Morrissey, la política de puertas abiertas y del todo vale entró en declive. El atentado que Valerie Solanas perpetró contra Warhol en junio de 1968 zanjó para siempre esa etapa.
La trilogía 'Flesh', 'Trash' y 'Heat'
Que Morrissey dirigiera las películas que Warhol firmaba era un procedimiento que entraba dentro de la filosofía creativa del artista, que ya había usado la serigrafía para reproducir series pictóricas como las de las latas de sopa Campbell o Marilyn Monroe. Morrissey rodó Flesh en 1968 cuando Warhol aún estaba convaleciente de los disparos. Con ella dio comienzo una trilogía de títulos que popularizó el mundo de la Factory más allá de los círculos de entendidos de Nueva York. Por primera vez, Flesh contaba una historia con planteamiento, nudo y desenlace. Lo que no era convencional era el modo en que esta era narrada.
Zooms exagerados, imágenes desenfocadas y, sobre todo, actores que no eran profesionales y que prácticamente se limitaban a hacer de ellos mismos. En el elenco sobresalía Joe Dallesandro, cuyo cuerpo era exhibido al máximo por una cámara que buscaba lanzarlo como símbolo sexual. Las otras grandes protagonistas fueron Candy Darling, Holly Woodlawn y Jackie Curtis, tres actrices trans que dejaron huella en la cultura popular que estaba por venir.
Flesh inició una trilogía que siguió con Trash (1970) y terminó con Heat (19872). Las tres asentaron una forma de hacer cine que influiría en las generaciones de cineasta independientes que van de John Waters a Harmony Korine. Ninguna de las tres consiguió que Hollywood se interesara por aquel mundo de transexuales deslenguadas y hombres al borde un ataque de nervios o de una sobredosis. Lo más cerca que Morrissey estuvo del cine comercial fue en Cowboy de medianoche (1969). Fue John Schlesinger quien supo absorber y metabolizar el potencial marginal del cine de Morrissey –drogadictos, chulos, gente de la calle- y convertirlo en un producto comercial. En la película hay una secuencia que recrea a su manera la Factory y en la que aparecen fugazmente Morrissey y otras superstars.
El después a Warhol
Nacido en el seno de una familia católica en Nueva York, en 1938, Paul Morrissey siempre se mostró fiel a su educación religiosa. Criticó la promiscuidad y el uso de las drogas, a pesar de que ambos fueron factores clave en el cine que dirigió durante esa etapa. Su carácter arisco no encajaba bien con algunos de los artistas pertenecientes a aquel entorno; de hecho, sus declaraciones cáusticas acabarían aludiendo a Warhol una vez dejaron de trabajar juntos. Nunca se llevó bien con Lou Reed y detestaba la música de The Velvet Underground, con los cuales trabajó.
Fue Morrissey quien se encargó de poner en marcha el espectáculo bautizado como Exploding Plastic Inevitable, que mezclaba proyecciones, danza y luces estroboscópicas con la música en directo del grupo. La cantante Nico fue la gran excepción. Morrissey la admiraba e incluso hay quien señala que, si la banda consiguió un contrato para grabar un disco, fue únicamente como medio para poder intentar lanzar a Nico en solitario al estrellato del pop. Aquel intento se materializó en 1967 con el disco Chelsea Girl, pero la cantante no se identificaba con aquel álbum y tampoco deseaba el estrellato.
La ruptura entre Morrissey y Warhol sobrevino en 1974. Un par de años antes habían intentado llegar a las salas comerciales con dos películas de terror protagonizadas por Joe Dallesandro y rodadas en Europa, donde la marca Warhol imponía menos desasosiego a los productores. Tanto Carne para Frankenstein (1973, rodada en 3D y cuya distribución en España llevó a cabo el brazo cinematográfico del club Bocaccio) y Sangre para Drácula (1974) fueron un fracaso de crítica y público. En lugar de convertirse en éxitos de taquilla pasaron a engrosar el catálogo de la serie B.
La filmografía de Morrissey después de la etapa con Warhol transcurrió sin pena ni gloria. En 1978 dirigió una versión humorística de El perro de los Baskerville protagonizada por el dúo cómico formado por Dudley Moore y Peter Cook. Volvió al cine underground y a las tramas warholianas en 1981 con Madame Wang’s que cuenta la historia de un amante del sadomasoquismo que viaja desde Alemania a Los Ángeles para conocer a Jane Fonda para que le ayude a llevar a cabo su particular revolución social.
Tres años después rodó Mixed Blood, -estrenada en España como Sangre y salsa-, una trama de enfrentamientos entre bandas latinas que supuso uno de los primeros papeles de John Leguizamo y que también contiene un cameo de Ari Boulogne, hijo de Nico. Su última película, News From Nowhere, data de 2010. Al igual que casi toda su filmografía post Warhol, quedó varada en ese territorio incierto donde una película no despierta mayor interés que el que pueda ofrecer el currículo de su autor.
Recientemente, una cuenta de IG bautizada como @paulmorrisseyarchive había comenzado a publicar material de su archivo. Michael Chaiken, administrador de la cuenta, es quien ha difundido a los medios que Morrissey ha fallecido a causa de una neumonía. Entre las imágenes publicadas en dicha cuenta está el autógrafo que le firmó George Cuckor y que dice: “Paul, tienes talento”. Morrissey fue uno de los figurantes en la fiesta en la casa de la playa que aparece casi al principio de Ricas y famosas. Fue otro de los instantes fugaces en los que su nombre se mezcló con el de la realeza del Hollywood del siglo XX.
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