Una prueba de maquillaje y el productor Arthur P. Jacobs fueron los responsables de que en 1968 la ciencia-ficción escalase desde la serie Z hasta el inicio del alfabeto. Ahora, casi medio siglo después, el rey de los géneros taquilleros ensombrece la labor de quienes sudaron sangre para ofrecer un nuevo lenguaje y dar un salto cualitativo en la escena cinematográfica. No solo El planeta de los simios, también Odisea en el espacio, La semilla del diablo y La noche de los muertos vivientes sirvieron para regenerar los universos de plastilina y los disfraces irrisorios que hasta entonces habían servido de atrezzo a la fantasía.
Después de mucho esfuerzo y 5.000 dólares invertidos en látex para convencer a la Fox, Jacobs logró adaptar sobre el celuloide la obra homónima de Pierre Boulle. Ese fue el germen de la demencial pérdida de norte que ha sufrido esta simiesca franquicia. Atrás quedaron los aspectos sociales y culturales que alentaron guiones valientes y metáforas insurrectas sobre la guerra del Vietnam. Ahora prima el reboot, o 'remake que a mí me de la gana', capaz de hacer revolverse en la tumba al mismo Boulle. Matt Reeves, escudero de J.J Abrams y fiel estandarte de este concepto-alarma de la fuga de ideas, ha regresado con El amanecer del planeta de los simios.
Antes de que el croma invadiese la saga y la tecnología enviase a los maquilladores a la cola del paro, otras hurgaron en esa convivencia imposible sobre la faz de la Tierra. Aunque los formatos cada vez distan más de la cinta fundacional, la parábola sobre el racismo es la columna vertebral de todas ellas. Pero, a bote pronto, ¿cuántas películas de El planeta de los simios diría que hay? Los cinéfilos y más fieles a la saga sabrán que en total suman ocho, pero para aquellos a los que no les salgan las cuentas, aquí va un resumen diagonal a través de los años.
De las líneas al estrellato
En 1968, Franklin J. Schaffner inauguró con El planeta de los simios una de las franquicias más lucrativas de la Meca del cine. Gracias a los esfuerzos del productor Arthur P. Jacobs, 20th Century Fox apadrinaría un proyecto que olía a millones encabezado por la estrella del momento, Charlton Heston. Con un unos monos modelados a golpe de látex por el diestro John Chambers, un guión mordaz firmado por Michael Wilson -El puente sobre el río Kwai- y una oscarizada banda sonora compuesta por Jerry Goldsmith, la cinta irrumpió como un éxito absoluto en la taquilla.
El comienzo de una ambición
Dada su recepción y presencia dominante en los premios de la Academia -crearon el galardón de maquillaje específicamente por esa cinta-, Jacobs decidió exprimir hasta la última gota la fórmula de la opulencia. Con Ted Post tras las cámaras, en 1970 vio la luz el relevo del coronel Taylor, un tripulante interpretado por James Franciscus que llega al planeta para rescatar a su compañero. El regreso al planeta de los simios incrementó las analogías con las protestas por la invasión de Vietnam y viró hacia un concepto mucho más apocalíptico que dejaba abierta la puerta de las secuelas.
La siguiente, Huida del planeta de los simios, rompió un año después de un plumazo la línea que había respetado Post con su filme. La brecha espacio-temporal es sustituida por un regreso al pasado, que olvidaba esa trama futurista que había inspirado Pierre Boulle en el año 3978. Don Taylor simplificó la historia hasta los límites de lo absurdo, situándola en el Zoo de los Ángeles y reduciendo su potencia interétnica a un pueril juego del pilla pilla. Sin embargo, aunque la tercera entrega se postró ante la comedia blanca y el romance tontorrón entre Cornelius y Zira, la recaudación no fue nada desdeñable.
Ave, César
El vástago de los monos fundacionales, César, será el resorte que impulsará el resto de las cintas, por muy incongruentes que sean. Pero las primeras que se sirvieron del personaje lograron recomponer las piezas de la saga y devolverle la idiosincrasia perdida en la Huida. J. Lee Thompson fue el encargado de orquestar La rebelión del planeta de los simios y La conquista del planeta de los simios, dos cintas que no esconden su intención de cerrar el interminable círculo y explicar la revolución de los monos y el origen de su predominio.
La primera es considerada como una de las mejores de la saga, aunque la taquilla de 1972 dijese lo contrario. El guionista Paul Dehn -Goldfinger- hiló los entramados anteriores para culminar en la piedra rosetta de Schaffner, ya que le avisaron de que sería la última. Falsa alarma. Thompson tuvo que hacer malabares para deshacer el final épico de la Rebelión y poder recuperarlo al año siguiente en la Conquista, anunciada como colofón. Pero no contaban con Tim Burton.
Los nuevos despropósitos
Con una estética preciosista, el director de Big Fish se impuso sobre Chris Columbus, Peter Jackson y James Cameron para capitanear el codiciado remake de El planeta de los simios en 2001. A pesar de la cuidada puesta en escena, el resultado final evidenció que 20th Century Fox se había decantado por el cineasta erróneo. ¿Qué falló? “No tenían el guión adecuado y contaban una fecha de estreno antes de comenzar a rodar el filme. Los productores le presionaban y le presionaban en la dirección equivocada. Tienes que dejar que Tim haga lo suyo”, declaró su simiesco protagonista, Mark Wahlberg.
Uno de los elementos más desconcertantes fue su final ilógico y atropellado. “El final no ha de tener sentido, es más una situación tensa que se podría usar como gancho en caso que la Fox u otro cineasta quisieran retomar las películas”, admitió el propio director. La crítica se cebó como pocas veces lo había hecho antes con la saga y con Burton, y el público encolerizó ante la estafa de un nuevo 'sacacuartos'.
Una década después del fiasco, Rupert Wyatt se armó de valor y creó los primeros monos digitalizados para centrarse en los inicios de los simios intelectuales. En El origen del planeta de los simios, el protagonista es Will Rodman, un científico de San Francisco que quiere lograr una cura contra el Alzheimer. Al experimentar con los monos, los fármacos les vuelven violentos y deciden matar a todos menos al bebé César. Esta cinta bebe directamente de la Rebelión y deja de lado, afortunadamente, el proyecto de Burton, ofreciendo una alternativa original pero denostada por los fracasos anteriores.
Resta ver qué nos depara El amanecer del planeta de los simios de Reeves, que retoma el formato blockbuster de su predecesora y lo tiñe de unos cuantos tonos más oscuros. Sitúa la trama diez años después del Origen, cuando una gripe ha aniquilado a la mayor parte de la raza humana mientras los simios viven en la armonía del bosque. Pero el odio sigue emponzoñado en ambas razas, lo que dará lugar a la sangrienta batalla final. Algunos la han comparado con el El imperio contraataca para La guerra de las galaxias, otros con una suerte de Alien de Ridley Scott frente al Aliens de James Cameron. O simplemente puede ser un engranaje más en la saga del despropósito.