A Bong Joon Ho no se le cayeron los anillos el pasado domingo cuando les dedicó su Oscar a todos los adversarios anglosajones en la categoría de dirección. Empezó con un emotivo refrán heredado del artífice de El irlandés, referente absoluto de su época como estudiante de cine en Seúl: “Siempre decíamos que lo más personal es lo más creativo, y es algo que le debemos a nuestro gran Martin Scorsese. El surcoreano continuó alabando las virtudes de Sam Mendes y Todd Phillips, derrotados con sus 1917 y Joker, respectivamente.
Pero lo más importante fue lo que dijo de Tarantino, pues el director de Érase una vez... en Hollywood es de los pocos que ha reivindicado en EEUU, no solo las cintas de Joon Ho, sino las muchas proezas de la filmografía de Corea del Sur. Parásitos ha roto el rechazo hacia el cine extranjero que aún existe en buena parte de Occidente, sobre todo en aquellos países malacostumbrados al inglés como idioma único en el séptimo arte.
“Una vez te sobrepones a esa barrera de una pulgada que suponen los subtítulos, accedes a una gran cantidad de películas maravillosas”, dijo Bong Joon Ho en los Globos de Oro. Y así ha ocurrido después del triunfo absoluto e inédito en los Oscar, pues durante estos días se han hecho virales casi todos los hilos que rescatan diversas joyas de la cinematografía asiática y, en concreto, surcoreana.
El ideólogo de Parásitos siempre ha dicho que Paco Plaza y Carlos Saura son dos de sus directores favoritos, que él es fruto del festival de San Sebastián y Valladolid, y que las sociedades coreanas y españolas se parecen mucho. Lo menos que se puede hacer es devolverle el favor con una breve lista de las cintas más destacadas de los 2000 y que transcurren en Corea del Sur, parafraseándole, “como podrían hacerlo en España”
The Host (Bong Joon-ho, 2006)
The HostEl huésped supuso la primera película de alto presupuesto del oscarizado director y a la vez el mayor éxito en taquilla de Corea del Sur hasta la fecha. La traducción exacta es Monstruo porque la trama empieza con un enorme mutante que emerge del río Han, en Seúl, aterrorizando a toda la población. Como reseñó el crítico Rogert Ebbert, la escena de la multitud huyendo en pánico de la criatura constituye una de las mejores avalanchas humanas jamás filmadas.
Los sofisticados efectos visuales proporcionaron una dosis de verosimilitud al engendro además de al terror, a pesar de estar aderezado con el humor negro que tanto le gusta a Joon Ho. Pero quizá lo que la convierte en un título de culto para los doctos en su filmografía es la crítica social subyacente sobre la implacabilidad del mal, el clasismo y la egocéntrica política de Occidente.
Memorias de un asesino (Bong Joon-ho 2003)
Memorias de un asesinoEl cineasta decidió abordar este ambicioso proyecto basado en una historia real sobre el primer asesino en serie de Corea del Sur que atemorizó al país en 1986. Se trata de un reposado y brillante thriller policial que obtuvo una calurosa recepción entre la crítica y el circuito festivalero: en San Sebastián, por ejemplo, obtuvo tres galardones incluyendo el de mejor director. Esta cinta supone el verdadero hito de la trayectoria de Bong Joon Ho, ya que fue el resorte que lo impulsó fuera de su país y consiguió la atención de los ojeadores internacionales, aunque nunca el nivel de El huésped.
La doncella (Park Chan-wook, 2016)
La doncellaFue la película más seductora de 2016, pero también la de ejecución más atrevida. Chan Wook empezaba presentando una fábula algo naíf sobre dos cazafortunas y terminaba doblándola sobre sí misma y revisitando las mismas escenas con una dosis extra de sexo lésbico, venganza y perversión. Como suele pasar con el cine oriental, La doncella fue un rompecabezas brillante de empoderamiento feminista y humor negro que, al no alcanzar los Oscar a diferencia de Parásitos, no recibió el apoyo que merecía en taquilla.
La trilogía de la venganza (Park Chan-wook, 2002-2005)
La trilogía de la venganzaEsta etiqueta es tramposa al ser los críticos, y no el propio director, quienes la acuñaron para reunir tres cintas consecutivas pero que no están conectadas narrativamente. Son Sympathy for Mr. Vengeance, Old Boy y Sympathy for Lady Vengeance y constituyen el cine más reconocido del surcoreano en el extranjero.
La primera, además de ser brutal en lo visual, constituye una crítica al estado de sanidad coreano y a la impunidad de las mafias. La segunda, que triunfó en un Cannes no por casualidad presidido por Tarantino, cuenta la liberación de un hombre encarcelado sin razones y fue adaptada después por Spike Lee. Por último, la que para muchos es una decepción no desmerece en absoluto a las dos anteriores gracias al fantástico personaje femenino y a su empoderador trasfondo.
Ahora sí, antes no (Hong Sang-soo, 2015)
Ahora sí, antes noEs la decimoséptima película del director y, sin embargo, la segunda estrenada fuera de Corea del Sur. Sorprende, porque tanto la crítica al snobismo del círculo cinematográfico como el reflejo de las relaciones y el humor sarcástico son perfectamente aplicables a ambas culturas.
“¡Oh, claro que lo conozco, usted es un director muy prestigioso! No, no he visto ninguna de sus películas”, le dice Yoon Hee, una lenguaraz pintora que pilla al farolero cineasta en su propia palabrería. Pero ¿qué hubiera ocurrido si él decidiese ser sincero en un primer momento? Entre lo onírico y lo alegórico, este cuento de amor discurre sobrepasando por mucho al género del romance.
Burning (Lee Chang-dong, 2018)
BurningInspirado en los juegos confusos de Haruki Murakami y William Faulkner, esta película resultó todo un fenómeno en festivales como Cannes, los Independent Spirit o el premio de la crítica estadounidense. Burning tiene la capacidad de remover por fuera, desde la retina y la tensión de un relato morboso, hasta lo más intrínseco del ser humano, ya que gran parte de la trama consiste en acompañar al protagonista en sus torpes silencios. Celos, venganza y anhelos, pasado y presente, todo unido en un filme que no pretende dar respuestas y en el que caben todo tipo de interpretaciones.
Silenced (Hwang Dong-hyuk, 2011)
SilencedLas bases de la segunda película de este cineasta, que solo cuenta con tres largos en su filmografía, son tan perturbadores y potentes que provocaron una reforma legislativa en Corea del sur sobre los delitos sexuales contra menores y discapacitados. Silenced se basa en un caso real de violaciones en una escuela de sordomudos de Gwangju, en el que una activista se tuvo que enfrentar a los docentes y los oficiales de seguridad que intentaron tapar el escándalo.
Train to Busan (Yeon Sang-ho, 2016)
Train to Busan es el primer largometraje de imagen real del director coreano Yeon Sang-ho, que en animación ya había sido bien recibido en el circuito de festivales, de tremenda carga crítica en torno a temas como el acoso escolar y el fanatismo religioso, radicales en la violencia y obstinadas en señalar el individualismo de la sociedad contemporánea.
En este caso, un ejecutivo averiado por el mundo del trabajo decide llevar a su hija a ver a su madre y en el trayecto se las tendrá que ver con un ejército de zombis, que en el fondo son solo ciudadanos víctimas de la enajenación colectiva. Una cinta, pese a todo, de entretenimiento familiar y sobre las dislocadas familias.
Hierro 3 (Kim Ki-duk, 2004)
Hierro 3La extensa filmografía de este admirado director no alcanzó tal consenso como con Iron 3, un drama amoroso entre un fantasmagórico joven que se dedica a okupar casas hasta dar con la de Sun-wha, una modelo maltratada que le observa desde lugares recónditos de su propio hogar. Aunque la chica es retratada como una víctima impotente y Ki-Duk no va a saltar a los anales por promover la emancipación femenina con esta película, el resultado es tan hipnótico y delicado que nos hace olvidar todo lo demás.
The Chaser (Na Hong-jin, 2008)
The ChaserEs la ópera prima de un director que con solo tres rodajes a sus espaldas ha conseguido rendir a la crítica a los pies de The Wailing, The Yellow Sea y de la que nos ocupa. Un thriller que indaga sobre una serie de desapariciones de prostitutas investigada por un exdetective reconvertido en proxeneta. Dos años después de The Host, esta cinta alcanzó el top tres en la taquilla surcoreana y fue condecorada en doce festivales asiáticos distintos (tan solo se le resistió Cannes, donde a cambio cosechó tan buenas críticas que recaudó más de 5 millones de dólares en todo el mundo).
El bueno, el malo y el raro (Kim Jee-woon, 2008)
El bueno, el malo y el raroComo dijeron en Variety, esta película es “un kimchi western que toma cosas descaradamente de sus antepasados spaghetti pero se mantiene firme y vigorosamente coreano”. Ocurre en la Manchuria de finales de los 30, a las puertas de la Segunda Guerra Mundial, donde un mapa del tesoro va a enfrentar a chinos, japoneses y coreanos en un duelo a tres bandas entre un cazarrecompensas (el bueno), un asesino a sueldo aficionado a cortar dedos (el malo) y un inclasificable bandido (el raro).
La cinta fue proyectada en Cannes fuera de competición, donde Jee-woon ya se había alzado como mejor director. Su final flojo y su guion no le restaron aplausos en Toronto, Sitges, Chicago o Londres gracias a una acción tildada de “emocionante como el infierno”.