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VÍDEOENTREVISTA | Leticia Dolera

“Hay que preguntarse por qué es noticia que haya dos directoras nominadas”

Sofía Pérez Mendoza / Alejandro Navarro Bustamante

En los Goya de este año no se habla de otra cosa. Dos mujeres, Paula Ortiz e Isabel Coixet, optan al galardón a mejor dirección. Y a Leticia Dolera, nominada como directora novel por Requisitos para una persona normal, este triunfalismo no le termina de convencer. “Me preguntan como si con esto ya fuera suficiente, y lo noticioso tal vez sería que las cuatro nominadas fueran mujeres”, afirma entre sorbo y sorbo de café. Ha dormido poco. La promo, dice.

La nominación de dos mujeres (Paula Ortiz e Isabel Coixet) a mejor dirección es el tema estrella en esta edición de los Goya. ¿Acaso no lo concebimos como algo normal y por eso es noticia?

Que el hecho de que haya dos películas súper nominadas dirigidas por mujeres sea noticia quiere decir que igualdad todavía no hay, porque eso nos parece extraordinario, raro, noticiable. Es verdad que en los nominados y nominadas a mejor dirección hay paridad, hay dos hombres y dos mujeres. Pero también es verdad que en guion original no hay ninguna mujer. No deja de ser llamativo porque es desde el guión donde cuentas los relatos, lo que muestras al mundo. La base está en guion. Es un dato a tener en cuenta. Tampoco hay nominadas en composición de banda sonora ni en canción original.

Y con eso no quiero decir que el académico diga: “no voy a votar a ninguna mujer”. Es un reflejo de que hay menos. Y si hay menos tenemos que preguntarnos porqué. Tenemos una responsabilidad, estamos contando quienes somos a través de la cultura e influenciando a futuras generales. Si hay menos directoras mujeres, tenemos la responsabilidad de preguntarnos por qué es.

¿En el cine siguen mandando los hombres?

Yo creo que no se trata tanto de lo que yo creo sino de los datos. No hace falta ponerse subjetivo. Objetivamente las pelis dirigidas por mujeres son muchas menos. Además, las pelis cuando las dirige una mujer el presupuesto suele ser menor. Se nos confía menos presupuesto económico, y luego los personajes protagónicos son también menos y el retrato que se da a las mujeres en la mayoría de las películas es muy concreto.

¿Las representaciones de las mujeres siguen encorsetadas en estereotipos machistas?

Está claro, para mí es una obviedad. Los personajes femeninos la mayoría de las veces se tienden a retratar como la víctima que es salvada por el héroe masculino, la chica a la que besa ese héroe al final de su viaje... En Estados Unidos están sacando a flote el hecho de que no haya nominados negros. Son cosas que llevan mucho tiempo y un año explotan por el motivo que sea.

Cuando estás aspirando como actriz a personajes interesantes, te das cuenta de que hay muy pocos. Y si hay cuatro, son los cuatro personajes nominados a los premios. A mí me molaría que la sociedad, igual que cambia y evoluciona en ciertos aspectos muy rápido, también evolucionara en esto.

Comprar una casa, casarse, tener hijos...son los Requisitos para ser una persona normal de los que hablas en tu película. ¿Crees que estas aspiraciones socialmente impuestas pisan los deseos reales de los jóvenes?Requisitos para ser una persona normal

Cuando estás creciendo tus padres te educan, pero también te educan los imputs que recibes desde fuera. Y si todos los imputs que tienen que ver con esto... La publicidad que es en teoría el reflejo aspiracional, las imágenes a las que en teoría tienes que aspirar, es muy homogénea: la familia, padre, madre, jóvenes blancos rubios, niño y niña super monos, con el coche, la casa... Aunque no quieras, todo eso te va entrando, te va calando y te afecta a la hora de plantearte de qué quieres en la vida.

¿Sientes esa opresión?

No, ahora mismo no la siento, pero sí la he sentido. He sentido varias veces en mi vida eso de que no encajas, que estás fuera de lugar, que no cumples unos requisitos que los demás sí... Eso me pasaba sobre todo en el instituto. Porque a mí me hacían bullying. Yo creo que por eso he acabado haciendo esta primera peli. Cada uno es como es y no tenemos que intentar encajar, sino descubrir quienes somos por dentro. Que eso es bastante complicado ya. No querer cambiarse, sino querer primero conocerse. Descubrirte antes de querer cambiarte.

Precisamente ese canto a la diferencia es una constante también en tus cortos anteriores.

Sí. Mi primer corto [Lo siento te quiero] y Requisitos para ser una persona normal hablan un poco de lo mismo: de ser fiel a uno mismo, de no cargar lacras o requisitos. En el primer caso, el protagonista llevaba a un gusano dentro. Era una forma de retratar ese miedo a ser uno mismo.

Creo que habría que valorar mucho más la diferencia y conseguir que no sea un motivo de miedo y rechazo, sino que te haga crecer emocionalmente, intelectualmente, culturalmente. Es un tema que me preocupa mucho porque lo estamos viendo, por ejemplo, en los institutos, donde el miedo a la diversidad se traduce en violencia. Estoy alucinando con los casos en Madrid de violencia homófoba. No me cabe en la cabeza cómo esto está pasando.

¿Y lo de dirigir y actuar a la vez no es como un monstruo de dos cabezas?

En realidad estar delante y detrás me vino bien, jugó a favor de la peli en este caso. Sí que es verdad que cuando la escribía no esperaba interpretarla yo. Imaginaba actrices de mi generación que me encantan y me inspiran. Pero cuando tuve el guion escrito y acabado, me di cuenta de que si le iba a dar voz a la historia desde el guion y la dirección, siendo yo actriz y teniendo la edad del personaje, lo honesto y lo consecuente era darle voz desde dentro de la peli y mi propia voz física.

Este viaje ha sido bonito porque, por un lado, he vivido la peli desde dentro de la propia peli. Por otro, porque es muy chulo dirigir a los actores así: de repente cambiar frases, cambiar el tono, retomar una escena sin cortar con el actor cara a cara... Woody Allen siempre dice la misma coña, y es que cuando el actor es también director hay una persona menos en el rodaje a la que decir lo que tiene que hacer. Parece una tontería, pero hay algo de verdad en eso.

¿Hasta qué punto los cuerpos de las actrices tienen que comulgar siempre con los cánones establecidos?

La tiranía del físico existe, y existe sobre todo con las mujeres. Vivimos en la locura de lo sensual y lo sexual. Además, los personajes femeninos tienen que ser atractivos de una manera muy determinada. Como si el atractivo de un ser humano no pudiera estar en su forma de mirar, en su forma de pensar o en tener una talla 40 o una 42. Como si lo que nos seduce tuviera que ser una determinada sexualidad vista desde un solo cristal.

A veces cuando hablo con esto con compañeros actores me dicen que la tiranía del físico apresa a los hombres. Y me suena a: “Ah, entonces no pasa nada”. ¿De verdad queremos tender a esta tiranía absurda marcada por no se quién donde ellos tienen que tener el abdomen depilado y nosotras parecernos a Gisele Bundchen?

¿El personaje que interpreta Manuel Burque en tu película es una rebelión contra todo esto?

Total. Mi personaje se enamora de Borja con todo el pack de Borja. Con su talla XL, con su barba pelirroja, con su sencillez, con su abuela que no es su abuela. No se enamora del alto, delgado, encantador que lleva un coche de marca... Esto lo dice mucho Manuel Burque, que en una comedia romántica típica su personaje sería el típico amigo friki del prota. Jamás la protagonista se iría con él. Él tendría su propia historia pero sería el friki que está para hacer chistes. Y aquí se cambian los papeles.

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