“Robert Redford confirma que dejará de actuar”, la noticia hizo saltar todas las alarmas, “pero no descarta dirigir”. Para entonces el daño ya estaba hecho. El protagonista de Memorias de África anunció que no volverá a aparecer en pantalla y algo se encogió en el corazón de la cinefilia. El shock inicial, sin embargo, provocó que se olvidaran las demás facetas de esta incombustible figura de Hollywood.
Además de su compromiso político como activista, Redford es el fundador del Festival de Sundance con el que cada año apoya a nuevos talentos a producir y exhibir sus largometrajes. Y también de la productora Wildwood Enterprises, detrás de títulos como Diarios de Motocicleta. En su juventud, una excursión por el parque nacional de Yosemite hizo nacer en él un intenso amor por la naturaleza y, desde entonces, su preocupación por el medio ambiente ha sido una influencia constante en sus películas y labor dentro del certamen.
Periodismo y activismo por bandera
Redford es un claro defensor del periodismo. Fueron su rostro y el de Dustin Hoffman los que inmortalizaron el caso Watergate en Todos los hombres del presidente. Ellos interpretaron a los jóvenes redactores del The Washington Post, Bob Woodward y Carl Bernstein, cuya investigación obligó a dimir al presidente Richaed Nixon. En una entrevista, el actor reconoció que desde entonces se prepara los papeles como lo haría un periodista porque “para ellos, como para mí, la historia es lo realmente importante”.
La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca no fue de agrado para el intérprete, que redactó un comunicado en el mismo medio estadounidense en 2017. En el artículo de opinión se adelantó a las preguntas frecuentes que se le realizaban en entrevistas acerca de las similitudes de lo ocurrido en el contexto de la película que protagonizó en 1976 y la situación actual, 45 años después.
En el texto reconocía que la coincidencia más importante eran “la libertad y la independencia de los medios de comunicación al defender nuestra Democracia”. Especialmente,“el periodismo bueno y riguroso”, dado que es “una de las armas más efectivas que tenemos para frenar el hambre de los poderosos”. Respecto al filme Alan J. Pakula, dijo que siempre lo había definido como violento a pesar de no haber disparos, porque “las palabras son usadas como arma” y lamentó no tener claro si un escándalo similar se resolvería de la misma forma hoy.
En uno de sus títulos posteriores, Pacto de Silencio (2012), que él mismo dirigió y protagonizó, recuperó la memoria de los activistas radicales de The Weather Underground. Nacidos del movimiento estudiantil, actuaban en contra de la guerra de Vietnam. El largometraje es una llamada a la creación de un mundo mejor donde los jóvenes han de librar la batalla, y una reivindicación de la importancia de mantener la esperanza en la posibilidad de cambio.
Agradecido y comprometido con la industria del cine
En el año 2001, el actor se alzó con el segundo Oscar de su carrera, esta vez honorífico, después de que en 1980 ganara el de Mejor director con su ópera prima Gente corriente desbancando de la terna a otros grandes como Martin Scorsese, David Lynch o Roman Polanski. En su discurso de agradecimiento reconoció que su labor dentro del Instituto y posterior Festival de Sundance no era otra que compensar a la industria del cine por todo lo que le había dado. Y es que no sólo las películas del Redford celebran el esfuerzo, también lo hace su institución.
En 1978 se dio cuenta de la enorme cantidad de historias que no se estaban contando, los directores a los que no se conocía y que, sin embargo, existían. Por ello, se lanzó a ampliar la industria y apoyar a nuevos artistas, creando “un lugar con credibilidad, donde los artistas tengan la oportunidad que se les niega. Duradero y comprometido”. Aprovechó su renombre para unir a creadores establecidos y a jóvenes.
Tres años más tarde tendría lugar la primera edición del Festival de Sundance, hoy erigido como el certamen de cine independiente más importante del mundo. Allí han visto la luz títulos como el debut de los hermanos Cohen Sangre fácil, American Psycho, Donnie Darko, Memento o Pequeña Miss Sunshine, entre otros tantos.
El medioambiente como afiliación política
“Dedico mi tiempo al arte y al medio ambiente”, señaló en una entrevista. Y de la unión de ambos nació el Redford Center, cofundado junto a su hijo, el igualmente cineasta James. Su objetivo es utilizar el poder del cine, el vídeo y los nuevos medios para comprometer a la gente a través de historias inspiradoras que movilicen a la población en favor de la naturaleza. Su consigna es: “Hacemos historias que proyecten el plantea”.
El director sufrió un gran shock tras pasar una larga temporada en Europa. En su regreso a Los Ángeles, la ciudad en la que había crecido era otra completamente diferente. “El desarrollo estaba fuera de control, descubrí que pertenecía a una sociedad que, para demostrar su fortaleza, necesitaba desarrollarse”, recordó con enfado. “Estamos devastando la naturaleza a costa de ganar dinero. Mi afiliación política es el medio ambiente”, añadió, incrédulo ante la falta de preocupación por el planeta que se encontrarán las futuras generaciones.
Su amada naturaleza ha tenido cabida, como no podía ser de otra forma, de su festival. En 2017 inauguró la semana reina del cine independiente el documental protagonizado por Al Gore Una verdad incómoda: ahora o nunca, diez años después de que su primer título inscrito en este género supusiera un antes y un después en la visibilidad y lucha contra el cambio climático. Aquí el propósito era demostrar lo que implica la revolución energética. En la misma edición hubo otros trece títulos programados sobre el mismo tema.
En el último certamen, celebrado el pasado mes de enero, Redford aprovechó para mostrar su apoyo al MeToo y Time’s Up, al “estar dando más oportunidades a las mujeres fuera y dentro del cine, para que sus voces sean escuchadas y puedan llevar a cabo sus propios proyectos”. Como novedad, decidieron tomar medidas para asegurar el festival como un espacio seguro, con línea de teléfono para atender a víctimas de malas conductas, y un código propio para erradicar el acoso, discriminación, sexismo y comportamientos irrespetuosos que pudieran tener lugar en el evento.
Su interés por el periodismo, el activismo, el apoyo a los nuevos cineastas y su preocupación por el medio ambiente convierten al Robert Redford en una figura cuya trascendencia va más allá de su talento delante y detrás de las cámaras. Por si éste no fuera ya suficiente. Las memorables interpretaciones de este tímido actor esconden el alma de alguien comprometido con su tiempo, su renombre y su amor por la naturaleza.
Celebremos la buena noticia que supone que aunque el ladrón de bancos al que dará vida en The Old Man and the Gun vaya a ser su último papel, tenemos legado con el que deleitarnos para rato. Además, como él mismo pronunció en la cinta de 1973 Tal como éramos, que no cunda el pánico, dado que “todo es demasiado serio para ser serio”.