Pocas veces se habían oído tantas risas en el Festival de Cannes como en el pase de Triangle of sadness. La sátira bestial, ácida y escatológica de Ruben Östlund arrancó carcajadas y aplausos en varias ocasiones durante su proyección. Parece que el jurado presidido por Vincent Lindon también sintió lo mismo, porque le han dado el director sueco la Palma de Oro a la mejor película de una edición de Cannes en la que ninguna película provocó un consenso como el que hubo en otras ocasiones. Una farsa divertidísima sobre los ricos que atiza a todo lo que pilla por su camino: los hombres, los falsos aliados, las influencers, los modelos, pero sobre todo a los ricos. Todo cabe en el bisturí de Östlund, que ya había logrado este galardón por otra sátira, The Square. Pasa a la reducida lista de realizadores que tienen dos Palmas de Oro, la anterior fue en 2017 por The Square.
Un palmarés que dejó fuera la propuesta más radical y autoral de toda la Sección oficial, la del español Albert Serra, que con Pacifiction voló la cabeza de todos, aunque no del jurado. Muchas daban por hecho que, al menos, sería suyo el galardón al Mejor actor para un inconmensurable Benoit Magimel como un alto comisionado francés en un Tahití decadente. A Magimel le pudo pesar el hecho de que ya tenía un premio de interpretación en Cannes por La pianista, de Michael Haneke. Su premio fue para la estrella coreana Song Kang-ho, protagonista de Broker, la nueva película de Hiruklazu Kore-Eda. Un drama sobre las ‘baby box’, donde en Corea se pueden abandonar a bebés recién nacidos. Song Kang-ho -conocido por ser uno de los protagonistas de Parásitos- da vida a una persona que recoge a los niños y busca una familia para ellos.
El segundo premio en importancia, el Gran Premio del Jurado, fue compartido por Claire Denis y Lukas Dhont. La primera, una veterana directora que con un filme que había decepcionado a la crítica logra su primer premio importante en Cannes. Stars at noon es un filme hipnótico pero fallido sobre una periodista que no puede salir de Nicaragua y que encuentra apoyo en un misterioso británico que llega a hacer negocio. Demasiado premio para una obra que no está entre las mejores películas de Denis.
Dhont, por su parte, sonaba en todas las quinielas como el gran favorito para la Palma de Oro por su conmovedora Close. Se quedó a las puertas, pero con 32 años tiene mucha carrera para lograrlo. Close es un trabajo delicado, sensible e inteligente que afronta temas espinosos como el suicidio, el duelo y la culpa. También una radiografía de cómo se construye la masculinidad en nuestra sociedad y cómo se señala a los niños que no se comportan respecto a los cánones de lo que debe ser un chico. Todo gracias a la relación de dos amigos de 12 años que cuando llegan al colegio son señalados como novios.
Por su parte, Zahra Amir Ebrahimi fue elegida como la mejor interpretación femenina de un Cannes donde brillaron los papeles para mujeres. Holy Spider es una película que descansa en su potente interpretación de una periodista que investiga los asesinatos de prostitutas realizados en Irán. Un filme basado en un hecho real con el que el director Ali Abbasi realiza una radiografía brutal del machismo de su país de origen. Amir Ebrahimi tuvo que huir de su país, Irán, cuando se filtró un video sexual suyo, y ahora, gracias a “la generosidad” del director ha logrado este merecido reconocimiento.
Cannes se sacó de la manga -cómo no-, un premio especial para conmemorar su 75 aniversario. Fue para los hermanos Dardenne, directores que ya cuentan con dos Palmas de Oro en su haber y que con la contundente Tori y Lokita, un precioso y durísimo retrato de la inmigración, eran favoritos a todo. El jurado decidió darles este galardón en vez de darles el máximo reconocimiento y colocarles como los directores con más Palmas de Oro. Un nuevo reconocimiento para dos de los directores más comprometidos del cine europeo.
Otro veterano, el director polaco Jerzy Skolimowski, que no pudo estar en la presentación de su película, sí que llegó a Cannes y recogió el Premio el Jurado por Eo, un filme que analiza su país desde la mirada de un burro. De hecho, el director dedicó la película a los burros que dieron vida al animal y acabó su discurso con un rebuzno. Una película visualmente imponente que compartió el premio con Las ocho montañas, de Charlotte Vandermeersch y Felix Van Groeningen, una de las películas más deseadas en el mercado del festival tras emocionar en uno de los primeros días de competición. Una película que habla “de la vida en toda su fuerza y su fragilidad”.
La película más redonda de la Sección Oficial se tuvo que confirmar con el premio a la Mejor dirección. Park Chan-Wook ganó el galardón por su impecable Decisión to leave, un thriller policial donde un detective se enamora de la principal sospechosa de un crimen. Una historia romántica, tensa y visualmente apabullante, llena de decisiones visuales que sorprenden y dejan pegado al espectador en su butaca. Una de las grandes películas de este Cannes. Más sorprendente fue el galardón al Mejor guion para Tarik Saleh por Boy from heaven, un competente thriller político ambientado en Egipto que no aparecía entre los favoritos.
Concluye así un Cannes de nivel irregular pero que sí cumplió una misión. Realizar una defensa cerrada y férrea de las salas de cine en un momento complejo y delicado. Lo hicieron sin abrirse a Netflix, dando un premio al último adalid de las salas, un Tom Cruise que estrenó en el certamen Top Gun: Maverick. Y finalmente, lo reafirmaron dando el premio a uno de esos autores que conjugan a la perfección lo artístico y lo comercial. Triangle of sadness es una comedia que tiene todo para convertirse en un fenómeno de masas que demuestre que una Palma de Oro también arrastra a gente a las salas.