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La sangre, el cuerpo y los pies de las mujeres en el cine de Tarantino: ¿empoderamiento o machismo?

¿TarantiSÍ o TarantiNO?

José Antonio Luna

13 de agosto de 2019 21:03 h

Érase una vez en... Hollywood no solo es la novena película de Tarantino, como se encarga de recordar cada cartel publicitario. Es también la primera cinta tras una ola llamada #MeToo que también alcanzó al cineasta: conocía los abusos sexuales de Weinstein, fue responsable del accidente que Uma Thurman sufrió en el rodaje de Kill Bill e incluso protagonizó un polémico estrangulamiento a Diane Kruger realizado “con su permiso” (como ella misma dijo).

Esto ha provocado que, a las puertas de su próximo largometraje, una de las cuestiones fundamentales de la cinta gire en torno a la postura del director con respecto al feminismo fuera de las pantallas. Así lo demuestra un artículo de The Guardian que pedía 'cancelar' a Tarantino y otro en la misma línea publicado por el New York Post, propuestas que otros medios tachan de “estalinismo cultural” por exagerar acusaciones y ejercer de “censores virtuosos”.

Independientemente de si los hechos son suficientes o no para señalar al director, existe otro aspecto que no deja lugar a dudas (aunque sí a debates): su forma de representar a las mujeres dentro de la pantalla se ha caracterizado por crear algunos de los personajes femeninos más reconocibles del séptimo arte, ya hablemos de Death Proof, Kill Bill o Jackie Brown. Pero, con la perspectiva que da el tiempo y la toma de conciencia social que ha representado el #MeToo, ¿cómo valoramos a estos iconos?

“De forma muy positiva. Creo que es muy importante Kill Bill, ya que marca un antes y un después. Construye una épica con una mujer vestida con un mono amarillo que va matando a diestro y siniestro porque tiene sus razones, y una de ellas tiene que ver mucho con el patriarcado: cómo le trató Bill”, opina María Castejón, historiadora y crítica de cine. En la misma línea se sitúa Andrea Jaurrieta, actriz y directora de cine: “A mí me parece que presenta personajes empoderadas. Te puedes sentir más identificada con ellas que con las que muestran otros directores”.

Para Barbara Zecchi, Doctora por la Universidad de California Los Angeles (UCLA) y autora del libro Desenfocadas: cineastas españolas y discursos de género, la representación de Tarantino es “feminista” por tres razones: “Porque no son meros cuerpos pasivos sexualizados”, porque se desmarca de “la representación tradicional de la mujer como víctima impotente frente a la agresión masculina”, y porque “su cine nunca nos oculta que la representación es una construcción”.

Carmen Pombero, guionista, dramaturga y socia de la Asociación Andaluza de Mujeres de los Medios Audiovisuales (AAMMA), coincide en que Tarantino “describe a mujeres cuyas principales características son la independencia, la determinación y el riesgo, y les ha dado diferentes roles protagónicos según la historia que quería contar”.

Mientras, Elisa McCausland, autora del libro Wonder Woman. El feminismo como superpoder, apunta en la misma dirección: “Hay que tener en cuenta que su carrera abarca casi treinta años, periodo en el que se han producido una gran cantidad de transformaciones sociales, culturales y económicas. Asimismo, se trata de un cineasta con una personalidad única. La combinación de ambos factores, también en lo referido a sus mujeres en pantalla, se presta, desde mi punto de vista, a lecturas sugerentes”.

Katanas y bailes sensuales

Sin embargo, el cine de Tarantino presenta una dualidad bastante notable: es capaz de crear referentes como Beatrix Kiddo y al mismo tiempo recrearse en fetiches que a menudo tienen como objeto el cuerpo de la mujer. ¿Hablamos entonces de empoderamiento o machismo? Probablemente, de una mezcla de ambas cosas.

“¿Has visto a algunas de sus actrices con un kilo de más o que no sean bellísimas, incluso sus actrices maduras? ¡Hasta sus yonkis lucen estupendas! Manchadas de sangre, pero siempre hermosas”, destaca la socia de AAMMA. Por otro lado, añade que el suyo es “un cine de un género reservado al hombre violento, sexista y machista, donde la mujer ha estado infrarrepesentada o ha jugado un papel de florero”, pero que al menos Tarantino ha sabido reinterpretarlo para dar “otro valor a las mujeres”. Kill Bill, Jackie Brown o Pulp Fiction: todas ellas muestran, según Pombero, a una mujer que busca su independencia, ya sea abandonando una banda de asesinos o alejándose del estereotipo de novia de un mafioso.

Esto no evita que el guionista estadounidense quede exento de ciertos elementos que, si bien para Zecchi no son preocupantes, sí calificaría como ambiguos: “En Kill Bill, Beatriz, un personaje femenino tan excepcional, termina por encasillarse dentro del papel completamente tradicional de madre”, presentando de esta forma la maternidad como su realización máxima. En cambio, lo que “fastidia” a la miembro de AAMMA es que “los hombres tienen la mayoría de los diálogos incluso en Jackie Brown, un film que hasta se llama como su personaje femenino protagónico”.

Aún así, Jackie Brown es precisamente para Zecchi “una de las películas más feministas de Hollywood”, y de ella destaca una escena que sirve para visibilizar cómo la industria discrimina a las mujeres que no son jóvenes, blancas y glamurosas. “Jackie le pregunta al hombre, también de mediana edad, que está ligando con ella: ‘¿Tienes miedo a envejecer?’ Y él contesta: 'Pero, Jackie, estás todavía muy bien'. Y ella: 'no estaba hablando de mí, sino de ti'”, cita la catedrática.

Probablemente una de las películas más cuestionadas en este aspecto sea Death Proof y, más concretamente, la escena en la que una de las protagonistas hace un baile sensual al Especialista Mike, que poco después será su secuestrador. Para Castejón lo que muestra este baile es “a una mujer que sabe el tipo de sexualidad que está ejerciendo”, ya que, “a las mujeres nos empodera cuando utilizamos nuestra sexualidad de forma consciente, y yo creo que eso sí que lo ha representado bien Tarantino”.

A Andrea Jaurrieta tampoco le parece que Tarantino cosifique a la mujer en esta escena, ya que “puedes tener tus propios fetiches, siendo mujer y siendo hombre, siempre y cuando lo enmarques en una historia donde los personajes sean conscientes y no sujetos pasivos”. No opina igual Pombero, la cual cree que en Death Proof la imagen de la mujer se encuentra “bastante sexualizada”: “Parece que le digan al personaje de Kurt Rusell, un psicópata asesino en serie de mujeres: 'ven, guapo, acéchame, viólame, ¡mátame!'”.

María Castejón ve de otra manera a las protagonistas de Death Proof: “Aparecen en pantalón corto, son jóvenes, tienen cuerpos estupendos… Y ahí sí que no rompe con esta normatividad de los cuerpos, pero yo creo que Tarantino es un poco más inteligente que todo eso. Es muy consciente de este juego, no es un Santiago Segura en Torrente. Es alguien que sabe perfectamente qué reacciones va a crear, y a mí las chicas me parecen maravillosas”.

Es precisamente en el final de Death Proof donde María Castejón aprecia esta antítesis de Tarantino: “Me sorprendió muchísimo, tanto por el empoderamiento como por lo contrario: cuando se van acercando al Especialista Mike lo hace con unos planos de sus culos. Aquí es donde está un poco condensada su dualidad”.

Pero Tarantino todavía no ha dicho su última palabra. Érase una vez en... Hollywood llega a los cines el próximo 15 de agosto y, entre otras cosas, uno de los aspectos a valorar será el tratamiento de una Sharon Tate (interpretada por Margot Robbie), recordada por ser la mujer de Polanski y por morir apuñalada estando embarazada. Pero fue mucho más que una víctima.

Queda esperar a la película para comprobar si, además de al Hollywood de finales de los 60, Tarantino consigue rendir homenaje a quien la secta de Manson arrebató algo más que su vida: su historia.

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