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Este sexo no es el mío

“Gracias por ser valientes y atreveros a interpretar esta película”, dijo el director de Azul y no tan rosa sobre el atril de los Goya. Pero lo dificil no es representar entre los algodones del set de rodaje, lo complicado es transmitir el mensaje de tolerancia y visibilizar, desde un lenguaje universal, la discriminación que sienten lesbianas, gays, bisexuales y transgénero. Y hablar de ello en la gran pantalla es mucho más que poner a unos fornidos Wesley Snipes y Patrick Swayze aleteando unas pestañas postizas y luciendo sus mejores vestidos drag.

Para muestra, Buyers Dallas Club. Todos caímos rendidos ante los tacones de Rayon y su drama personal al vivir en una época que le impedía tener el cuerpo que anhelaba. Un tema que ya destapó el Almodóvar de La Movida en formato Súper 8 y que le mereció la etiqueta de poeta nacional del cine transexual. Y aunque ahora muchos le tachen de frívolo, conviene no olvidar que rompió los tabúes heredados de la España franquista. A continuación, una buena colección de cintas internacionales para sacudirse los prejuicios.

El renacer de la sexualidad

¿Y si no hay que elegir? Esa es la línea que persigue la heredera del genial linaje de cineastas argentinos, Lucía Puenzo, en XXY. Alex es intersexual, pero desde su infancia sus padres han intentado que crezca como mujer, aislando y redirigiendo su orientación sexual. La porteña pone a prueba la comprensión del público en una cinta que acumuló premios internacionales por su osadía y humanidad. No es una película trans al uso, pero resulta imprescindible para abrir la mente ante la diversidad afectiva.

La búsqueda de la identidad sexual es una temática recurrente en la filmografía de la directora Céline Sciamma -de la que también recomendamos La naissance des pieuvres-. En su deliciosa Tomboy (marimacho en inglés), refleja una sexualidad de guardería, cuando el desconcierto comienza a una edad temprana, pero en la que ya afloran las preferencias. Muestra la lucha de Laure por ser reconocida como Micael: la realidad infantil de quien se rellena la braguita del bañador con plastilina.

En el contexto de la Transición española, Jaime de Armiñán ya había dado un velado discurso sobre la transexualidad con Mi querida señorita. Luego, Vicente Aranda se deshizo de todos los tabúes en Cambio de Sexo. Victoria Abril representa al joven y sensible José María y a la posterior estrella de cabaret María José. Una película obligatoria y sin rodeos que es el mejor precedente del género trans para la filmografía de nuestro país.

El amor no entiende de cromosomas

La América más profunda y homófoba fue retratada de forma inolvidable en la cinta más demoledora de la lista. Boys don't cry recoge el terrible caso real de Brandom Teena, un joven que nació mujer y fue violado y asesinado por sus propios amigos al descubrir su género biológico. Este crimen cometido en una Nebraska inclemente conmocionó al mundo en los años 90, y una década después fue adaptado sin alardes por Kimberly Peirce. “En 1991, se cometieron en América 7.587 homicidios por odio”, reza el inicio de una cinta cuyo estreno coincidió, para más inri, con el asesinato de un universitario en Texas por ser gay.

Nacida hombre en Berlín oriental el mismo día que se instaura el muro, Hedwig y su vida se presentan como una falsa metáfora de separaciones y deterioro. El amor es el eje principal de la cinta de John Cameron Mitchell, en la que la protagonista se enamora de un soldado y decide operarse los genitales en una intervención fallida. Hedwig and the angry inch es un musical del off Broadway, sí, pero de los macarras y divertidos que reivindican la protesta a través de las carcajadas.

Xavier Dolan acaba de presentar Mommy ante las butacas de Cannes. Pero sus antecedentes ya demostraron que el enfant terrible no enmudece ante nada, y menos en el terreno de la sexualidad. Ni siquiera ante su referente Almodóvar, como ya demostró en su ópera prima Laurence Anyways. Laurence y Fred son una pareja estable y profundamente enamorada, hasta que ella reconoce que no se siente a gusto con su cuerpo de hombre, que prefiere un aspecto femenino pero conservando su orientación heterosexual. Un desafío narrativo y visual que no puede pasar desapercibido en esta lista.

Todo queda en casa

Todo sobre mi madre transmite esa euforia que solo segrega una historia contagiosa, seductora y embaucadora. Este rompecabezas paternofilial tiene el carácter del Almodóvar de La Movida con unos toques de madurez argumental que lo eleva, sin discusión, a la cúspide del género trans. Aunque, como dijo un sabio crítico, se estrenó con el temor a que una masa de gente, con sensibilidad muy dispar, no apreciara del todo su bello y divertido alcance.

En esta ocasión, Transamérica no indica sólo un cambio de sexo, sino también un viaje iniciático por el continente para el primer encuentro de un padre con su hijo. Aunque en un principio puede parecer un argumento ajeno a toda originalidad, incide de manera excepcional en los prejuicios que tiene “el país de las oportunidades” hacia los transexuales.