El coronavirus ha cambiado el cine. Incluso lo que consideramos cine. A partir de aquel encierro la gente descubrió la comodidad de las plataformas y se olvidó de las salas. Fueron dos años en los que las películas nos salvaron. Lo que pocos imaginaban es que de alguna forma también condenaron a la gran pantalla. Se aceleró un cambio de modelo que muchos presagiaban. Desde la industria, pocos se opusieron al cambio. Productores, directores, actores… todos vieron en las plataformas una oportunidad. Había más trabajo, se dio voz a nuevas voces y se olvidó de la experiencia comunal de compartir una historia en un mismo espacio. Hay excepciones. Actores, actrices, directoras, que siguen defendiendo una forma de disfrutar que no tiene que ver con algoritmos. Entre ellos destaca Tom Cruise. Es uno de los últimos defensores de las salas. Quizás el último actor. Nunca ha hecho una película para una plataforma. Nunca ha hecho una serie de televisión. Trabaja por y para el cine.
Para las salas ha hecho Top Gun: Maverick, la secuela del filme que le convirtió en una estrella. Una película que debería haberse estrenado en junio de 2020 pero que sufrió retraso tras retraso. Durante dos años el actor ha aguantado el filme para poder estrenarlo como él lo concibió. Muchos creían que podía acabar estrenándose en Netflix, en Amazon o en cualquier plataforma. Pero para Cruise nunca fue una opción. Lo ha confirmado en el Festival de Cannes, donde ha presentado la película por todo lo alto. Es uno de los grandes estrenos del certamen, que ya la tenía seleccionada para su edición de 2020 y ha terminado proyectándola dos años después.
Cannes le ha dedicado, además, un homenaje, y en palabras de Thierry Frémaux, un motivo era esa defensa férrea y sin fisuras de las salas. Una defensa que comparten, ya que ninguna película que no estrene en cines puede competir por la Palma de Oro. En ese homenaje la pregunta era obligada, ¿nunca se vio tentado o presionado para estrenar Top Gun: Maverick en una plataforma? Su respuesta, tajante: “Eso no va a pasar nunca. Nunca. Voy al cine y veo a todas esas personas trabajando, a los que ponen las palomitas que están levantando los cines y os prometo que cuando hago una película intento aplicar todas las habilidades que he aprendido durante todos estos años para crear una experiencia que tiene que ver con la gente, con lo humano”.
Su defensa del cine ha sido uno de los centros de este encuentro con la prensa donde ha subrayado que “debemos estar unidos y como comunidad compartir de forma conjunta”. “Entiendo este negocio, lo he estudiado, y hay algo muy específico en hacer una película para cines. Yo hago películas para salas, luego se van donde quieran, pero siempre pienso en hacer una película que enganche al público, que les entretenga, que vaya más allá del primer fin de semana de estreno. Me gusta esa experiencia y creo que hay muchos directores que también quieren esto. Es diferente escribir una película para cine que hacerlo para la televisión. Hay algo en cómo se rueda, en cómo se comunica… todo es diferente. El cine es mi pasión. Voy al cine cuando sale cada estreno y quiero estar allí, ver los tráilers, pasar tiempo con los dueños de las salas. Quiero entender estos cambios y ayudar a los estudios, porque si funciona una película eso significa que podré hacer otra después”, ha dicho en Cannes.
El actor recordó cómo su cinefilia comenzó con cuatro años, cuando sintió que quería “tener aventuras”. El típico niño que se subía a los árboles, pero también que empezó pronto a escribir personajes que interpretar. Comenzó a hacer trabajos como cortar el césped a los vecinos o vender postales con un motivo: ir al cine. Tras su segunda audición logró su primer papel, y ahí se dio cuenta de que aunque nunca fue a una escuela de cine, “conocía las películas desde que era un niño”. Su educación estuvo en los rodajes. “Acudí a cada departamento y estudiaba todo lo que pasaba allí. Entendí que si hacía cine tenía que entender y estudiar lo que pasaba en cada sitio. Todo. Cada aspecto de una película lo estudiaba y eso ha sido mi educación cinéfila”, contó sobre cómo entiende una profesión en la que sigue aprendiendo y en la que cree que no hay que tener miedo a decir “no lo sé”.
El cine es mi pasión. Voy al cine cuando sale cada estreno y quiero estar allí, ver los tráilers, pasar tiempo con los dueños de las salas
Cruise ha dado las gracias una y otra vez y ha asegurado sentirse feliz por haber podido trabajar en lo que ama y haber podido “viajar por todo el mundo”: “No solo como turista, sino a trabajar en esos países y aprender esas culturas. He querido conocer esa gente, entender cómo cuentan historias, con qué se ríen, honrar a otras culturas y compartir mis historias con el mundo. Esas son las cosas que me interesan. Las historias, las personas…”. Ha defendido también la experiencia común de hacer una película, el equipo por encima del individualismo y ha destacado los grandes equipos técnicos con los que ha trabajado y puesto el valor de cada departamento: “Es importante saber de todo, entender las lentes, por qué usar una u otra. Siempre le digo a los actores que lo mejor que pueden hacer es entender cada aspecto de una película y cómo se juntan para hacer una película. Entender por qué el diseñador del set es importante, por qué el vestuario es importante… No me gusta que la gente haga lo que yo digo, porque no es mi película, es nuestra película y necesito que todos contribuyan a hacerla, porque eso es lo más divertido”.
Una de las notas características de las películas del actor es que siempre realiza todas sus escenas de acción, y en Cannes reconoció que “claro que me dan miedo”, pero que hacerlo es una forma de entregarse al público y pensar en lo que a aquel niño de cuatro años le gustaría como espectador. “Cuando alguien dice que algo es imposible yo pienso, bueno, a lo mejor sí que es posible, y lo intento. Siempre aconsejo que es mejor intentar algo y fallar a no hacerlo. Mejor preguntarse y no tener miedo a hacerlo. Yo doy mi vida por esta profesión porque me siento un privilegiado y me encanta. Siempre pienso en qué le puedo dar a la audiencia para que piensen que ha merecido la pena, porque luego ves sus caras, y no quiero decepcionarles, sobre todo a las nuevas generaciones”.
Antes de entrar en la premiere del filme, el actor dedicó un buen rato a hacerse fotos con sus fans, a saludarles y firmar autógrafos. Una de las últimas grandes estrellas de Hollywood que sabe que la promoción es fundamental. De hecho, Cruise recordó cómo comenzó a incluir como condición hacer “premieres en cada ciudad del mundo, llevar las alfombras rojas”. Tom Cruise se resiste a darse por vencido y seguirá rodando para levantar esas salas que le hicieron ser la estrella que es ahora.