Woody Allen no tiene redes sociales. Cuenta con una página de Facebook oficial que no maneja él y a la que no sabe entrar. Sin embargo, ha decidido abrirse una cuenta oficial de Instagram para hacer un ‘live’ con su amigo Alec Baldwin y promocionar su nuevo libro de relatos, Zero Gravity, donde recopila escritos breves y de tono humorístico. Algunos ya se publicaron en su momento en la época en la que escribía para The New Yorker, otros han nacidos durante la pandemia, una época en la que reconoció que había estado muy a gusto sin salir, tener que tomar decisiones ni relacionarse, solo dedicado a escribir y a disfrutar de su tiempo.
Pero la promoción es lo que tiene y Woody Allen tuvo que salir de su cueva para conectarse a internet. Si alguna vez escribiera una escena en la que una persona que no tiene redes sociales se conecta a Instagram por primera vez, se parecería mucho a lo que ocurrió en esta entrevista. Allen entró antes de tiempo, la cámara no le enfocaba toda la cara, y a los cinco minutos perdió la conexión. El director se convirtió en aquel hombre borroso al que daba vida Robin Williams en Desmontando a Harry.
Baldwin comenzó a gritar palabras sueltas en español a alguien en su casa para que lo solucionaran. Woody Allen volvió… durante cinco minutos. Así hasta en tres ocasiones. El actor le pidió que buscara “la habitación con mejor wifi de la casa”, pero Allen y su ayudante decidieron que con abrir la puerta era más que suficiente. Lo fue y la entrevista pudo seguir su curso. Allen confesó que no sabía nada de redes sociales porque nunca le han “interesado los 'gadgets', ni las cámaras, ni las grabadoras”.
Al final del libro se habló más bien poco. Alec Baldwin le preguntó sobre el humor, sobre la dificultad de escribir su autobiografía, en la que dio lo mejor de sí para que “no fuera una sucesión de hechos como la Wikipedia”. “En Zero Gravity tuve que encontrar relatos que fueran divertidos y que espero que lo sean para la gente. Algunos tardé en escribirlos una semana, otros un par de días… pero es diferente, porque una autobiografía requiere más esfuerzo y tiempo. Alguien me dijo una vez que la diferencia de escribir una historia corta y una novela es que una novela puede ser diez veces más larga pero es 100 veces más difícil”, ha dicho y explicado por qué no escribe novelas. “Intenté escribir una pero no era buena, y uno de los motivos es que no era buen lector cuando era niño, y eso hizo que no supiera nada sobre novelas. Sé del show business, de películas, y en eso tengo instinto, pero no sé nada de literatura, ni de estructuras, ni de personajes… así que puedo escribir de forma divertida cosas cortitas”, zanjó.
Baldwin también le preguntó por la dedicatoria a Soon Yi en este libro, que dice lo siguiente: “A Soon Yi, si Bram Stoker te hubiera conocido, hubiera escrito la secuela”. El director ha dicho que tras 25 años casados, cuando le escribe las dedicatorias es ella la que le pide que le ponga cosas “horribles”, así que en esta ocasión lo ha cumplido. “En la comedia, en los roast, la mejor forma de afecto es insultar a la otra persona, y lo he hecho porque ella lo entiende y lo quiere así. En mi vida he hecho millones de chistes sobre esposas, pero ninguno especialmente laudatorio”, ha añadido.
He hecho 49 películas, haré al menos una más, pero se ha perdido la emoción. Haré una o dos más y me dedicaré a escribir
Allen reconoció que no toca bien su clarinete, y que si no fuera conocido por sus películas nadie iría a verle, pero que como es famoso le perdonan sus “horribles errores”. A pesar de ello practica todos los días y se siente mal porque haya gente con talento tocando en pequeñas salas de jazz mientras él toca en auditorios delante de miles de personas, pero también saca algo positivo de ello: “Si realmente amas algo y lo haces con sinceridad, hay una oportunidad”.
Fue en la parte del cine cuando Woody Allen se mostró pesimista y avanzó el final de su carrera. Un final que parece estar demasiado cerca. Se mostró triste porque las películas ya no aguanten en las salas y a las pocas semanas estén “en streaming o Pay per View, como sea, porque no tengo ninguna de ellas”. “He hecho 49 películas, haré al menos una más, pero se ha perdido la emoción. Antes sabía que haría una película, estaría en los cines en todo el país, la gente iría a verla en una gran pantalla, pero ahora en ocho semanas como mucho la tienen desde casa, y no es lo mismo, ya no es divertido para mí, ya no siento la misma diversión”, ha dicho con pesimismo y mostrándose triste porque los cines donde vio “a Fellini, Bergman y Truffaut están cerrando”. Por eso ha subrayado que hará “una o dos más” y luego se encerrará a escribir.
Su amigo le ha intentado sonsacar si no veía ninguna serie en streaming y le ha recomendado Barry, pero Woody Allen ha vuelto a ratificar que ni tiene plataformas ni le interesan: “En casa veo el fútbol, el baseball y las noticias. No tengo tiempo para eso”. De su próxima película ha contado lo que ya se sabía: que será en París y que eso hará que él y Soon Yi estén unos meses fuera, algo que les encanta, porque sus experiencias rodando fuera “han sido refrescantes y brillantes”. Será la número 50, y puede que la última, aunque tratándose de Woody Allen nunca se sabe si su amenaza es otro chiste más.