“La fosa común que es el Mediterráneo le resuelve a Europa un problema invisibilizado”

“Se hunden sus cuerpos como un diluvio en el agua, en el ácido mar que deshace sus huesos, sin dejar rastro ni restos. Como si nada sucediera. Como si nunca hubieran sido. Como si no fueran nadie”. Así comienza el poema que Javier Gallego 'Crudo' escribió sobre los naufragios que día sí, y día también, se producen en el Mediterráneo dejando miles de muertos.

El escrito se hizo viral, apareció publicado en un libro anterior (El grito en el cielo, 2017) y ahora se ha convertido en una novela gráfica oscura, que emociona y desgarra a partes iguales: Como si nunca hubieran sido (Reservoir Books). ¿Se puede hacer algo bello relatando algo tan horrible? “Sí”, dicen al unísono Javier y Juan Gallego, hermanos y pareja creativa en este proyecto al que el primero pone letra y el segundo ilustraciones. “Esto es una obra de denuncia y de visibilización de un conflicto que tenemos en nuestras costas”, explica Javier casi al comienzo de la entrevista.

¿Cómo surge la idea de esta novela gráfica?

Javier: Surge de las ganas de dos hermanos 'comiqueros' de hacer un cómic juntos. Hacía tiempo que me venía pidiendo un guion para ponerle imágenes y, mientras yo trabajaba en ese guion, que ya está terminado, él cogió un poema mío publicado en el libro anterior y me dijo que iba a hacer una pequeña historia para Por Causa.

Yo vi que aquello podría tener más recorrido porque es un poema muy largo y además pensé que tendría muchas más salidas y difusión si hacíamos una historia contando todo el trayecto. Desde que salen de las costas de África, fundamentalmente.

Juan: Le mandé tres páginas. Como me gustaba lo que estaba saliendo, se lo enseñé. Enseguida me respondió diciendo que lo teníamos que hacer largo. Nada de diez o doce páginas.

Javier: Había que hacer toda la historia porque si no, hubiera quedado muy resumido, sin llegar a apreciar la odisea que pasan las personas que intentan llegar aquí en patera.

Hablar y dibujar de gente que muere ahogada en el mar huyendo del hambre o de las guerras requiere de una gran sensibilidad. ¿Ha sido complicado hacer los equilibrios necesarios entre sensibilidad y crudeza?

Juan: Están muriendo miles de personas y la gente solo ve números. En ese sentido, había que meter un poco de caña. Evidentemente desde el respeto, pero este punto no me generó mucha preocupación. Sí que había ciertas imágenes que a mí me daba cierto pudor usar. Por ejemplo, la de Aylan la quería evitar a toda costa. Me parecía un topicazo, me cuesta muchísimo verla porque tengo hijas pequeñas y se me encoge el corazón. Salvando este tipo de imágenes, sí que quería que hubiera imágenes dramáticas.

Javier: Esto es una obra de denuncia y de visibilización de un conflicto que tenemos en nuestras costas y que hemos invisibilizado.

Juan: Lo hemos convertido en números. Y ese es el problema. Es como... 'se han ahogado mil', como si no fueran nada.

Javier: Como si no existieran. De hecho el poema surge de un titular que, como periodistas, sabemos que no es un titular: “Podrían haber muerto...”. Un titular es la afirmación de un hecho y de un hecho contrastado. Aquí ni se sabe si han muerto. Es tal el desconocimiento. Hemos publicado la lista que se va actualizando día a día de las desapariciones que hay en el Mediterráneo en el tiempo más o menos en el que se ha hecho el libro y muchas de las personas no se sabe si han muerto.

¿Cómo se puede interpretar la fría imagen de un grupo de turistas mirando con los brazos en jarra cuerpos de migrantes que el mar ha llevado a la arena?

Javier: Esa si que es una de las imágenes que hemos visto en prensa y que hemos reproducido.

Juan: ¿Cómo digerimos eso? Yo no soy capaz.

Javier: Yo creo que porque no les vemos como personas. No les vemos como nosotros y, de hecho, este cómic lo que intenta en sus páginas finales, con los rostros de los desaparecidos, es intentar decir que somos nosotros, que podríamos ser nosotros. En este país y en muchos países que nos rodean muchas personas han tenido que marcharse a buscar una vida mejor, huyendo de una guerra, de la miseria o de la violencia. Y el problema es que cuando vemos esos cuerpos ahí tendidos no los vemos como personas porque los hemos vaciado de contenido.

Hace menos de una semana, un hombre me abordó en la plaza de Lavapiés para decirme que los refugiados en su mayoría eran delincuentes. ¿Hay algo que hacer con estas personas?

Javier: Lo que hay que hacer es mucha información, información veraz, y mucha pedagogía. La información veraz dice que la cifra de personas que llega por mar en estas condiciones a Europa muy baja. Es una cifra absolutamente despreciable que no se corresponde con esos titulares de invasión, llegada masiva... eso es incierto. De hecho, muchos de los que lo intentan no llegan y muchos llegan en barcas muy pequeñas.

Aun así, Europa tiene capacidad para asumir eso y más. Nuestros países han avanzado gracias a la inmigración igual que ocurre en grandes potencias como EEUU. Lo que pasa es que hay un discurso xenófobo que se sustenta y crece gracias a agitar discursos racistas y nacionalistas. Estamos además en un momento de resurgimiento de los fascismos que se apoya en la idea de que el que viene de fuera os va a quitar lo poco que tenéis. Y no es cierto. A veces los que vienen de fuera han conseguido que las economías florezcan.

Pero es que además no es un problema numérico real. Hacemos obras como esta y existen medios de comunicación que intentan desactivar ese mensaje. Es difícil porque esos mensajes xenófobos apelan a los instintos más básicos.

En este cómic, se relata la salida y el naufragio de una patera en alta mar, se puede ver también el trabajo de los equipos de rescate. No se tocan temas como el de los gobiernos europeos o el de los CIE. ¿En qué está fallando Europa y por qué no se podría expresar en un poema?

Javier: Haría falta quizá un ensayo más que un poema. Aunque bueno, los poemas pueden ser ensayos y hay poemas manifiesto. Y este cómic lo que intenta es movilizar a las sociedades para que sean las que reclamen a sus gobiernos una reacción. Lo que le pasa a Europa es que el Mediterráneo le está resolviendo un problema, es una fosa común de la que no tiene que preocuparse y además está invisibilizada, no aparece en los medios. No tiene la presión social que solo sucede cuando aparecen imágenes como la de Aylan que escandalizan hasta tal punto que, por fin, la sociedad despierta.

Tres euros de cada libro vendido irán a parar a Médicos sin Fronteras. ¿Qué sería de los migrantes sin el trabajo de las ONG?

Juan: Pues ya todo es un desastre con ellos, pues ya sin ellos no me lo quiero imaginar.

Javier: El número de muertes aumentaría.

Juan: El problema es que están haciendo el trabajo de los gobiernos. El trabajo que corresponde a los gobiernos lo están haciendo las ONG e incluso a veces entidades medio privadas. Y eso es una vergüenza.

¿Se podría haber dibujado esta historia en color en vez de en blanco y negro?

Juan: Puede ser, pero yo quería la aspereza que da el gris. El gris es consciente y pensé que me iba a dar una dureza en las imágenes que el color igual suavizaba un poco.

Javier: Yo ahora ya no me lo podría imaginar a color. Una reflexión que se me ha ocurrido en torno a esto es que, a veces, es difícil hacer en torno a la miseria o sobre algo horrible algo bello, que es lo que a veces hace el arte. El arte de denuncia hace algo que es muy hermoso y que es muy bello. Creo que no se puede dejar de intentar hacer una obra atractiva que de alguna manera te atrape, pero también que tenga esa dureza que te recuerde que no estamos hablando de un posado en Instagram.

¿Se ha inspirado en imágenes reales? La imagen de un cuerpo que sale de la red de un barco pesquero compunge...

Juan: Sobre esa imagen hay noticias, pero no me basé en ninguna otra, es más de cabeza.

Javier: Para mí, es una de mis imágenes favoritas. Hay una cosa que se sugiere en el poema, lo que pasa es que no quise meterlo porque es una cosa bestial, y es que las personas que se ahogan son devoradas por los peces, peces que nosotros después pescamos y nos comemos. De alguna manera es una metáfora de lo que realmente pasa.

Tengo que decir que el ritmo durante la secuencia en la que se produce el naufragio y la fuerza del dibujo, me han recordado a los dibujos de Miller del momento en el que los persas se enfrentan a los espartanos en las Termópilas. ¿Qué dibujantes han sido sus referentes?

Juan: Como gran seguidor de los comics, Frank Miller siempre me ha encantado.

Javier: Eso ya se lo dije yo: ¡Esto es muy Miller!

Juan: No lo hago de una manera consciente, pero creo que sale. Me influye mucho la narración visual de Miller, técnicamente más imperfecto, pero muy expresivo.

Dentro de 20 años, y siguiendo con esta historia, ¿qué os gustaría estar contando y dibujando? ¿Cuál sería la continuación soñada?

Javier: Pues una que se llame Como si fueran. Una que cuente las vidas de esas personas como lo que son, como lo que se dice al final del poema. Que contase la vida de esa persona, no solo en el drama. Porque lo que pasa es que siempre hablamos de estas personas cuando están muriendo, cuando les cae una bomba encima. Pero son personas que tienen una vida, que van al cine, que aman, que toman té, que tienen niños que juegan al baloncesto, que hablan de las mismas cosas que hablamos nosotros, que leen cómics... y me gustaría poder contar esa historia, pero a ver si puede ser antes de 20 años.