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El lápiz con el que el venerado Oesterheld, asesinado por la dictadura argentina, convirtió al Che y a Eva Perón en mito

Fragmento de la portada de 'Che/Evita', de Oesterheld y Breccia

Gerardo Vilches

10 de noviembre de 2024 21:45 h

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Pocos guionistas han tenido la trayectoria del argentino Héctor Germán Oesterheld (Buenos Aires, 1919-1978), una auténtica leyenda del cómic internacional, venerado en Argentina y leído en todo el mundo. Reservoir Books acaba de publicar Che/Evita, un volumen que recupera dos de sus obras, descatalogadas en España desde hace tiempo, y que forman parte de su etapa más politizada y militante.

Oesterheld es conocido, sobre todo, por El Eternauta (1957-1959), serie que realizó junto al dibujante Francisco Solano López, cuyo protagonista se convirtió en un icono de la cultura popular, pero con una evidente dimensión política, no solo porque la obra habla de libertad y antiimperialismo —a través de la metáfora de una invasión extraterrestre— en plena dictadura cívico-militar, tras el golpe que acabó con el Gobierno de Juan Domingo Perón en 1955, sino también porque la figura del protagonista de El Eternauta se ha empleado en campañas electorales de la izquierda peronista, hasta el punto de crearse la figura del “Nestornauta”, en alusión a Néstor Kirchner.

La obra temprana de Oesterheld, durante los años 50, se inscribe en un humanismo progresista poco concreto, que defiende los derechos humanos y la vida como valor absoluto. Pero será a partir de la segunda mitad de los años 60 cuando ese compromiso se politice de manera más clara, lo que lo llevará a tomar posiciones ideológicas más definidas, lo cual se reflejará en sus obras.

Esta conciencia política se manifiesta ya en la dictadura de Onganía, durante la llamada “Revolución argentina” (1966-1973), pero alcanzará su culmen durante el Proceso de Reorganización Nacional (1976-1983) de Videla y otros. En esa época, Oesterheld siguió el camino de sus cuatro hijas y se comprometió con la organización clandestina y radical de Montoneros. En 1976, pasó a la clandestinidad, desde la que acabó el guion de la segunda parte de El Eternauta, en la que el pacifismo original se veía sustituido por la justificación de la violencia revolucionaria. En 1977, como les había sucedido a sus hijas, Oesterheld fue secuestrado, “desaparecido”, y asesinado en algún momento de comienzos de 1978.

El mito del Che Guevara

Vida del Che es la primera obra incluida en la reciente reedición de Reservoir Books. Publicada originalmente en Argentina a comienzos de 1968, tan solo unos meses después de la muerte de Ernesto “Che” Guevara en Bolivia, su aparición desafiaba a la dictadura cívico-militar, que, de hecho, prohibió la obra y retiró la edición, que no sería recuperada hasta años más tarde. Para este cómic, Oesterheld se asoció con Alberto Breccia (Montevideo, 1919-Buenos Aires, 1993), sin duda el más admirado dibujante del cómic argentino, conocido por su aproximación artística al medio y su inquietud experimentadora. Este tándem también publicaría, en 1969, una nueva versión de El Eternauta.

En esta biografía del Che, que recorre toda su vida, desde su nacimiento hasta su asesinato, Breccia juega con los contrastes del blanco y negro, con trazos expresionistas y ocasionales incursiones en el collage. Oesterheld logra una gran coherencia con sus textos, redactados de forma atípica, a veces omitiendo palabras, como si fueran telegramas, y otras dando la información a brochazos. Las evidentes intenciones artísticas de la pareja —más la de Enrique Breccia (Buenos Aires, 1945), que ayudó con las últimas páginas— se subordinan a la vocación propagandística de la obra, que ensalza la figura del Che, omite cualquier aspecto controvertido y se centra en su idealismo revolucionario y su vocación de ayudar al prójimo. Las secuencias que ilustran la revolución cubana glorifican sus aportaciones sobre el terreno, pero también alaban la decisión del Che de abandonar Cuba y seguir la revolución armada en el Congo y, finalmente, en Bolivia, donde caería luchando junto a la guerrilla.

A pesar de ser una obra realizada desde una militancia poco crítica, los textos dinámicos de Oesterheld y las rotundas ilustraciones de Breccia logran una lectura entretenida, que mantiene el interés de los lectores y ofrece una buena muestra del talento de los dos autores, de innegable relevancia histórica.

El mito de Evita

Poco después de la publicación de Vida del Che, Oesterheld y Breccia se plantean la realización de otra biografía dentro de la misma serie dedicada a la figura clave de Eva Perón, esposa del presidente Juan Domingo Perón y mito de la izquierda peronista. La obra se concluyó en 1970, pero la situación política del país evitó su publicación, ya que Eva Perón, “Evita”, de fuerte carga simbólica, estaba proscrita en el contexto dictatorial, hasta el punto de que su cadáver embalsamado se encontraba en paradero desconocido desde 1955, tras su prematura muerte en 1952, víctima del cáncer. La obra acabó publicándose durante los setenta, usando los dibujos de Breccia y sustituyendo los textos de Oesterheld por unos más neutros; se tendrá que esperar hasta 2002 para que se publique una edición que recupere los textos originales, conservados en la casa de Breccia: esta es la versión que se incluye en el reciente libro de Reservoir Books.

Evita, vida y obra de Eva Perón tiene un carácter mucho más documental que la anterior colaboración de la pareja artística, con textos más largos y un carácter puramente ilustrativo de los dibujos, sin apenas secuencias narrativas ni globos de diálogo. En consecuencia, es una lectura mucho más árida, una biografía que, por momentos, cobra tintes hagiográficos en su glosa de las virtudes y logros de una mujer que prácticamente alcanzó la categoría de santa entre las clases populares argentinas.

Así, se recorren sus orígenes humildes, su breve carrera de actriz y su entrada en la política, a través del matrimonio con Perón, pero, sobre todo, se incide en su obra social: su lucha contra la pobreza infantil, por la igualdad entre mujeres y hombres y en favor de una educación y sanidad públicas gratuitas. Además, se recorre su labor diplomática internacional, que la llevó a visitar la España bajo la dictadura de Franco, quien la agasajó concediéndole la Orden de Isabel la Católica.

Oesterheld, desde la militancia en el peronismo y su compromiso político, también incide en el odio que Evita suscitaba en las clases acomodadas, y en el amor que las más humildes profesaban por la carismática “primera dama”, cuyos últimos meses, golpeada por la enfermedad, también recoge este cómic, al igual que sucede con la profanación de su cadáver embalsamado.

Che/Evita incluye, así, dos obras hijas de su época y fruto del contexto político que se vivía en Argentina, en el que Oesterheld no quería ser neutral. Una gran oportunidad para descubrir una faceta de este guionista no del todo conocida.

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