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Muere Martí, el dibujante de los bajos fondos de los ochenta

El dibujante Martí Riera, autor de 'Taxista'

Gerardo Vilches

22 de enero de 2024 18:38 h

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Martí Riera (Barcelona, 1955), dibujante de cómics, falleció el pasado viernes, a consecuencia de un cáncer, en la más estricta intimidad, según su deseo. La noticia la hacía pública este lunes la cuenta en X de La Cúpula, su editorial de toda la vida.

Martí, como solía firmar sus obras, era un autor de culto, un dibujante imaginativo, una voz única en el cómic español. En sus inicios participó en revistas como Rock Comix y publicaciones underground que hoy tienen categoría de mito fundacional, como Picadura selecta (1976) o Los Tebeos del Rollo (1977). Posteriormente, formó parte del grupo original de autores que fundaron El Víbora (1979-2005) —editada por La Cúpula—, donde destacó entre grandes nombres como Max, Nazario, Miguel Gallardo o Juanito Mediavilla por su estilo elegante y clásico, deudor de los grandes del cómic de prensa estadounidense, como Chester Gould, creador de Dick Tracy (1931). Con un estricto blanco y negro, Martí entregó obras seriadas, entre ellas, Doctor Vértigo (1989) o El cuarto poder contra los N.A.D.A. (1990), con guion de Rodolfo, así como muchas historias cortas, luego recopiladas en volúmenes como Atajos (2013). Fue también en las páginas de El Víbora donde Martí Riera ejecutó lo que solo puede considerarse una acción artística en la que fingió su propia muerte, en 1982, poniendo en juego su particular sentido del humor negro y macabro.

Pero su obra más recordada es, sin duda, Taxista (1984), una historia vertiginosa, entre el noir americano y el género quinqui típicamente español, protagonizada por Taxista Cuatroplazas, un conductor de taxi que se ve envuelto, por pura casualidad, en una venganza contra una familia de delincuentes. El ritmo frenético, los referentes al cine y a los tebeos, y la sensación de incertidumbre lúdica que domina todo el relato, hacen de Taxista una de las grandes obras de los años 80, una locura en la Martí Riera juega perfectamente con la secuencia y el continuará, y en la que cualquier cosa puede suceder, porque los valores morales saltan por los aires.

Su calidad hizo que fuera uno de los pocos cómics españoles de la época traducido al inglés, bajo el título de The Cabbie (1987), y con introducción de Art Spiegelman. En 1991 vio la luz una secuela de la obra original, de gran calidad. El año pasado, 2023, La Cúpula publicó una “edición definitiva”, que recopilaba ambas partes, más algunas páginas que conformaban una especie de tráiler de la tercera entrega, además de portadas, ilustraciones y otros materiales realizados por Martí.

Tras sus obras de los años 80, publicadas entre El Víbora y Makoki, principalmente, el autor se retiró de la primera línea. Durante los años 90, apenas si se encuentran un puñado de páginas de Martí, entre ellas, una colaboración puntual en la recordada revista Nosotros Somos Los Muertos, editada por Max y Pere Joan. Será en la última década cuando, de la mano de una nueva generación de dibujantes, como Gonzalo Rueda y Nacho Simal, Martí vuelva a la acción y publique nuevas historias en cabeceras como Lardín o La Cruda, así como “LSD”, una pieza corta publicada en el proyecto de Autsaider Cómics Marrón (2013).

En la actualidad, el dibujante Marc Torices (Barcelona, 1989), se encontraba realizando un proyecto junto con Riera y José Miguel González 'Onliyú' (Madrid, 1952), compañero de generación, consistente en continuar un trabajo inacabado de comienzos de los años 80.

Su muerte toma por sorpresa al público y a sus compañeros de profesión tanto como a sus editores, que preparan nuevas recopilaciones de sus obras, que verán la luz en el futuro; es el caso de Dr. Vértigo o La edad contemporánea, que reunirá sus historias cortas con guion de Onliyú. Martí Riera deja una obra no muy voluminosa, pero profundamente influyente, un hito de la posmodernidad de los años 80, que lo convierten en uno de los más grandes dibujantes españoles de cómic.  

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