Lezama Lima narrador y ensayista, autor de “Paradiso”, novela incalificable comparada, por su experimentalismo y su portentosa verbalidad, con el “Ulises” de Joyce, fue también uno de los poetas más barrocos y excelsos en lengua española del siglo XX. Ahora un libro reúne su poesía completa.
Publicado por Sexto Piso, el volumen, de más de mil páginas, encierra ahora la totalidad de la poesía de José Lezama Lima (La Habana, 1910-1976) en una nueva exhaustiva nueva edición, que incluye poemas que nunca antes se habían publicado.
Una edición que sale cuando se cumplen el 80 aniversario la muerte de Lezama Lima. El libro se abre con su icónico poemario “La muerte de narciso” e incluye “Aventuras sigilosas”, “La fijeza 1949”, “Dador 1960”, “Fragmentos a su imán” 1977, Poemas no publicados en libros; “Sobre el crepúsculo y monstruos del agua”, “Inicio y escape” y “Otros Poemas”.
Además y se cierra con un epílogo sobre el escritor, firmado por César López con el título “Lezama Lima y la primera palabra”.
Luz y oscuridad recorren las páginas escritas por este creador inabarcable, hacedor de un mundo propio en el que el torrente de palabras y metáforas las puso al servicio de las imágenes y la música.
Nacido en la ciudad de La Habana, el 19 de diciembre de 1910, Lezama Lima estudió Derecho, pero fue sobre todo un gran erudito, un lector empedernido de toda clase de temas, que le dieron una gran cultura. Murió a los 65 años de asma, la enfermedad que le persiguió desde la infancia y que le obligó a permanecer en cama durante largos periodos, tiempo que aprovechó para numerosas lecturas que acompañaron a su licenciatura en Leyes por la Universidad de la Habana.
Pero, a pesar de convivir con esta enfermedad, siempre fue un empedernido fumador y amante de la buena mesa, de ahí su gran peso. “Una buena mesa, una buena conversación, y un buen mantel renacentista es una de las cosas que más pueden apetecer en este mundo”, decía Lezama al respecto.
Fue uno de los grandes lectores de los clásicos del siglo de Oro español. “Su obra es una consecuencia de Góngora, y desde luego continuador de San Juan de La Cruz”, decía José Ángel Valente, el fallecido poeta español en cuya obra el escritor cubano dejó más legado que en ningún otro.
Lezama está considerado como un avanzado de su tiempo y a su origen caribeño incorporó varios conceptos de las vanguardias europeas como la idea del predominio del sonido y la imagen sobre el sentido o el concepto de la palabra, tesis que compartían los poetas de vanguardia rusos.
Pero la obra de este poeta, no se entiende sin Cuba. “No podría escribir fuera de Cuba. No concibo otra cosa que ser cubano. Nuestra flora, nuestra fauna”, declaraba Lezama.
El escritor trabajó en el Ministerio de Educación y en otras entidades culturales cubanas durante los primeros años de la Revolución con Castro a la cabeza. Y creó En 1944 una de las revistas literarias más importantes y longevas de Latinoamérica, “Orígenes”.
“Al final, Lezama murió sólo acompañado por su mujer y abandonado en un hospital por las autoridades políticas”, recordaba precisamente a Efe Valente, quien relataba que fue su propia viuda, María Luisa, la que le escribió contándole así sus últimos días.
“Dance la luz reconciliando/al hombre con sus dioses desdeñosos. Ambos sonrientes, diciendo/los vencimientos de la muerte universal y la calidad tranquila de la luz”, escribió el poeta cubano.