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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Siete cuentos de Navidad que nos han enganchado en Twitter y se merecen un 'fav'

Hace dos veranos, Manuel Bartual y Modesto García revolucionaron los límites de la narrativa en redes sociales con la inquietante historia de Nela. Entre los millones de tuits breves y e inconexos, los usuarios de la red social abrazaron la fantasía literaria que consiguió despertar del letargo veraniego y demostró que la ficción seriada no es propiedad exclusiva de la televisión.

De hecho, según explicó Felipe Gil en el “cómo se hizo” el hilo más famoso de 2016, el éxito se debe a que estas creaciones comienzan de forma aparentemente normal. Es una narración fortuita y lo suficientemente cercana como para que cualquiera en la tuitosfera se sienta atraído e identificado. En el verano funcionó el tono thriller de la misma forma que lo hace la novela negra y las películas de sobremesa a la hora de la siesta. Pero en esta época, los hilos que se viralizan tienen un estilo diferente.

Aunque no es algo inherente a dos épocas del año, pues la paciencia y el cuidado que requiere una historia bien narrada se recompensa a través de retuits, hay momentos en los que recalan con más facilidad en nuestras pantallas. Pueden ser divulgaciones, anécdotas graciosas, experiencias traumáticas con moraleja o listas de libros, pero en ningún caso la cantidad de caracteres espanta a los usuarios. Más bien al contrario.

Como ejemplo, la cadena de tuits que le cambió la vida hace unos meses a Emilio, un anciano de 82 años que conmocionó a la red con su tardío sueño de convertirse en escritor. Lo consiguió gracias a que el único ejemplar impreso de su libro cayó en las manos de un joven de 18 años que decidió contar la historia a sus pocos seguidores. Unos días más tarde, El mundo visto a los ochenta salía de la editorial como churros y Emilio cumplió el propósito de propagar su legado. 

Estos días, los hilos nos han ofrecido la versión digital de los cuentos de navidad. No tienen nada que ver con un marcado espíritu navideño ni con todo lo contrario: son historias universales que se lo pondrían difícil hasta al mismo Grinch. Las hay con un solo tuit y otras con decenas, algunas son recuerdos del pasado y otras biografías que no conviene olvidar. Y todas ellas se han viralizado por la misma razón: al final, la navidad sirve para hacer balance de todo el año y ponerle una guinda optimista a los meses que están por llegar.

La monja y el migrante

El viral de las navidades, sin duda, lo ha ofrecido el colaborador de Salvados, Oriol Querol. La historia de Mercedes, una monja de 86 años que se pasó la mitad de su vida en África y su espontánea amistad con Osakpamwan, un migrante de 43 que se encontraba en la calle pidiendo con su currículum siempre preparado, ha recorrido los timelines con casi 30.000 retuits.

La virtud del hilo de Oriol es que reconoce que hay que sacudirse los prejuicios, de un lado y de otro, para compartirla y comprenderla. Y, a la vista de la acogida, es una gran noticia que no haya resultado tan difícil.

Papá Noel al walkie talkie

walkie talkie

Aunque no está tan bien estructurada, la anécdota de Ana despertó una gran acogida en Twitter por las muchas cosas que tiene en común con la anterior. Para empezar, ambas están protagonizadas por desconocidos ayudando de manera altruista en una época especialmente sensible. Para algunos significa pasar las navidades alejados de la familia y, para otros, correr, sudar y engañar (de forma piadosa) para mantener el espíritu entre los más pequeños. 

Ana vio cómo una persona sin nombre ni rostro, solo voz, le echó una mano en esta última tarea con el humilde gesto de hacerse pasar por Papá Noel a través del walkie talkie de sus hijos. “No sé si esto lo leerá quien ha respondido (pienso que ha podido ser un camionero), pero has hecho MAGIA”.

El billete espía de 10 euros

Juanjo Ramírez imagina historias de ficción, como las de Bartual y Modesto, pero con bastante menos repercusión. Su especial de navidad consistió en contar la historia de la ingeniera Marisa Kopelson y un billete de diez euros con la frase “úsalo para hacer del mundo un lugar mejor” que puso a circular por Europa.

Aunque el billete en cuestión estaba trufado de nanotecnología de espionaje, el autor deja a la imaginación de cada uno creer que hay un billete instándonos a obrar bien rodando por Madrid. Y la moraleja es aún más navideña: si llegase a tus manos, ¿qué harías con él? 

Navidad en el Open Arms

El 21 de diciembre, la Fundación Open Arms rescató a 300 personas en mitad del mar Mediterráneo. En ese barco, la tripulación y centenares de personas que huían de la barbarie tuvieron que pasar la Nochebuena y la Navidad. Ahí estaban también la periodista Fabiola Barranco y el fotógrafo Olmo Calvo mientras buscaban un puerto seguro donde poder desembarcar.

Aunque no es un hilo, sino una sucesión de tuits y fotografías, en el perfil de ambos profesionales se está representando un cuento navideño de esperanza y solidaridad. Hay canciones, hay juegos y mucha atención para “que el barco sea un oasis donde la gente pueda descansar y recuperarse del infierno que han vivido”, como dijo el capitán del Open Arms. A veces, no hay nada como un baño de realidad para conocer las lecciones que de verdad importan.

¿Pelota o maletín de maquillaje?

La Navidad deja recuerdos muy particulares en cada persona que la vive, ni siquiera es necesario celebrarla. Los hay felices y familiares, pero a veces también dolorosos y, en ocasiones, creados a una edad tan temprana que dejan una huella imborrable. En el caso de Nando López, ocurrió el día que tuvo que elegir un regalo tras un espectáculo infantil, quiso tomar el maletín de maquillaje y el encargado le puso en las manos una pelota.

El pequeño no entendía nada, pero el rechazo que percibió de ese hombre fue tan fuerte que implantó en él un sentimiento de culpabilidad que nunca desapareció. Años más tarde, López piensa cada Navidad “en la suerte de tener unos padres que me educaron en la libertad, en la autoaceptación y en el amor a los demás y a mí mismo”.

El youtuber septuagenario

youtuber

Como poco, a estas alturas más de 55.000 personas saben que Manolo Castillo Yebra tiene un canal de YouTube de música. Manolo no es millennial ni se ha criado con la tecnología punta ni las redes sociales para sacar partido a la plataforma. A sus 70 años, él se conforma con repartir papelitos en las cafeterías con el santo y seña de su espacio personal. De nuevo, esta no es una historia al uso. Es la muestra de que, en apenas 140 caracteres, Nati Rodríguez hizo a Manolo un poquito más feliz estas navidades. 

La señora que luchó contra los nazis

Como hemos visto, no está escrito que los cuentos de estas fechas deban tener todos temática navideña. Algunos simplemente aprovechan su tiempo libre para divulgar y acercarnos figuras que en otra situación sería difícil descubrir, como la de Frieda Belinfante. La usuaria Cristina Domenech contó la larga historia de esta mujer coraje del siglo XX que luchó contra los nazis, amó a mujeres y se disfrazó de hombre para no ser descubierta por la Gestapo.

Este hilo sorprendió en la mañana del día de Navidad y fue como encontrarse un regalo bajo el árbol. Son casi 100 tuits reposados, sin prisa, con un tono desenfadado y que convierten toda una vida en un pasatiempos útil dentro de esa gran maraña que es la tuitosfera.