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El director de la RAE dice que “no tiene ningún sentido un Diccionario censurado”

EFE

Madrid —

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La Real Academia Española (RAE) revisa “continuamente” las definiciones de términos que pueden resultar ofensivos para algunos colectivos y trata de “suavizar al máximo” la manera en que se describen, pero no los retirará del Diccionario “porque son palabras que existen”.

“No tiene ningún sentido un Diccionario censurado, en el que no aparezcan las palabras que son despreciables, aborrecibles”, asegura el director de la RAE, Darío Villanueva, en una entrevista con EFE, en la que habla de “las reclamaciones” que periódicamente reciben para que cambien definiciones o supriman voces.

La RAE sigue “un criterio muy claro al respecto: la Academia no inventa las palabras, pero tampoco las promociona, no pide a los hispanohablantes que las usen. Lo que hace es recoger las palabras que están realmente en la lengua”.

“Las palabras existen y, con retirarlas del Diccionario, no desaparecen”. Suprimirlas, sería “una manifestación más de censura, cosa que la Academia nunca hará”, subraya el director.

Los hablantes usan el idioma “para ser canallas, para insultar, para ser arbitrarios. Es terrible, pero hemos tenido ejemplos hace muy poco de personas de relevancia política que, por escrito, se han permitido cosas que no son de recibo”, comenta Villanueva, en alusión a la polémica que suscitaron unos “tuits” antisemitas de Guillermo Zapata, concejal del Ayuntamiento de Madrid.

En la próxima edición del diccionario, cuya concepción será plenamente digital, habrá una serie de marcas que “ayuden a entender los significados” de palabras que puedan resultar ofensivas, y que figurarán, por ejemplo, en la acepción de “gitano” que lo identifica con “trapacero” (aquel que “con astucia, falsedades y mentiras procura engañar a alguien en un asunto”).

Esa acepción de “gitano” ha sido revisada “profundamente, con todo el respeto y todo el cuidado”, pero no se retirará porque, como ha dicho Villanueva en más de una ocasión, la Academia “nunca hará un Diccionario políticamente correcto”.

También ha generado problemas el término “autismo”. La Academia “ha perfeccionado la definición médica” de esa palabra, pero las organizaciones relacionadas con el autismo critican a la RAE por una acepción que relaciona al autista con “una persona encerrada en su mundo, conscientemente alejada de la realidad”.

Esa acepción “se utiliza continuamente en prensa, radio y televisión. Por tanto, tiene que estar en el Diccionario”, subraya.

Lo cierto es que todo lo relacionado con la lengua genera siempre una fuerte polémica.

Y es que, subraya Villanueva, “todos nos consideramos dueños del idioma, es el patrimonio más democrático de que disponemos. Nos sentimos legítimamente autorizados para opinar sobre ella y, por ejemplo, si la Ortografía le quita la tilde a un adverbio, es como si te quitaran casi el billetero del bolsillo”.

Así debieron de sentirse los escritores que, en su inmensa mayoría, no han secundado la recomendación de la nueva Ortografía de suprimir la tilde del adverbio “solo”.

“En algunos casos puede que a la RAE se le haya ido la mano, y la reacción está siendo la que conocemos”, admite el director, antes de asegurar que la Ortografía “es extraordinaria, un auténtico tratado modélico para el resto de las lenguas de Europa”.