Duki eleva lo urbano al altar de la música y se consolida como estrella mundial
42 canciones, 2 horas y 30 minutos. Eso es lo que necesitó Mauro Ezequiel Lombardo para coronarse como la máxima referencia de la música urbana en español de la actualidad. En su gira europea, el Santiago Bernabéu en Madrid era la gran cita esperada. Más de 65.000 personas reventaron el estadio a golpe de bailes, cantes y lloros. Sentimientos muy fuertes en lo que fue una consagración de un estilo y de un chaval antes marginal, ahora mainstream. Duki es el gran padrino de la escena argentina y el estadio del Real Madrid le sirvió para festejar junto a los artistas de su país. La mayoría empezó en 2013 soltando rapeadas freestyle en las plazas de Buenos Aires para la competición de El Quinto Escalón. De esas calles han pasado a llenar estadios de fútbol.
La expectación era máxima. Los aledaños del estadio del Real Madrid estaban repletos de fans de Duki. Camisetas de la selección argentina con su nombre a la espalda, sudaderas de merchandising y hasta gente con sus tatuajes de la cara a modo de calcomanía. Ellos y ellas llenaban las largas colas que rodeaban el estadio antes de entrar. Aunque en la rueda de prensa de hace unos días previa al concierto Duki prefirió ponerse un peldaño debajo de Taylor Swift, nada tuvo que envidiarle a la americana. Su base de fans es más un movimiento que una idolatría. Duki representa el éxito de un estilo musical muchas veces infantilizado, marginalizado y estigmatizado. Ya en el estadio, el hype era máximo una vez en el estadio. El coreo al nombre de ‘Duko’ y las ganas de disfrutar eran constantes.
Duki dejó los estudios para ponerse a trabajar muy de joven. En su casa hacía falta el dinero y tocaba colaborar. Dependiente de una farmacia, repartidor o como agente de un call center fueron sus primeros trabajos. El argentino es el ejemplo de una juventud precaria, con trabajos inestables y en constante cambio. La música es lo que le servía de refugio y desahogue al porteño, como a tantos otros jóvenes ayuda hoy a identificarse. Esa complicidad es a la que el propio artista hizo referencia durante varios puntos del concierto. Duki es ese héroe que trasciende a la adversidad. Una historia de éxito de excepción en la que salió de lo difícil para conquistar el altar de la música.
La música urbana y el trap son el nuevo rock. Con una puntualidad impecable, Duki no podía empezar su concierto con otro tema que no fuese Rockstar. En eso se ha convertido. El ‘Duko’ salió con un escenario montado en forma de nave espacial en alusión al que será su nuevo disco; Ameri, un planeta que, según él, es un estado de ánimo que implica un viaje que “se hace con la cabeza en el cielo pero los pies en la tierra”. Duki salió vestido de negro con un chaleco y acompañado por una banda compuesta de guitarra, bajo y batería. Con ayuda del autotune, el de Buenos Aires rapea cada una de sus frases. Aunque al fan más viejo de la música de los 80 le duela reconocerlo, Duki y la música urbana han superado a muchas de esas leyendas del rock. No cualquiera llena un Bernabéu. En esa rabia y evasión en las letras del trap que hace, está la clave que engancha a toda una generación.
La reivindicación de la música urbana
Tras Tumbando y Otro Level salió Rei al escenario. El primero de los diez artistas que acompañaron a Duki durante el show. Con Pininfarina Remix y Pintao empezaron los pogos y los saltos en el concierto. La emoción y efusividad del momento a veces supera a los fans y en ese momento el argentino no tardó nada en detener su concierto porque uno de los asistentes se desmayó en medio de la pista. Hasta cuatro veces pasó la misma situación durante todo el concierto y Duki siempre estuvo rápido para detener sus canciones. Los dos artistas volvieron a empezar la canción desde el inicio una vez la seguridad se estableció.
La sala But, la Riviera, el WiZink y el Bernabéu. Duki no era la primera vez que estaba en Madrid o en España y su ascenso ha sido progresivo. Ha hecho una progresión de salas de en sueño. Para él, nuestro país es su segunda casa y bien pronto sacó las banderas de Argentina y España para agradecer a todo su público la asistencia. Continuó con Piensa en mí o Hablamos mañana. Aunque muchos estaban expectantes, Bad Bunny no acompañó a Duki en la cita. Sí lo hizo una de las personas que más lo quiere: su novia, Emilia Mernes. El estadio casi se cayó literalmente cuando interpretaron Como si no importara y los allí presentes sacaron los flashes de sus móviles. Ambos se fundieron en un beso y un abrazo al finalizar la canción. Esto sirvió para que muchos, hombres y mujeres, llorasen emocionados al ver a la pareja de artistas.
Tampoco salieron los españoles Quevedo o Sticky M.A. a acompañar a Duki. Pero para sorpresa de mucho apareció Nicki Nicole. Duki fue uno de los que impulsó la carrera de esta otra superestrella argentina cuando nadie la conocía. Hoy son los dos máximos referentes de la música urbana de su país. Ambos fueron raperos en las batallas de El Quinto Escalón. Los planos que se veían en las enormes pantallas enfocando desde detrás, dando el punto de vista del artista y viendo a todo el público, cogían más fuerza al pensar que son dos chavales que lograron salir de las calles al éxito musical. Una fiesta a modo de reivindicación para un estilo y unos artistas muchas veces infantilizados y pormenorizados por el simple hecho de ser nuevos.
En 01 enero Lucho SSJ acompañó a Duki. Le tocó el turno al primer español, West Dubai. Estilizado por Martín Ardao con un gorro negro que le cubría toda la cabeza y un outfit sport azul oscuro profundo y negro que replican muchos artistas, interpretaron Contra mí en lo que seguían los pogos. Nadie se lo esperaba, pero al poco salió Jhayco a celebrar con Duki en Rockstar 2.0. Nadie se esperaba la aparición estelar del artista de los 30 millones de oyentes en Spotify y todo le mundo enloqueció.
El concierto iba pasando las fases musicales que ha transitado Duki: el trap, el reguetón o el rap son los estilos que más repite. Con C.R.O. interpretó Hijos de la noche o Harakiri. Tras ello pudo conectar más íntimamente con el público. Duki pudo intimar más con su público en Lost tape. Sentado y a capella dejó asombrado al Bernabéu. Duki es un tipo entrañable. Sabe reconocer el talento y quién lo ha apoyado en el pasado. Dano, aunque ha crecido en España, es otro de esos artistas argentinos que ha aupado toda una escena. No era la cara más conocida de la noche, pero Duki aprovechó para darle su baño de masas en Santo Grial al que se le considera uno de los padres de la ola de música urbana nacida hace ya más de diez años.
“La realidad es que soy chiquito. Todos queremos cambiar el mundo. Yo intento hacerlo con la música y es increíble todo esto. No se si lo consigo como me gustaría, pero trato de hacerlo”. Duki pronunció este discurso tras Hello Cotto y acabó agradeciendo a todo su equipo, familia y amigos toda la ayuda que recibe cada día. “Sin ustedes nada tendría sentido”, exclamó.
Real reconoce real e Ysy A y Neo Pistea tenían que estar en el escenario. Los tres artistas organizaron El Quinto Escalón y formaron el grupo Modo Diablo. Tocando canciones de 2016 volvieron a poner al estadio rendido a sus pies con canciones como No da más, Quavo, Trap n Sport o Vuelta a la Luna.
Duki se tomó un descanso para salir vestido de otra manera e interpretar Acustico ticket y No me llores. Él sí lo hizo. Duki es de esos artistas que destaca la importancia de la salud mental y reivindica la necesidad de llorar si así lo siente. Sus tatuajes en la cara o su pinta de chaval de barrio no le quitan la posibilidad de emocionarse en ese ejemplo de nuevo artista, pero también de nueva masculinidad. Duki ha pasado recientemente por una depresión y no tiene tapujos en hablar de ello. Aseguró que la del Bernabéu era una de las mejores noches de su vida, “sino la mejor”.
Faltaba una gran estrella y no era otro que la otra cara del impulsor de la escena urbana en español a nivel mundial. Bizarrap salió con sus clásicas gafas, gorra y chaqueta. El super producto argentino comenzó haciendo los remixes de las batallas grabadas en El Quinto Escalón. “Llegué a la ciudad y me reciben como si fuera el boss”. Canta Duki en su colaboración Malbec. Ambos han crecido de manera independiente y en el mismo sello, Dale Play Records. Una compañía de amigos que hoy compite con las grandes multinacionales de la música de tú a tú. Bizarrap bajó al escenario y los dos amigos continuaron con Givenchy, la sesión #50 de Bizarrap y She Don’t Give a Fo, una de las canciones que ha construido lo que es ya la leyenda de Duki. Un broche para una noche inolvidable para los allí presentes.
“Sé que tenemos una conexión especial que nos une en cada una de mis canciones”, dijo Duki antes de marcharse. Sigue siendo ese chaval de las calles de Almagro con una sonrisa que no le resta humildad. Aunque ahora es una persona de éxito y ha conseguido lo que pocos, su historia es la de una juventud cambiante y precaria. Unos jóvenes que se identifican con un rostro que ha vivido lo que ellos viven. En esa identificación está lo más grande de la música. Nadie sabe qué será de Duki en el futuro, pero la música urbana seguirá copando carteles de festivales y de conciertos.
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