Beyoncé formó parte del grupo Destiny's Child durante los primeros años de su carrera. Justo antes de que la banda se separase (en 2004) lanzó en solitario un disco que incluía la canción “Crazy in Love”. Este tema fue producido por el que sigue siendo su actual pareja: el productor musical y rapero Jay-Z.
La propia Beyoncé declaraba en 2011 en una entrevista para la revista Billboard: “Crazy in love fue uno de esos momentazos de la cultura popular que nadie esperaba. La verdad es que le pedí a Jay que la incluyera en el álbum la noche antes de que lo lanzáramos. Menos mal que lo hizo”. Y lo curioso es que la canción samplea la canción “Are you my woman” (1970) de The Chi Lites.
El disco que lanzó al estrellato a Marshal Mathers (conocido de hecho como Eminem por sus iniciales leídas en inglés, M and M) y estuvo envuelto en cierta polémica que no trascendió de los círculos de fans porque fue acusado de copiar el estilo y las canciones de otro rapero conocido como Cage. Curiosamente, esta polémica no recoge una copia que ha podido pasar desapercibida durante años. El icónico tema de “My name is” samplea “I got the…” (1975) del artista británico Labi Siffre cuya carrera estuvo vinculada al Jazz, al Soul y al Funk.
Y ahora escuchemos a Labi Siffre, en el minuto 2:32:
En ninguno de estos dos casos ha habido un conflicto mediático por la copia. De hecho copiar no suele ser per sé el origen del conflicto. En el ojo del huracán suelen estar dos cuestiones que se asocian a la idea de copiar: lucrarse a través del trabajo ajeno y no citar la fuente. En muchos casos y sobre todo si se trata de artistas reconocidos, la solución suele pasar por llegar a un acuerdo en el que se paga un canon por usar parte de la canción original. Eso evita cualquier disputa futura pero suele conllevar no citar la fuente. Así la industria perpetúa un modelo en el que parece que ‘se inventan canciones todo el rato’ cuando en realidad ‘se reinventan canciones todo el rato“.
El conflicto suele surgir es cuando ni se cita la fuente ni se paga un canon. Si se produce desde de abajo a arriba no suele tener efectos (ni legales ni mediáticos) porque de hecho es algo que ocurre todo el rato. Tal y como describe Ronaldo Lemos (experto en la materia y actual director de Creative Commons Brasil) en el documental “Good copy, bad copy” (2007), los orígenes del movimiento musical Techno-Brega se produjeron gracias al trabajo de cientos de productores independientes en las favelas del norte de Brasil. Lo que hacían básicamente era remezclar sin piedad toda la música que era popular en aquellos momentos. Y el método era simple: escuchar algo en la radio, buscarlo en Internet, descargarlo y samplearlo.
Cuando ocurre de arriba a abajo, y sobre todo en los últimos años, si nos encontramos con algo de ruido mediático. Recientemente le ocurrió a Jason Derulo. El cantante anunciaba en redes un fragmento de lo que terminaría siendo una de las canciones más utilizadas en TikTok durante todo 2020 (“Savage Love”). En los comentarios comenzaron a criticarlo porque la base de dicha canción pertenecía a un desconocido joven polinesio de 17 años, conocido en Internet como Jawsh 685, que había creado un tema que sonaba exactamente igual y llevaba varios meses online. El tema del joven neozelandés era titulado “Siren Jam” y apenas contaba con varios cientos de visualizaciones. El tema llegó a los medios y Derulo finalmente publicó la canción declarando: “Me lo he pasado bien remezclando a Jawsh 685”.
Por suerte en el mundo de la investigación musical hay quien se dedica a rastrear todas estas cuestiones y las documenta. Whosampled.com es un sitio web (y una aplicación) nacido en 2008 que se dedica a recopilar los samples, versiones y remezclas que hay alrededor de las canciones. En una conferencia musicada titulada “History of Sampling” y llevada a cabo por Chris Read (DJ, investigador musical y uno de los responsables de Whosampled), éste contaba alguno de los casos más sonados.
Uno de los temas discotequeros por excelencia en 2010 fue el “Barbra Streisand” de Duck Sauce. El tema usa un sample de la canción “Oceans of Fantasy” de Boney M, publicado en 1979. Hasta ahí todo reproduce el esquema básico del sampleo y en este caso con dos fuentes bastantes conocidas. Lo que seguramente sea menos sonado es que en realidad el tema de Boney M. era a su vez una versión de una canción publicada en 1973 por el grupo alemán Nighttrain.
“El sampleo no es algo contemporáneo. Desde que existe la música es una práctica muy común que un artista escuchara a otro y dijera: me gusta pero voy a trabajarlo un poco para cambiar algo”, declaraba Read en esa misma charla. Y es que los casos fascinantes que pueden encontrarse en Whosampled son muchos. Por ejemplo el de Luiz Bonfá.
A muchos podría no sonarles el nombre de este guitarrista y compositor brasileño de Bossa Nova fallecido en 2001 y cuya etapa más prolífica de su carrera se produjo en los años 50 y 60. Dos son los ejemplos en los que este músico ha sido sampleado en los últimos años. “Smile Mona Lisa” de Will.I.Am (2013) usa partes de “Manhá de Carnaval” (1959) de Bonfá. Uno de los hits de 2011 (“Somebody I Used To Know”, de Gotye samplea “Seville” (1967), del brasileño. Y yendo más hacia atrás, el mítico tema de hip-hop “Runnin” de The Pharcyde (1995) usa“Saudade Vem Correndo” también de Bonfá .
Durante muchos años todas estas prácticas se encuadraban dentro de lo que se conocía como cultura de la remezcla. En el documental “Copyright criminals” (2009) Ian Edgar, ex miembro de Eclectic Method definía lo que este grupo de VJs y DJs hacía de la siguiente manera: “Cogemos vídeos, música, ritmos y lo mezclamos todo. Luego lo ordenamos todo para crear un ritmo nuevo. Lo que hacemos es muy transparente, es una remezcla”.
Y al margen de las cuestiones legales, esta cultura y estas prácticas son las que permiten que un productor musical desconocido haga colaborar a Eminem y Beyoncé... sin que ninguno de ellos lo sepa.