El escritor italiano Erri de Luca está siendo juzgado en Turín por instigación al sabotaje, pero en su nuevo libro, “La palabra contraria”, asegura que si su opinión es un delito, no va a dejar de cometerlo.
De Luca se mostró hoy indignado ante la prensa española en Roma frente a “la acusación a un escritor por expresar su opinión”, como le ocurrió a él tras señalar en una entrevista en 2013 que la construcción del tren de alta velocidad que unirá Turín (Italia) con Lyon (Francia) debía ser “saboteado”.
“Cuando yo me refiero al sabotaje, no me refiero a los pequeños daños (...) Me refiero a la movilización civil de las poblaciones del valle”, indicó De Luca, quien agregó que “esta lucha ha logrado parar, obstaculizar e impedir de facto esta construcción” del túnel.
“Una protesta popular -dijo- que afecta a niños, ancianos, mujeres, bomberos, policías urbanos y alcaldes. Una cosa buena de los alcaldes de esos municipios es que rechazan reembolsos o compensaciones. No se vende ni la tierra ni la salud”.
“La palabra contraria” (Seix Barral) es un “panfleto político” meridiano e irónico con el que De Luca explica su situación judicial y las razones que le llevaron a unirse al movimiento social “No-TAV” que lucha en el valle de Susa (noroeste de Italia) contra el trazado de ese tren a través de los Alpes.
“Voy a ser procesado por ejercer mi derecho a la palabra contraria (...) Si mi opinión es un delito, no voy a dejar de cometerlo”, son las palabras del escritor que aparecen en la portada del libro.
Aunque el escritor napolitano puede ser condenado de uno a cinco años de prisión, hoy aseguró que en el caso de ser declarado culpable no recurrirá la sentencia.
De Luca se unió a los “No-TAV” hace una década, cuando supo del ataque de la Policía “a bastonazos y por la noche” contra un campamento de activistas, relató.
Muchos de los habitantes de los valles alpinos de Susa, Venaus y Sangone están desde la década de 1990 en pie de guerra, saboteando las instalaciones en un intento -exitoso- de postergar el inicio de las obras, pues consideran que destruirá el paisaje y temen efectos negativos medioambientales y para la salud, pues suponen la remoción de miles de toneladas de uranio y amianto.
De Luca, autor de obras como “Los peces no cierran los ojos” (2012), es uno de los intelectuales que se ha unido a la lucha, y tras su llamada al sabotaje fue denunciado por la constructora, la francesa Turín-Lyon Ferroviaria.
Según la empresa, “tales afirmaciones nada tienen que ver con la libertad de expresión ya que, por sí mismas, configuran una invitación y una instigación a cumplir actos ilícitos, el sabotaje de la TAV”.
De Luca, que a finales de los sesenta formó parte del grupo de extrema izquierda “Lotta Continua” y antes de publicar su primer libro en 1989 fue obrero de Fiat, albañil, camionero y vivió todas las revoluciones, denunció ante la prensa española “la cooperación” entre el denunciante y la Fiscalía de Turín.
Y de esa última consideró que se ha constituido en un órgano de “represión” del movimiento “No-TAV” hasta el punto de crear “mil imputaciones en dos años”.
Asimismo denunció la política de obras públicas en Italia, como la de la línea Turín-Lyon, que “solo sirven para beneficiar a las empresas afines a los partidos políticos” que desde los gobiernos de las últimas décadas han calificado esta obra de “estratégica” e “irrenunciable”.
Sin embargo, De Luca insiste en su vaticinio personal: el túnel del TAV no se llevará a término, aunque aclaró, con aire natural, que eso no importará porque lo verdaderamente crucial en Italia es que las compañías “continúen sacando provecho”.